Rafael Nadal, el rey indiscutido del polvo de ladrillo, levantó el primer título de su carrera en 2004 sobre esa misma superficie. Fue el único que consiguió en aquella temporada. Finalizó el año como el número 51 del mundo a sus 18 años y el mundo del tenis hablaba de él como una promesa, especialmente después de vencer a Roger Federer, el N°1, en Miami ese mismo año.
Su crecimiento en 2005 fue meteórico. Levantó 11 trofeos, entre ellos su primer Grand Slam y cuatro Masters 1000 -dos en polvo y dos en cancha dura-, para trepar hasta el segundo puesto del ranking mundial. Ya era una realidad. Y uno de los que más lo sufrió en ese lapso fue Guillermo Coria, a quien venció en la final de Montecarlo y en una maratónica definición en Roma que este miércoles cumple 19 años.
Coria, de 23 años y vigente subcampeón de Roland Garros por entonces, era uno de los mejores jugadores del mundo en polvo de ladrillo, más allá de que por momentos evidenciaba fragilidad en lo anímico, y fue una prueba de alta complejidad que Nadal superó con creces para dar comienzo a su propia Era. Se impuso en la capital italiana por 6-4, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6 (6) en 5 horas y 14 minutos en el que fue el cuarto partido de mayor duración de los 1297 que hasta ahora disputó a lo largo de su gloriosa carrera.
«El mejor recuerdo es el primero. Extraño jugar los Masters 1000 al mejor de cinco sets y por eso tengo grandes recuerdos de las finales contra Coria y Federer», señaló el mallorquín, ya con 37 años y mientras transita sus últimos torneos como profesional, en la conferencia de prensa previa a su debut en el Foro Itálico.
Hubo otro argentino que padeció el veloz ascenso de Nadal a los primeros planos del tenis: Mariano Puerta, su primer rival en una final de Grand Slam. Se vieron las caras en Roland Garros 2005, la temporada del debut de Rafa en París, y la victoria fue en cuatro sets para el adolescente de pelo por los hombros, remera sin mangas y pantalón pirata, el look distintivo de sus comienzos. Así se convertía en el campeón más joven (19 años y tres días) en el Bois de Boulogne desde Michael Chang (17 años y 110 días) en 1989. Inolvidable.
Y si se trata de hechos que permanecen imborrables a pesar del paso del tiempo, se recuerda especialmente que recibió el trofeo de manos de una leyenda del deporte ya consagrada: Zinedine Zidane. El futbolista francés, campeón del mundo con el seleccionado francés en 1998, atravesaba los últimos momentos de su carrera como futbolista del Real Madrid, club del que justamente es hincha el manacorí.
Muestra de su enorme vigencia es que, veinte años después de sus primera vez debutará en Roma, donde ostenta el récord de 10 títulos, frente al belga Zizou Bergs: «Zizou», como el apodo de Zidane, nombre que le debe al fanatismo de sus padres por legendario futbolista francés. Alcanzó hace dos semanas el puesto 103 del escalafón mundial, su ranking más alto -hoy está 108°-, y disfruta del mejor momento de su carrera después de tiempos realmente difíciles para él.
Sin jugar entre marzo y octubre del 2020 por la pandemia de Covid-19 y, por consiguiente, sin ingresos, estaba fuera del Top 500 y se dedicó a repartir en bicicleta los barbijos que fabricaba su madre. También trabajo en esa época en un LINDL, una cadena de distribución alimentaria, mientras intentaba con el tenis. Hoy su realidad es otra.
Bergs, que cumplirá 25 años el mismo 3 de junio en que Nadal celebrará sus 38, superó la qualy tras vencer al estadounidense Patrick Kypson (150°) y al chino Juncheng Shang (105°).
Rafa va por su tercer torneo seguido
En tanto, el español, hoy 305° del mundo, fue de lesión en lesión a lo largo de su carrera y busca recuperarse después de un 2023 en el que disputó apenas cuatro partidos para despedirse del tenis en su ley, luchando dentro de una cancha.
«Estuve varios días en casa descansando después de jugar en Madrid, vine a Roma y pude entrenarme. Estoy emocionado de jugar acá, donde guardo momentos inolvidables. Es mi tercer torneo seguido y esas son buenas noticias. Tengo que seguir viendo día a día, pero estoy contento por cómo me siento», declaró en conferencia de prensa.
Viene de alcanzar los octavos de final en el Masters 1000 de Madrid, donde ganó tres partidos consecutivos por primera vez desde el US Open 2022 y venció a un Top 20 -Alex De Miñaur, 11° del mundo- por primera vez desde que lo hiciera ante Casper Ruud (4°) en las ATP Finals de ese mismo 2022. Son señales de que el camino de la recuperación está en marcha, más allá de que la fragilidad de su físico es una amenaza constante.
«Estoy disfrutando de jugar. Soy feliz haciendo lo que hago. Cuando hablo de retirarme no es porque ya no sea feliz jugando al tenis o no me sienta lo suficientemente competitivo, sino que se trata de que el cuerpo no era capaz de jugar semanas seguidas, no era capaz de permitirme entrenar y disfrutar de los entrenamientos en el día a día», añadió.
«Mi evolución no es todos los días igual. Tuve algunos momentos difíciles después de Barcelona y también acá el primer día, pero a nivel general la línea es ascendente. Sin dudas. Estoy contento de estar hoy donde estoy porque hace un mes para mí era casi imposible pensar que podría jugar en Barcelona, luego en Madrid y ahora estar acá en Roma», comentó.
Nadal y el negocio del tenis
En la conferencia de prensa Nadal reflexionó sobre las ausencias de Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, afectados por diferentes lesiones. Son dos bajas de peso para el torneo la del número 2 y el 3 del mundo. «Entiendo que para ustedes (los italianos) es una noticia terrible que Jannik no juegue acá, sobre todo por cómo está jugando este año, pero las lesiones siempre están ahí. Esa es la verdad», comenzó diciendo Rafa.
«Si queremos hablar de porqué los jugadores se lesionan, lo digo muy claro: cuando tu cuerpo va al límite, hay lesiones. El tenis es cada vez más y más rápido y lleva a las lesiones. Cuando se juega la mayor parte del año en canchas rápidas y las superficies son cada vez más duras para el cuerpo, vienen las lesiones. Esa es la respuesta sencilla», agregó.
«Luego está el otro mundo, el de los torneos, el negocio. Ese es otro tema. Al final, los jugadores quieren ganar dinero, los torneos quieren ganar dinero… nosotros aceptamos ese papel», apuntó.
«Yo me perdí muchos torneos importantes, muy importantes en mi carrera debido a las lesiones. Como jugador no puede haber quejas, aceptamos lo que pasa y seguimos adelante», sintetizó. «Le deseo todo lo mejor a ambos y deseo encontrarme con ellos en Roland Garros», cerró.