En el peor momento de la Selección Argentina durante el segundo tiempo en la calurosa Houston, la mano inobjetable de Rodrigo De Paul dentro del área le quitó el aliento a los hinchas tanto en el estadio como en los sillones de todo el país. Penal para Ecuador y posibilidad de empate. Sin embargo, si Emiliano Martínez no lo ataja, su amiga la fortuna le cubre la espalda.
Enner Valencia se hizo cargo de la ejecución. Pensó. Lo miró al Dibu. Y le jugó bien al engaño. Su amago hizo que el arquero de la Scaloneta se tirara hacia su izquierda, mientras que la pelota fue al otro lado. Era gol. Y un lindo gol de penal por un toque sutil por abajo. Pero el balón dio en el palo como si fuera en cámara lenta.
Dibu celebró como un gol. Pero, de pronto, unos minutos de duda ya que el VAR chequeó una posible invasión de algún jugador argentino. Pero el árbitro uruguayo, Andrés Matonte, recibió la indicación de cobrar una invasión ecuatoriana y otorgó un tiro libre indirecto para los dirigidos por Lionel Scaloni. Respiró la Argentina