Las eliminaciones en el fútbol duelen y exponen situaciones. El ejercicio tal vez no sea saludable, aunque se presenta inevitablemente: se buscan culpables en las derrotas. Entonces, la lupa se ajustó en los jugadores, en el entrenador Diego Martínez y en la dirigencia encabezada por Juan Román Riquelme. Es verdad que la roja de Luis Advíncula a los 27 segundos fue clave para el desarrollo del duelo ante Cruzeiro, pero el compromiso de los jugadores para con el club y el técnico fue emocionante. También fueron acertadas las lecturas del DT, que hizo cambios y retoques que le permitieron al equipo llegar hasta los penales. Así, en la balanza de responsabilidades los que salen más desfavorecidos son los dirigentes, con Riquelme y el Consejo del Fútbol como principales apuntados por los hinchas.

Está sucediendo algo inédito por estas horas: los hinchas que respaldan con fervor Riquelme lo están empezando a cuestionar. Existen otros simpatizantes que han criticado a Román desde que entró en la política del club en 2020, pero la mayoría de ellos lo ha hecho por una motivación partidaria. Ahora, a los dirigentes se los apunta por el último mercado de pases, por algunas distracciones burocráticas y por la falta de títulos rutilantes.

No viene siendo el de 2024 un año amistoso para Riquelme y sus colaboradores. La no clasificación a la Copa Libertadores tras perder la final en 2023 contra Fluminense en el Maracaná es una herida que volvió a hacerse presente tras la eliminación en octavos de final de la Copa Sudamericana. Más allá de los modos, para Boca es una enorme decepción quedar afuera de manera tan prematura en la menos importante de las competiciones a nivel internacional.

El presidente de Boca, Juan Román Riquelme, saluda a los hinchas tras regresar a la Argentina. (Fernando De la Orden)El presidente de Boca, Juan Román Riquelme, saluda a los hinchas tras regresar a la Argentina. (Fernando De la Orden)

¿Qué ponen en debate los hinchas de Boca por estas horas? La gestión de la dirigencia en los últimos meses. El mercado de verano fue bueno con las incorporaciones de Lautaro Blanco, Cristian Lema y Kevin Zenón, tres futbolistas que llegaron para meterse en el equipo titular. No sucedió lo mismo con el actual libro de pases: se reforzó con apuestas o alternativas y con pocas certezas. El espejo de River siempre se hace presente, claro. Y la institución de Núñez -con la llegada de Marcelo Gallardo, es cierto- trajo a los campeones del mundo Germán Pezzella y Marcos Acuña, y a Fabricio Bustos y Maximiliano Meza, ambos con pasado en la Selección. A Boca arribaron el veterano Gary Medel (37 años), las incógnitas Agustín Martegani, Tomás Belomonte, Brian Aguirre e Ignacio Miramón, mientras que Milton Giménez llegó para ser la alternativa de Edinson Cavani.

No rompió el mercado Boca, a quien le ingresaron cerca de 40 millones de dólares por las salidas de Ezequiel Fernández y de Aaron Anselmino, que se quedó a préstamo. La ausencia de Equi es la más notoria y pesada: se evidenció demasiado en Belo Horizonte. Riquelme soñó con Thiago Almada, que finalmente recaló en Botafogo de Brasil. Por Matías Galarza se negoció durante días y terminó en Talleres de Córdoba. Tampoco llegaron a buen puerto los intentos por Alan Velasco (Dallas de la MLS), Giuliano Galoppo (San Pablo) y Carlos Palacios (Colo-Colo).

Una estadística sirve para graficar los rendimientos de Boca en el plano internacional desde que Riquelme asumió como dirigente: jugó 13 partidos eliminatorios ante rivales brasileños y sólo ganó 2 (apenas el 15 por ciento), con 7 empates y 4 caídas.

Diego Martínez y Gary Medel consuelan a Miguel Merentiel luego de fallar el penal contra Cruzeiro. (Photo DOUGLAS MAGNO / AFP)Diego Martínez y Gary Medel consuelan a Miguel Merentiel luego de fallar el penal contra Cruzeiro. (Photo DOUGLAS MAGNO / AFP)

“Nunca escuché en la tele que digan qué bien Boca que deja que los chicos vayan a representar a la Selección en los Juegos Olímpicos”, se quejó Román en la semana. Esa acertada determinación de los dirigentes encontró algunos cuestionamientos entre los hinchas porque Boca perdió el mediocampo (Equi, Medina y Zenón) para el Repechaje contra Independiente del Valle. A eso hay que sumarle la mala inclusión en la lista de buena fe para la Sudamericana de los refuerzos, quienes no pudieron estar disponibles frente a los ecuatorianos.

Habrá que esperar los próximos pasos de Riquelme. Por lo bajo, sus intérpretes ya empiezan a hablar de un supuesto malestar del presidente para con el entrenador por el nivel futbolístico del equipo. “Creemos que podemos jugar mejor”, avisó Román en ESPN. “Porque en las adversidades es donde conocemos nuestras mayores virtudes. Lucharon, compitieron y dejaron a nuestro escudo en lo más alto. Estoy orgulloso de ustedes por lo que hicieron hoy en Brasil, orgulloso de pertenecer a este club, orgulloso de amar tanto a Boca. ¡Gracias!”, publicó Mauricio Serna, miembro del Consejo, en redes. Al cabo, la de Chicho fue la única palabra dirigencial tras la caída.

Para Martínez asoma un mes trascendental. Este lunes jugará en La Plata ante Estudiantes y entre viernes y sábado jugaría en Mendoza ante Talleres por los octavos de final de la Copa Argentina. Luego, por el torneo doméstico, Rosario Central, Racing y River, el domingo 22 en la Bombonera (se pasaría al sábado 21 porque los de Gallardo jugarán en Chile por la Copa el martes siguiente).

Hay que pensar en acomodar el campeonato y seguir peleando la Copa Argentina. Es muy doloroso quedar eliminado, pero este grupo mostró que sale de adversidades y vamos a salir de este duro golpe. Seguiremos mirando para adelante todas las cosas que tenemos para competir el resto del año”, contó Martínez luego de la derrota contra Cruzeiro. Y agregó: “Me siento orgulloso de este equipo. Perder nos da tristeza, impotencia, bronca, pero a la vez quiero destacar lo que hicieron estos futbolistas que dejaron a esta institución bien arriba, bien representada”.

Martínez sigue en observación porque el equipo aún no halló una identidad definida. En estos ocho meses de trabajo convivieron pasajes de buen fútbol con otros preocupantes. Pero en Brasil los futbolistas demostraron adentro de la cancha que respaldan al DT. Y ese no es un dato menor. En tanto, los números del Gigoló no son malos: ganó 19, empató 13 y perdió 7. Pero no pudo coronar en la Copa de la Liga (cayó en semifinales contra Estudiantes) y en la Liga Profesional se encuentra en el octavo puesto.

Claro que Martínez tiene cosas por ajustar. Una cuestión llamativa es la cantidad de veces que Boca comenzó perdiendo: en 17 de los 39 partidos que disputó en el año. De ese total, en 7 ocasiones perdió, en 4 empató y en 6 lo pudo revertir. Tal vez la medalla más grande para el entrenador es que no cayó en ninguno de los 5 clásicos que jugó (se impuso en 4). Entre ellos eliminó a River en un mata-mata, en Córdoba, por la Copa de la Liga.

Vendrán días de reflexión en Boca tras la dura eliminación ante Cruzeiro. Harán sus análisis los integrantes del cuerpo técnico y los dirigentes. Y también los hinchas sacarán sus conclusiones.



Fuente Clarin

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