Jakob Ingebrigtsen es un prodigio del atletismo mundial. Con 23 años, es el campeón olímpico de los 1.500 metros y el bicampeón mundial de los 5.000. Un deportista en constante crecimiento, que está cuarto en el ranking histórico de los 1.500 (3m27s14 en Chorzów, Polonia, en julio pasado), tercero en los 3.000 (7m23s63 en Eugene en septiembre pasado) y 19° en los 5.000 (12m48s45 en Florencia, en junio de 2021). Estos pergaminos lo convierten en una voz autorizada a la hora de hablar del deporte. Por eso resonaron fuerte sus palabras sobre el flagelo del doping.
“Creo que el doping es peor ahora que hace diez años. Es difícil demostrarlo, pero es lo que siento. El problema ahora es que vemos menos controles positivos y eso me preocupa mucho. Es una señal de que la gente se está volviendo más inteligente y encuentran mejores formas de evadir la detección o quizá que los controles no detectan lo suficiente”, declaró el mediofondista noruego.
Para Ingebrigtsen, hay una satisfacción adicional en terminar adelante de un presunto tramposo en una pista de atletismo.
“Es la destrucción definitiva. Es más vergonzoso para ellos: aunque tengan los huevos de hacer trampas, no lo hacen bien”, dijo en una extensa entrevista publicada por el diario británico The Times, en la que se mostró en su casa con su esposa embarazada.
Uno de los atletas con el que ha mantenido una dura rivalidad en los últimos años ha sido el español Mohamed Katir, quien lo escoltó en los 5.000 metros del Mundial de Budapest 2023. Pues bien, este atleta fue sancionado por dos años por haber estado ilocalizable a la hora de realizarle tres controles antidoping y no podrá competir hasta el 6 de febrero de 2026.
En plena recuperación de una lesión en uno de sus tendones de Aquiles, Ingebrigtsen decidió saltearse la temporada bajo techo en el invierno europeo, incluyendo el Mundial de Glascow. Su foco está puesto en el Campeonato Europeo en Roma y obviamente en los Juegos Olímpicos de París, donde intentará ser campeón en los 1.500 y en los 5.000.
“Correré en Roma. Si mi esposa da a luz el mismo día en que me toque correr, entonces correré y luego me iré a casa. Así es la vida”, sentenció como filosofía personal. Guste o no, así es Jakob.
Muchos lo ven arrogante, pero su mirada es bien diferente. “Algunos atletas tienen miedo de decir que van a ganar porque temen la caída si no lo hacen. ¿Qué gracia tiene ser así? Si no quiero ganar, me voy a leer un libro. Esto es una competencia. No es una historia de amor”, sentenció.
Y cerró con ambición: “El mejor atleta de todos los tiempos no ha sido coronado aún. Ganar cinco o seis medallas de oro olímpicas en todas las disciplinas sería el final de la discusión”.