Murió Juan María Traverso, uno de los ídolos más grandes en la ya grandiosa historia del automovilismo argentino. Por sus triunfos, sus títulos, su personalidad, el Flaco marcó una época, con muchas marcas y en varias categorías. Sin embargo, cuando obtuvo la victoria más grandilocuente de su trayectoria deportiva, ni se dio cuenta de lo que estaba logrando: ganar con su auto prendido fuego.

El 3 de abril de 1988 el TC 2000 disputó la segunda fecha de la temporada en el autódromo de General Roca, en la provincia de Río Negro. Allí, Traverso, con la Renault Fuego preparada por el legendario Oreste Berta, continuaba con su racha triunfal. Pero sobre el final, llegó lo inesperado. La máquina comenzó a humear y Traverso empezó a ser asediado por Silvio Oltra. La tensión aumentó. Traverso parecía que no llegaba a la bandera a cuadros, y su rival buscaba el hueco para superarlo.

“Se me rompió una manguera y comencé a perder aceite, fundamentalmente sobre los escapes. Llegué a derramar prácticamente todo el lubricante en las últimas tres vueltas, lo que hizo levantar la temperatura del motor hasta ponerlo al rojo vivo”, comentó Traverso al explicar aquella situación tan particular.

“Noté el humo, que entraba al habitáculo. Y comenzó a molestarme, cada vez más. Ya a lo último se complicaba hasta para respirar. Pero faltaba muy poco para la llegada y no quería resignar el triunfo, por lo que seguí a fondo hasta el final”, destacó el “Flaco”, que aquel mediodía patagónico se reflejó por la pantalla del televisor con un dramatismo poco habitual.

Finalmente la Fuego blanca, envuelta en llamaradas, cruzó la línea de meta. “¡Ganó Traverso!”, fue el grito desesperado de Raúl Barceló, que relataba la carrera del TC 2000 por TV. Y ahí nomás, el auto se detuvo, el fuego se reavivó y Traverso se bajó del auto como si fuese el final de una película. Al abandonar el coche levantó los brazos y el público lo ovacionó. Quizá recién allí se dio cuenta de cuál era el real peligro que corría arriba de ese auto en llamas.

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El día que Juan María Traverso ganó con una Cupé Fuego envuelta en llamas.

«Fue un momento clave. Me dije puedo ganar o se puede quemar. Si se quema me bajo, me desaté los cinturones, destrabé la puerta, miré dónde estaban los bomberos como para estacionar allí si se ponía fea la cosa», comentó Traverso tiempo después.

“En el momento no me llamó tanto la atención. Desde adentro del auto no percibía el fuego como sí lo veían desde afuera”, destacó. Allí la sorpresa, cuando todo terminó y el público y los periodistas acudieron como nunca ante el gran campeón.

Traverso sabia de victorias memorables. Dos años antes, en Pigüé, había ganado con apenas tres ruedas al cruzar la meta, venciendo a Mario Gayraud, con quien pugnaba por la corona.

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Una de las sociedades más ganadoras del automovilismo nacional incluye un capítulo de película en una inolvidable carrera del TC2000, en 1988, en General Roca.

El rival siempre otorga prestigio. En este caso, Oltra era el campeón reinante, además de haber ganado en la fecha inaugural de la temporada 1988, en Mar del Plata. Además dominaba la competencia, mientras que Traverso había partido desde la cuarta posición.

A sólo cuatro giros del final (45 de 49), Oltra se complicó ante el rezagado Carlos Crocco, y Traverso, que ya estaba segundo, los superó a ambos.

Justo en ese momento comenzaron los problemas mecánicos para Traverso. Hasta que el desenlace llegó con esa llamarada histórica. «La Renault Fuego con la que gané en General Roca aquella carrera histórica para muchos debe ser un pedazo de fierro, para mí es mi amiga. Aquel día cuando aguantó hasta el final prendida fuego me demostró que los autos también tienen sentimientos. Es por eso que es uno de mis tesoros más preciados y es una de mis joyas del museo», destacó años más tarde.

El épico triunfo fue el primero de los tres en 1988. Los siguientes fueron en Entre Ríos, tanto Paraná como Concordia. Fue segundo en Buenos Aires, Pigüé, Las Parejas, Rafaela, y Balcarce. Y se alzó con la segunda corona de la categoría.

Traverso hizo historia. Aunque en ese momento no se haya percatado de lo que significó para el público aquel triunfo de la Fuego prendida fuego. Y el tiempo haya acomodado esa victoria como la más recordada en el rico historial del ídolo eterno.



Fuente Clarin

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