Hay una buena publicidad que surgió en la previa de esta Copa América que plantea lo que hubiera pasado si determinadas acciones en la vida deportiva de la Selección hubiesen tenido otro desenlace. El cabezazo de Ariel Ortega contra Holanda en el Mundial 1998, el “grupo de la muerte” en Corea/Japón 2022, la definición por arriba de Rodrigo Palacio en Brasil 2014 y un montón más.

Pero, ¿qué hubiera pasado si Ángel Di María no se hubiera subido a la bicicleta de su mamá Diana para ir a entrenar, si su papá Miguel no hubiera trabajado de más llenando bolsas de carbón para poder cumplir su sueño, si no se hubiera decidido a romper la pared después de tantas decepciones, y si no hubiera hecho goles en casi todas las finales con Argentina?

En los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en el Maracaná, en la Copa América 2021, en Wembley para la Finalissima 2022, en el Lusail para Qatar 2022, en un montón de otras canchas en sus 5.790 días vestido de celeste y blanco que terminaron este domingo en el Hard Rock, donde si bien no convirtió, fue otra vez decisivo al ser el MVP del partido, es decir el mejor jugador de la cancha.

Probablemente hubiéramos sido mucho más tristes sin Di María. Porque la felicidad, más allá de lo que digan muchos, no puede explicarse solo si la pelota entra o no a un arco. Por más que el propio ‘Fideo’ confesó entre lágrimas junto a su mujer Jorgelina Cardoso en un video que se hizo viral por estas horas de despedida que ya no recibía críticas mientras lo justificaba mostrando un sticker de la Copa del Mundo en un termo.

Qué poco felices hubiéramos sido sin tantos festejos de manos en forma de corazón, los que ahora los chicos y las chicas usan para demostrar amor. No hubiéramos tenido una medalla dorada olímpica, ni un título Sub 20 más en las vitrinas.

Pero cómo no vamos a estar felices por el cierre de una historia de un ‘Fideo’ que se plantó contra el club más poderoso del mundo para ponerse la camiseta de la Selección en una final del Mundo, incluso en desventaja física.

Si hasta nos hizo llorar antes de que empezara el duelo ante Colombia cuando abrazó a sus hijas Pía y Mía, esa por la que pasó largas noches en el hospital. Fue el preludio del último capítulo de Angelito en la Selección Argentina, un camino que nadie olvidará.

Las hijas de Di María ingresan con la pelota para la final. Las hijas de Di María ingresan con la pelota para la final.

“Estaba escrito. Soñé que llegábamos a la final y que la ganábamos. Soñé que me retiraba de esta manera. Se los dije anoche a los chicos. Tengo tantas sensaciones hermosas en el cuerpo, estoy eternamente agradecido”, expresó entre lágrimas de emoción Di María luego del final del partido.

Fideo ya era campeón una vez más. La cuarta Copa con la Selección Mayor, algo que hoy se ve sencillo pero que fue muy díficil de conseguir. “Parece fácil pero es muy difícil. Lo sé porque viví del otro lado también. Llegar a las finales y no ganarlas. Y ahora se está dando”, afirmó. Y también se acordó de sus ex compañeros, los de la otra camada, que tan cerca estuvieron de los logros y que hoy son también reivindicados.

Di María jugó casi todo el partido (fue reemplazado por Nicolás Otamendi, otro amigo, a cuatro minutos del final) en el Hard Rock de Miami. Arrancó por la derecha, contenido, ya que era más volante que delantero, para pararse cerca de Gonzalo Montiel y ayudar al lateral para frenar a los jugadores colombianos que iban por ese sector. Pero estaba incómodo el zurdo. Y Lionel Scaloni lo notó.

Entonces, el entrenador lo llamó y le dijo que cambiara de sector. En la izquierda, Di María entró más en juego y tomó más contacto con la pelota, la cual la jugó con criterio. A su vez, fue y vino incasnablemente por la banda. Cuando Messi salió lesionado, Angelito se puso la cinta de capitán. En su última función no pudo terminar el encuentro junto a su amigo y socio futbolístico, pero el zurdo asumió el reto de quedar al mando del equipo. Y le dedicó palabras a él también, claro. “Me quedé mal porque Leo tuvo que salir por el problema en el tobillo. Pero por suerte pudimos darle esta alegría a él y fue una noche redonda”, aseguró el rosarino.

Ángel Di María, Lionel Messi y Nicolás Otamendi. Foto: REUTERS/Agustin MarcarianÁngel Di María, Lionel Messi y Nicolás Otamendi. Foto: REUTERS/Agustin Marcarian

En el momento en el que Messi dejó la cancha, Di María volvió a la derecha, ya que del otro lado quedó Nicolás González. Y desde ahí. en el segundo tiempo suplementario metió un centro que Lautaro Martínez no llegó a conectar.

El propio Di María también había tenido su chance. Fue al inicio del complemento en el tiempo regular cuando encaró en diagonal por la izquierda y cruzó el remate pero Vargas se lo manoteó.

Di María seguirá jugando al fútbol, seguramente en Benfica de Portugal, pero en Miami le puso punto final a su estadía en la Selección. Y lo hizo a lo grande, siendo campeón una vez más. En la Mayor, fueron 16 años (desde el 6 de septiembre de 2008 en un 1-1 ante Paraguay por Eliminatorias), 145 partidos, 30 goles y 30 asistencias y 4 títulos: la Copa del Mundo, la Finalissima y dos Copa América. La última de ellas fue anoche. Con sonrisas y lágrimas de emoción. Otra vez campeón.



Fuente Clarin

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