Andrés Haupt y Gustavo Verón llegaron ilusionados a Venezuela desde Argentina, el año pasado, luego de aceptar la oferta que les permitía comenzar un nuevo proyecto en las divisiones inferiores del club Deportivo La Guaira. Sin embargo, la alegría duró poco cuando a los pocos meses su vida dio un vuelco de 180 grados y todo se transformó en un completo calvario. Es que nunca pensaron que en lo que aparentaba ser un simple amistoso contra la Universidad Central de Venezuela (UCV), una «riña típica de un partido» que se produjo en el medio, les causaría pasar tres meses privados de su libertad.
Poco menos de un semestre duró el proyecto de los entrenadores argentinos en Venezuela. Asumieron en agosto del 2023, Andrés bajo el rol de coordinador metodológico y Gustavo como coordinador general, con la misión de «apostar por el desarrollo de categorías formativas». No obstante, el pasado 27 de febrero debieron ponerle -por ahora- un punto final a su trabajo y vida personal de manera abrupta. Todo ocurrió como consecuencia de la gresca generada en un amistoso contra la UCV, club al que se señala de tener relación con el presidente venezolano Nicolás Maduro.
La tensa situación cuenta con material multimedia que lo respalda, aunque no en su totalidad, ya que el video finaliza en el momento donde comienzan a lanzarse los primeros golpes entre más de 20 personas, donde estarían involucrados los dos argentinos. Ambos cuentan con el carnet profesional de entrenadores de la ATFA (Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino) y también poseen la licencia de Conmebol.
Tan solo un día más tarde de lo que parecía ser un simple conflicto que quedó en la cancha, los dos DT recibieron la noticia menos esperada. Andrés fue detenido mientras se encontraba en su domicilio y Gustavo quedó privado de su libertad luego de acatar la orden que se le dio de presentarse a declarar en comisaría.
Ambos fueron acusados de «lesiones» e «incitación al odio» por José Alexander Gelvez Monterrey, hermano del vicepresidente de la UCV, quien acusa haber recibido golpes de parte de los técnicos argentinos durante la tangana. Los dos desmienten rotundamente ser culpables de los hechos por los que se los imputa. Sin embargo, ya pasaron tres meses desde aquel momento y aún continúan sin haber tenido la posibilidad de declarar en su defensa.
«Es una riña que no se divisa nada con claridad. Tampoco hay pruebas que justifiquen una agresión grave«, le cuenta la defensa de los entrenadores a Clarín, en medio de un proceso judicial que intentan destrabar.
Matías Morla, ex letrado de Diego Maradona, fue quien en las últimas dos semanas se puso a disposición de los técnicos al enterarse de su conflicto y comenzó a trabajar en su favor para avanzar sobre la causa. «Todo lo que tienen los detenidos para declarar aún no pudo salir de su boca. Ya no quieren mensajearse solo con sus familiares o abogados, a pesar de funcionar como un gran apoyo», afirman desde su círculo.
A partir del momento de su detención, tanto Andrés como Gustavo se encuentran en la misma comisaría, llamada alcaldía en Venezuela. Cuentan con la posibilidad de contactarse con su familia únicamente mediante mensaje de texto para intentar llevar de la mejor forma posible la situación. No se les permite la chance de realizar una videollamada. Por lo tanto, ninguno de sus seres queridos tuvo la posibilidad de verles el rostro desde febrero. Ambos entrenadores se habían mudado a Venezuela junto a sus familias para comenzar este nuevo proyecto de vida.
Desde la dirigencia de Deportivo La Guaira también se mantienen activos desde el primer momento. Sin embargo destacan que el presidente, George Antar, «a pesar de que no los dejó tirados, les dice siempre que ‘a la siguiente semana’ van a salir, pero no pasa nada«.
Mientras aguardan para declarar por primera vez desde que fueron detenidos, las noches y las semanas privados de su libertad continúan pasando para los DTs argentinos. En un principio, la audiencia preliminar estaba pautada para el 9 de mayo, pero sin motivo aparente se postergó para el martes 21. Una situación que no deja de preocupar al entorno de los acusados y su equipo.
La fecha estipulada para finalmente llevarse adelante la audiencia es el día clave al que apuntan Andrés y Gustavo en conseguir la libertad luego de tres meses. «Ellos saben que deben afrontar un proceso judicial correspondiente a la causa, pero la idea es que lo hagan en libertad«, le explicitan a este diario, agregando que los entrenadores «están ansiosos, con incertidumbre y lógicamente con miedo, sabiendo que llevan meses detenidos«.
En consecuencia, el propio Morla se encuentra en tratativas «con organismos internacionales, cancillería y la procuradería venezolana para llevar adelante un proceso que les garantice la libertad y les asegure su derecho a la defensa, el cual vienen aguardando ejercer desde hace tres meses».
El principal fundamento en el que se basa el letrado para solicitar la libertad de los técnicos es que «no existe argumento jurídico que sostenga la detención«. «El delito por el que se los imputa es menor, pero además ellos no tienen peligro de fuga, porque tanto Andrés como Gustavo poseen residencia y vivienda en Venezuela. Justamente, Andrés fue detenido en su casa y Gustavo podría haber escapado pero decidió presentarse sin ningún problema a comisaría cuando se le solicitó», aclaran.
Debido a lo que consideran como una «detención injusta», desde el entorno de Morla sustentan que los técnicos argentinos «son rehenes de una disputa política entre Venezuela y Argentina«.
«La idea es que puedan irse a sus casas el 21 y continuar el proceso judicial correspondiente en libertad», es la premisa que sostienen. No existe la intención de entrometerse en el avance de la causa, la cual según el código penal de Venezuela puede definir una sentencia de 10 a 20 años de prisión para los entrenadores argentinos, en caso de verse culpables por «incitación al odio».
La incertidumbre y preocupación en Andrés y Gustavo es total. Aspiran a que el próximo martes puedan dar el primer paso hacia su libertad. Y aunque lo dudan, desde su defensa tienen en mente «acudir a organismos de derechos humanos» en caso de que la audiencia preliminar vuelva a postergarse.
Mientras tanto, los entrenadores argentinos buscan retomar lo antes posible su vida cotidiana y volver al ruedo de aquel desafío que simplemente asumieron para «potenciar y formar» juveniles, según ellos mismos contaron en agosto, antes de recibir el parate menos esperado de su vida.