Por primera vez en el ciclo, Lionel Scaloni apostó desde el arranque por el tridente conformado por Messi, Julián Álvarez y Lautaro Martínez y la prueba ante la débil Bolivia fue con un rotundo aprobado: al cabo de la etapa inicial, cada uno había marcado su gol con la Pulga como figura primordial para festejar el primero y para asistir a sus laderos en los restantes.

Tite, entrenador de Brasil en el Mundial de Qatar, solía decir que utilizaba a los futbolistas brasileños en los lugares en los que se desempeñaban en sus equipos debido a que en los seleccionados no sobra el tiempo para trabajar. Tal vez en algo de eso pensó Scaloni al mandar a volantear por izquierda al Araña, tal como hace en algunos partidos en Atlético de Madrid. “Julián puede jugar lejos del arco, porque tiene trabajo, recuperación de pelota y porque es comprometido con lo que le pase al equipo”, explicó Diego Pablo Simeone, quien además aclaró que la mejor posición de Julián es la de acompañante del delantero centro.

Así, la Scaloneta se plantó con un 4-4-2 flexible que por momentos mutó a un 4-3-3 cuando Messi y Julián se hacían anchos por las bandas. Algo fue constante: la presencia de Lautaro Martínez entre los zagueros bolivianos. Y este movimiento se puede realizar por la generosidad de Álvarez, el que más corre, como si no fuese un futbolista consagrado. En el gol de Lautaro, por caso, el ex River llegó a defender cerca de Nicolás Tagliafico y entregó un gran pase al espacio para Messi, que le cedió el gol al ‘Toro’.

El primero de Messi había llegado tras una presión de Lautaro Martínez. Y el tercero de Julián fue luego de una avivada de Leo, que ejecutó rápido un tiro libre para dejar al ex River de cara al gol.

La conexión entre los tres fue muy buena en esa etapa inicial porque Rodrigo De Paul, Enzo Fernández y Cristian Romero estuvieron muy finos en los pases filtrados. Tuyo fluyó en la Scaloneta, que este año todavía no había regalado un juego perfecto como el de la noche del Monumental.

En el complemento podían pasar dos cosas: Argentina seguía con el pie en el acelerador o lo sacaba. Pasó lo primero y por eso sufrió Bolivia. Messi no tuvo piedad y siguió encendido: es posible que haya sido uno de los partidos en el que más veces tocó el balón (88). Una sensación arrojó el segundo tiempo: alcanzaba con pasarle la pelota a la Pulga en cualquier lugar para que él invente algo. Magia, se le suele llamar. Pasó en el quinto y sexto gol de la Scaloneta: la agarró en tres cuartos y se fue al gol.

Antes de los dos gritos de Messi, Nahuel Molina recibió un pase de crack de Leandro Paredes y Thiago Almada, el otro ingresado, tocó a la red para el 4-0 parcial.

Se fue otra noche histórica de la Scaloneta por el festival y por lo que brilló Messi, el futbolista al que ya no le caben adjetivos. Tiene 37 años, juega en una liga menor como la MLS y sigue siendo el mejor del mundo. Lo mejor de todo: cada vez falta menos para el Mundial.



Fuente Clarin

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