Rafting, pádel, trekking, brindis con los mejores vinos, asados, sobremesas, bromas y anécdotas de las batallas ganadas (y las perdidas, también) sobre el parqué. Así fue cómo los integrantes de la Generación Dorada del básquetbol, un grupo de amigos hermanados por una de las mayores gestas históricas del deporte argentino, disfrutaron de un inolvidable «viaje de egresados» con un escapada a Mendoza bajo la excusa de recordar los 20 años de la medalla de oro obtenida en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Estuvieron solos los 12 jugadores. Fue un encuentro a pura felicidad y nostalgia de un grupo unido, creativo y armonioso que durante 15 años hizo historia en el deporte argentino. El viaje duró cinco días, de lunes a viernes, con una agenda repleta de placeres, almuerzos y cenas en bodegas. Practicaron deportes al aire libre, en días soleados y con vistas a la cordillera de los Andes.

Estuvieron alojados en La María, un petit hotel de Chacras de Coria. En suites dobles compartidas estuvieron Juan Ignacio Sánchez, Emanuel Ginóbili, Alejandro Montecchia, Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Gabriel Fernández, Hugo Sconochini, Luis Scola, Leonardo Gutiérrez, Andrés Nocioni, Carlos Delfino y Rubén Wolkowyski.

Los integrantes de grupo de elite, que hoy tienen entre 42 y 53 años, tenían esta cuenta pendiente. Y la saldaron con una escapada grupal, sin las familias, sin el cuerpo técnico que lideraba Rubén Magnano y sin fanáticos, esos que el sábado por la noche los abrazaron en el estadio Mary Terán de Weiss de Villa Soldati. Hasta el Lancha Delfino, que pensó en bajarse del viaje porque está compitiendo aún en la liga italiana y debía regresar a Europa, pidió unos días extra de licencia para estar presente en Mendoza.

Los doce dorados y un viaje inolvidable. Los doce dorados y un viaje inolvidable.

Asado y vino

La Generación Dorada arrancó con un almuerzo en el restaurante con el menú más caro de la Argentina, Angélica Cocina Maestra, en Agrelo, Luján de Cuyo. El anfitrión fue el «Messi del vino», Alejandro Vigil, director enológico de Catena Zapata y El Enemigo Wines.

El restaurante está en el mismo predio de la bodega, conocida como La Pirámide, por su estructura de pirámide maya. Y tiene un edificio que está inspirado en un borgo de La Toscana, con un amplio salón vidriado con vista a los viñedos y la huerta, sala de barricas, cava para la producción de destilados, un lago y hermosos jardines.

En Catena junto al "Messi del vino", Ale Vigil. Foto: @GeneracionDoradaEn Catena junto al «Messi del vino», Ale Vigil. Foto: @GeneracionDorada

Por la noche, siguieron con el raid enogastronómico. Cenaron en Zonda, Cocina de Paisajes, de la bodega Lagarde, un restaurante con doble estrella Michelín, roja y verde. La propuesta es de fine dining, que define a la experiencia gastronómica más sofisticada, especial y que rescata los productos autóctonos.

En Zonda, el restaurante de bodega Lagarde. Foto: @GeneracionDoradaEn Zonda, el restaurante de bodega Lagarde. Foto: @GeneracionDorada

El martes, los 12 dorados del equipo hicieron rafting en Potrerillos, por el río Mendoza, un circuito aventura con rápidos Clase III y IV, aguas abajo, a la vera de la ruta internacional hacia Chile.

El almuerzo fue en el hotel de Potrerillos, organizado por la bodega Staphyle, donde los integrantes del equipo comieron empanadas y jabalí braseado.

Genración Dorada. Última cata de vinos en Mendoza, junto a Juan Pablo Murgia y Pablo Aranda, de bodegas Argento y Otronia.Genración Dorada. Última cata de vinos en Mendoza, junto a Juan Pablo Murgia y Pablo Aranda, de bodegas Argento y Otronia.

Por la noche, cenaron en la nueva sucursal de La Cabrera, en el hotel Hualta, de la cadena Curio by Hilton. El menú fue parrillada, con cortes de carnes maduradas, y vinos de la bodega Huentala Wines.

La mayoría de los días no hubo desayuno, los exjugadores hicieron ayunos intermitentes, necesarios para recuperarse después de tanta comida y bebida.

Un momento especial del viaje fue el regalo que les entregó la Bodega Otronia, del grupo Bulgheroni, que produce vinos en la Patagonia. Los basquetbolistas recibieron un cuadro homenaje al triunfo en Atenas, de la artista mendocina Paola Puliafito, reconocida por su arte ligado al vino y las bodegas.

Ginóbili elogia el cuadro que pintó la artista mendocina Paola Puliafito, que retrató la gloria olímpica del seleccionado argentino.Ginóbili elogia el cuadro que pintó la artista mendocina Paola Puliafito, que retrató la gloria olímpica del seleccionado argentino.

«El cuadro representa el momento de gloria, sin rostros, un símbolo de la importancia del equipo más allá de los nombres», explica Pablo Aranda, gerente Comercial de bodegas Otronia y Argento, quien fue el coordinador del viaje.

La pintura de la artista mendocina Paola Puliafito en homenaje al equipo que hizo historia en el básquet argentino.La pintura de la artista mendocina Paola Puliafito en homenaje al equipo que hizo historia en el básquet argentino.

Cada jugador recibió una replica del cuadro intervenida por la artista y, aún no definen, quién se quedará con el cuadro original o qué destino le darán.

Manu Ginóbili, Pepe Sánchez, Walter Herrmann y Fabricio Oberto, con el cuadro que les regaló la bodega Otronia.Manu Ginóbili, Pepe Sánchez, Walter Herrmann y Fabricio Oberto, con el cuadro que les regaló la bodega Otronia.

Pádel y trekking

El miércoles fue el momento del pádel. Vale aclarar que nunca, en los cinco días, se cruzaron con un aro de básquetbol ni una pelota naranja (o dorada) número siete. Los doce eligieron el deporte de paleta, que volvió a ser furor en Argentina. Inauguraron el complejo H Club, en la lateral de Paso y Terrada, del municipio de Maipú, en el Gran Mendoza.

Fue un juego recreativo, distendido, aunque algunos sacaron chapa de cracks, como Sconochini que es profesor de pádel en Italia, y Ginóbili y Pepe Sánchez, que juegan habitualmente.

Generación Dorada. Jugaron al pádel en un nuevo complejo en el municipio de Maipú, Gran Mendoza.Generación Dorada. Jugaron al pádel en un nuevo complejo en el municipio de Maipú, Gran Mendoza.

Llegó el atardecer. El grupo rumbeó par Casa Vigil, el restaurante de Bodega El Enemigo, en el paraje Chachingo, Maipú. Es un clásico del enoturismo de Mendoza, propiedad de Ale Vigil, María Sance y Adrianna Catena.

Casa Vigil tiene una cocina multipremiada. En 2024 ganó estrella roja Michelin, estrella verde Michelín y quedó cuarto entre los mejores restaurantes de alta cocina del mundo en los premios Travellers’ Choice de TripAdvisor. Sus vinos El Enemigo han obtenido varias veces 100 puntos Parker, máximo puntaje mundial.

La Generación Dorada juega al pádel.La Generación Dorada juega al pádel.

En la bodega El Enemigo, que está inspirada en la Divina Comedia, los integrantes de la Generación Dorada jugaron a ser enólogos. Hicieron sus propios blend con distintos variedades de vino y se llevaron sus creaciones en una botella de regalo.

El jueves, último día de actividades, salieron a la mañana temprano hacia la precordillera en Luján de Cuyo. La bodega Argento les organizó un trekking en la localidad cordillerana de Vallecitos. Caminaron cuatro horas, treparon un cerro de 3.600 metros de altura y disfrutaron del aire puro de la montaña.

Trekking en Vallecitos, cuatro horas de caminata y un cerro de 3.600 mnsm.Trekking en Vallecitos, cuatro horas de caminata y un cerro de 3.600 mnsm.

El cierre del viaje fue con una cata a ciegas, con los ojos cubiertos con una tela. Degustaron vinos de Otronia, en la bodega Centenario, junto a una colección de autos antiguos.

Brindaron con el espumante Otronia brut, y celebraron la calidad del pinot noir, el malbec y el naranjo, en la degustación de vinos dirigida por el enólogo de Argento y Otronia, Juan Pablo Murgia.

El último brindis, alrededor de una fogata, fue «por un próximo encuentro de amigos, y por qué no, otra vez, en Mendoza».

Cierre de lujo en Mendoza con una colección de autos antiguos en bodega Centenario y degustando vinos de la Patagonia.Cierre de lujo en Mendoza con una colección de autos antiguos en bodega Centenario y degustando vinos de la Patagonia.

Amor de fanáticos

El grupo se mantuvo siempre unido, compacto, en sitios aislados, pero eso no impidió que algunos fanáticos se les acercaran y les pidieran autógrafos cuando los encontraban de casualidad en su recorrido.

El fanatismo de Gaspar Guzmán Castellino, el jugador de básquet mendocino que se tatuó la firma de Ginóbili en su visita a Mendoza.El fanatismo de Gaspar Guzmán Castellino, el jugador de básquet mendocino que se tatuó la firma de Ginóbili en su visita a Mendoza.

Manu Ginóbili fue uno de los más buscados para las selfies y otras excentricidades, como el homenaje que le hizo un basquetbolista de 19 años.

El jugador Gaspar Guzmán Castellino, de la primera del club San José de Liga mendocina de básquetbol, le pidió a la ex estrella de la NBA que le firmara la espalda, detrás del hombro. La firma del ídolo pasó a ser un tatuaje, que el pibe llevará de por vida y la audacia seguramente será celebrada por sus compañeros de equipo.

El tatuaje de la firma de Manu Ginóbili que se hizo el joven jugador del club San José de Mendoza, Gaspar Guzmán Castillo (19).El tatuaje de la firma de Manu Ginóbili que se hizo el joven jugador del club San José de Mendoza, Gaspar Guzmán Castillo (19).

Este viernes el equipo que le dio tantas alegrías a los argentinos emprende la vuelta a casa. Ginóbili, Oberto y Sánchez se van para Estados Unidos, Sconochini, Delfino y Scola a Italia, Fernández y Herrmann, a España. El resto vuelve a sus ciudades. Todos con una sonrisa y con la ilusión, como en todo viajes de egresados, que esta historia no se corte.



Fuente Clarin

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