Está será la crónica de una espera, de una medalla que quedó en suspenso, de un sueño de años postergado por un rato, de una regata que se hizo eterna, tanto que durará dos días: por las condiciones climáticas, léase falta de viento, Mateo Majdalani y Eugenia Bosco no pudieron correr la medal race de la categoría Nacra 17 y la definición se pasó para este jueves a las 12:18 hora local (7:18 en Argentina).

Fue otro día de sol penetrante en Marsella, de poco viento en las canchas del hermoso Nautique du Roucas Blanc. De angustia, además, porque la carrera se corría y no; se suspendía o se postergaba. “No se imaginan el trabajo que hicieron estos chicos para estar acá”, decía Diego, español y pareja de Eugenia, desde uno de los sectores especiales preparados para los familiares. “Merecen lo que les está pasando. Vaya si lo merecen”, casi que gritaba colgado a una de las vallas.

Estaban tranquilos Mateo y Eugenia. Un dato elocuente: ambos habían pedido pasar el día anterior sin el contacto de sus seres queridos para estar enfocados. “Los nerviosos somos nosotros”, aportaron en tándem Martín Mangiaterra y Daniel Clavel, los kinesiólogos del equipo de yachting de nuestro país. Y algo de razón tenían los asistentes porque a Majdalani y a Bosco se los notaba serenos estando en la costa, a la espera de la orden de salida que se fue dilatando una y otra vez. Hasta que una bandera (Nacra 17, de color blanca) se bajó de un mástil. Esa era la señal de ir al agua. Habían pasado apenas unos minutos de las 14:30.

La dupla argentina estuvo dos horas en el mar, pero la carrera no se largó. REUTERS/Andrew BoyersLa dupla argentina estuvo dos horas en el mar, pero la carrera no se largó. REUTERS/Andrew Boyers

Hubo gritos desde una de las escolleras que hace las veces de tribuna. Una señora de unos 50 años con la remera de Gran Bretaña dejó escapar unas lágrimas. Era familiar de una de las competidoras, claro. Caminó Mateo alrededor del barco pasando su mano derecha sobre uno de los cascos, mientras que Eugenia terminaba de atar con suavidad unas sogas. “En el mar somos nosotros dos solos”, había dicho ella en este diario el día anterior. La secuencia le puso imágenes a las palabras de la nacida en San Pedro hace 27 años.

Gabriel García Márquez, el colombiano Nobel en literatura, escribió un atrapante relato (primero fueron notas periodísticas que luego terminaron en una novela) sobre las vivencias de Luis Alejandro Velasco Sánchez, un militar que logró sobrevivir diez días en el medio del mar Caribe luego de un accidente en su barco. No estuvieron en peligro ni en malas condiciones Mateo y Eugenia, pero las más de dos horas que pasaron esperando una largada que no fue tiene su peculiar historia.

El bote argentino con Mateo Majdalani y Eugenia Bosco a bordo: segundos en la general. (EFE)El bote argentino con Mateo Majdalani y Eugenia Bosco a bordo: segundos en la general. (EFE)

¿Qué hacen los velistas en todo ese tiempo que parece muerto, pero que no lo es? ¿Hay espacio para relajarse? ¿Hay algo de inhumano en esa espera abajo de un sol potente y con tan solo la asistencia del entrenador, sentado en una lancha contigua?

“Son deportistas de alto nivel y están acostumbrados a estar en el agua”, dijo al pasar Santiago Lange, medalla de oro en Río de Janeiro 2016 en esta misma categoría, que estaba intentando cambiar el pasaje de tren de retorno a París para poder estar en la medal race de este jueves. “Son cosas que sabemos que pueden pasar. La idea estando adentro del mar es estar en estado de alerta, pensando que en cualquier momento van a dar la señal de partida. Es peligroso creer que se puede suspender porque te pueden dar la orden y estás unos cambios abajo”, contó Majdalani.

Compitieron Mateo y Eugenia arriba de su barco. Los juegos les suelen servir para mantener la tensión: el que más sale es Piedra, Papel o Tijera. Se hace importante entonces la presencia de Daniela Gargini, una de las preparadoras físicas y la encargada de la parte lúdica. Jugaron a memorizar palabras los velistas ahí en el medio del Mediterráneo, pavada de privilegio. Y Eugenia se quedó con el «oro». “En los juegos de memoria no tengo ni una chance contra Euge”, reconoció Mateo.

¿Comen los deportistas en esas horas de espera? ¿Tienen agua para beber? “Nuestro entrenador, Javier Conte, nos tiene unas viandas preparadas y nosotros tenemos una heladerita con aguas y hielo”, explicó Bosco. ¿Cómo se enteran de lo que va pasando? “La lancha de partida mantiene las banderas y con eso nos vamos informando. Además, hay una radio que constantemente no está avisando”, aseguró Majdalani.

La bandera de «suspendido» se mostró primero allá adentro del mar y luego en la costa. Tras un breve lamento, en unos minutos la escollera quedó vacía. Muchos con reposeras y rojos por el sol emprendieron el regreso. Son muchos los fanáticos de la vela acá en Marsella. O al menos varios los curiosos. Porque se pasaron largas horas esperando cada una de las carreras de la jornada.

Este jueves se largará la medal race ya que se pronostica un clima propicio para la competencia. REUTERS/Lisi NiesnerEste jueves se largará la medal race ya que se pronostica un clima propicio para la competencia. REUTERS/Lisi Niesner

Transitarán otra noche de vigilia Majdalani y Bosco. La medalla está tan cerca y tan lejos a la vez que resulta imposible no darle vueltas al asunto. Y pasarán otra mañana de estudio, evaluando las posibilidades para subirse al podio olímpico. Se sabe: están segundos en la tabla general, un poco lejos de los líderes (Italia) y con una ventaja buena contra sus competidores (Gran Bretaña y Nueva Zelanda).

«Tenemos entendido que mañana habrá bastante más viento. Miraremos el pronóstico y decidiremos qué hacer. Nosotros nos sentimos fuertes en todas las condiciones y lo demostramos: peleamos regatas con diferentes escenarios. La idea es dar el máximo. Podemos estar adelante», resumió Majdalani.

La del jueves, así, será otra historia. Se espera con deseos que la de una crónica de consagración.



Fuente Clarin

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