El partido iba camino al alargue. No había tiempo para más. Eso parecía. River tenía algo guardado. Pero tras la igualdad de Pablo Solari, el equipo de Núñez confío en que se podía ganar. Y en tiempo de descuento, Rodrigo Aliendro, quien había entrado hacía poquitos minutos, sacó un remate desde afuera del área que se clavó en el ángulo de Mansilla.
Explotó River. Y estalló Martín Demichelis. El técnico Millonario dejó de padecer el partido y se desahogó. Pegó un saltó, metió un alarido tremendo, se dio vuelta, miró la platea y lo gritó con más fuerza todavía. Hasta intentó hacer el gesto de «griten ahora», pero lo frenaron Javier Pinola y Germán Lux, sus principales ayudantes.
Al final terminó con lágrimas en los ojos. Para el técnico de River era un partido especial, por todo el morbo de su enfrentamiento con Enzo Pérez. Y su planteo generó dudas. El equipo no respondió. Pero los cambios, esta vez, sí tuvieron efecto.
Y la última modificación fue la de Aliendro, el que le dio la victoria y el título, su tercero desde que asumió en Núñez. Para que Micho festeje y se saque los nervios y toda la tensión de encima.
Tras el final del encuentro, recibió los abrazos de sus colaboradores y se le cayeron más lágrimas a Demichelis. El técnico se metió al campo de juego a festejar con sus jugadores y buscó a Aliendro, el salvador. Se fundieron en un abrazo, mientras el mediocampista sostenía en brazos a su hijo.
Después, con la medalla en su pecho, y luego de que Franco Armani levantara el trofeo de la Supercopa Argentina, entraron las familias. Y ahí estaban Evangelina Anderson, la mujer de Micho, junto a sus hijos. Toda la familia Demichelis se abrazó y festejaron juntos. Eva lloraba también a la par de su marido.
La euforia era tal que Micho iba de un lado para otro. Se liberó el técnico de River. Se sacó la presión de encima. Y en su provincia natal consiguió la felicidad y su tercer título como técnico Millonario. Ahora, va por más, claro.