El delicado momento institucional que atraviesa San Lorenzo por las acusaciones contra su presidente Marcelo Moretti suma un nuevo actor protagónico: Néstor Ortigoza. El exfutbolista, devenido en vocal con la presente gestión, estuvo a cargo del departemento del fútbol del club hasta que fue corrido de ese cargo. Ahora, con Moretti acusado de recibir una coima de 25 mil dólares para fichar a un juvenil, Ortigoza se presentó ante la Justicia para denunciar lo que hasta hace poco era un secreto a voces en Boedo: que su conflicto con el presidente se debía a las presiones que sufría para subir o bajar futbolistas.
«Al poco tiempo de asumir como directivo del club, y habiendo sido designado para las evaluaciones de jugadores que integrarían divisiones inferiores, reservas y plantel profesional, Moretti se me acercó a hablarme por jugadores que él quería especialmente que integrasen el equipo, resaltaba supuestas condiciones técnicas y/o físicas que yo no compartía», dice la denuncia penal presentada por Ortigoza con el patrocinio de su abogado, Federico Cabull.
En otro tramo del documento, compuesto por cinco páginas, Ortigoza da detalles de la influencia que buscaba ejercer Moretti y cita el nombre de un jugador que el presidente buscaba imponerle: «Su interferencia en mi área de trabajo -que nada tenía que ver con sus funciones de presidente- generó cortocircuitos y sus pedidos -solapadas exigencias- no fueron bien recibidos por mí, ni les hice lugar», cuenta el exfutbolista.
Y agrega: «Me llamó la atención su apoyo a jugadores por sobre otros, pese a que estaban en peores condiciones físicas o técnicas; y yo se le expresaba con énfasis cuando insistía pese a mis negativas. Concretamente el caso de Donato Larrosa recuerdo particularmente, pues Moretti insistía muy especialmente por él para que subiera al plantel principal, a lo que yo me oponía porque la falta de experiencia y condiciones para ello. Al poco tiempo comenzó un embate hacia mi imagen dentro del club con intenciones de expulsarme, quitándome del camino para poder llevar adelante sus espurios negociados, que con mi presencia nunca hubieran sido posibles».