«Estoy engripado y casi sin dormir. Así que ahora espero tomar una pastillita y descansar. Después pensaré en lo que viene», dijo con una sonrisa Miguel Ángel Russo, el sabio entrenador que llevó a San Lorenzo a los cuartos de final luego de derrotar a Tigre en el Nuevo Gasómetro.

Y el que disputó contra el Matador de Victoria no fue un partido más para el técnico de 69 años: se enfrentó contra su hijo Ignacio. Y Miguelo, al hablar de Nacho, se emocionó hasta las lágrimas. «Aca está mi nieto, vino todo mi familia. También jugó mi hijo. Son pocos los que pueden juntar de esta manera a la familia. Es un día especial, más allá del resultado», soltó el DT y se apuró en tomar un vaso de agua para calmar la felicidad.

Lo que se vivió en la tarde de Boedo fue una postal familiar atravesada por el deporte, pero cargada de afecto, respeto y emociones profundas. El clima emotivo ya había comenzado en la previa. Antes del pitazo inicial, mientras los equipos posaban para las fotos oficiales, Nacho Russo, tras cumplir con el protocolo junto a sus compañeros de Tigre, se salió brevemente de la formación para acercarse al banco de suplentes de San Lorenzo. Allí lo esperaba su padre, que lo recibió con una sonrisa ancha y un abrazo afectuoso. Fue un gesto pequeño, pero cargado de significado.

Repuesto de la emoción por la mención de su hijo, Miguel explicó las razones de la clasificación del Ciclón. «Estoy contento por los jugadores y por la gente. El marco del final fue algo que creo que San Lorenzo hacía mucho que no lo vivía y está bueno que esto ocurra. No es normal que nos toque jugar con 10 jugadores desde los 12 minutos, pero esto es para ir aprendieron. A mí entender nos acomodamos de la mejor manera y conseguimos ir creciendo. Nos dolió el gol del empate de entrada, pero después nos fuimos reponiendo y los cambios entraron bien. Esto no es por azar, sino que es por todo lo que entrenamos”, sostuvo el DT. Y agregó: «Estos son partidos que hablan del espíritu del grupo, de la forma, de la manera y de cómo están encarando esto».

Por último, Russo se refirió a la actualidad del club. «Todo esto es mérito de los jugadores, que entendieron dónde estamos. A nosotros nadie nos regaló nada, fue un torneo en el que dejamos todo nuestro esfuerzo, pero en esta instancia teníamos que dar un paso más y los jugadores lo entendieron. Pudimos dejar atrás todos los problemas. San Lorenzo como institución tendrá que hacer lo que corresponda y nosotros haremos nuestro trabajo. Ojalá que todo esto se arregle”, explicó.

Y cerró: «La gente siempre está y si vos la alimentás va a estar más cerca, pero es algo que depende pura y exclusivamente de nosotros. San Lorenzo es un club que su historia está marcada por el hincha. Después de que hicimos el gol, nos influyó mucho el aliento”.





Fuente Clarin

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