“¿Quién? ¿Cómo se llama? ¿De dónde salió? ¿En qué equipo jugó?”. El fútbol moderno le depara sorpresas a los viejos futboleros. También a los nuevos. Siempre fue normal asociar el nombre de un director técnico al de un pasado futbolista, en el 99 por ciento de los casos. Sin embargo, hay una tendencia, que se expresa en el fútbol argentino y en especial en la actual Liga Profesional, con entrenadores que no tienen pasado profesional como jugadores de fútbol. Pero que aman el juego desde chico, hacen curso de técnicos o de preparadores físico, estudian hasta la obsesión y hacen jugar a sus equipos con buenos niveles de rendimiento.

La llegada de Francisco Meneghini a Defensa y Justicia sumó un nuevo eslabón al síntoma de cambio. De los 28 técnicos de la actual Liga Profesional, la mayoría, 23, sí fueron jugadores. Pero el arribo del ex video analista de Marcelo Bielsa estiró a cinco los conductores sin paso por Primera División. Los otros cuatro son Frank Kudelka (Huracán), Martín Cicotello (Independiente Rivadavia), Lucas Gonzalez Vélez (Central Córdoba de Santiago del Estero) y Julio Vaccari (Defensa-Independiente).

Frank Kudelka, DT de Huracán. Foto: ALEJANDRO PAGNI / AFPFrank Kudelka, DT de Huracán. Foto: ALEJANDRO PAGNI / AFP

A estos nombres, hay que asociar, además, a los argentinos Jorge Sampaoli, Sebastián Beccacece, Mariano Soso, Ariel Holan, Diego Flores, Flavio Robatto y Martín Anselmi, entre los más recientes. Carlos Cavagnaro y los profes Daniel Córdoba, Jorge Habegger y Jorge Castelli, fueron los exponentes de las décadas del 70, 80 y 90. A nivel mundial, los casos más conocidos son los del portugués José Mourinho, el español Rafa Benítez, los italianos Arrigo Sacchi y Maurizio Sarri y el alemán Julian Nagelsmann, por citar algunos.

“Todos somos técnicos”, es una frase que se escucha entre los futbolistas. Sin embargo, como le comentó en confianza un reconocido entrenador a uno de sus colaboradores: “El fútbol actual no es para cualquiera”.

Un breve repaso histórico

Desde que el fútbol se hizo profesional en Inglaterra (1885) fue necesario que los jugadores estén en buena forma física. Era lo más importante para marcar diferencia en el juego. Entonces, tomaron importancia los entrenadores (trainer). Pero estos no eran ex jugadores con conocimientos tácticos. Se trataba de preparadores físicos que los entrenaban dos o tres veces por semana. Recién a principios de la década del 20, ex futbolistas empezaron a ocupar un lugar más técnico, un director técnico. El exponente máximo en Inglaterra fue Hebert Chapman, un ex futbolista sin mucho brillo, pero que fue uno de los creadores de la WM, la gran revolución táctica que dura hasta estos días.

En el fútbol argentino se dijo, durante muchos años, que antes los técnicos no existían y que recién tomaron preponderancia después del Desastre de Suecia, en 1958. Pero existían, aunque su importancia era mínima. Los jugadores resolvían en la cancha, liderados por el capitán o un jugador con voz de mando.

Sobre finales de los años 20, en el fútbol todavía amateur, comenzó a surgir en el país la figura del entrenador contratado para poner a los jugadores bien físicamente. Por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Amsterdam el entrenador fue José Lago Millán, un profesor de Educación Física. Al año siguiente, en el Sudamericano y en el Mundial de 1930, el técnico fue Francisco Olazar, ex volante central de Racing, y el preparador físico era Juan José Tramutola. En la década del 30, la revista La Cancha destacaba el caso de Atilio Giuliano, en San Lorenzo, que empezó de aguatero y terminó de técnico. Y los entrenadores húngaros, como Emérico Hirschl, Maximo Garay o Arminio Zsantó, se ocupaban de ambas funciones.

Durante más de dos décadas, esta estructura no se modificó. El director técnico era una figura que sabía de fútbol pero también tenía carisma para lidiar con los jugadores, era paternalista. Mientras que el entrenador era un profesor de educación física con conocimientos y, generalmente, de fuerte carácter. Después de 1958, la figura del director técnico cobró mayor relevancia en muchos casos, que la de los jugadores. Y los roles, muchas veces, se invirtieron. El paternalista, el conductor de grupo, pasó a ser el profe.

Hasta el siglo pasado, un cuerpo técnico estaba integrado por el director técnico, un ayudante de campo y un preparador físico, además de médico, kinesiólogo y masajista. En este siglo, se sumaron entrenadores de arqueros, un ayudante de campo y un preparador físico más, analistas de videos, y a la parte médica se sumaron nutricionistas y psicólogos, y hasta coaching. Analistas de videos y preparadores físicos, cada vez más, se independizan y empiezan su propio camino.

Los cinco exponentes actuales

Frank Darío Kudelka, técnico de Huracán, es el de mayor experiencia de los que no fueron futbolistas profesionales. Tiene 63 años y empezó bien de abajo, en Freyre, Córdoba, su pueblo natal, en 1967. Es preparador físico pero también hizo el curso de técnico. En 2001 dirigió a Unión en Primera y desde entonces se mantiene en la élite del fútbol argentino.

Martín Cicotello, el entrenador de la Lepra mendocina, tiene 42 años y es santafesino. Fue jugador de fútbol pero no llegó a la Primera de Unión y el resto de su carrera la hizo en clubes regionales de Italia. En 2013 empezó a entrenar juveniles y ser ayudante de campo de entrenadores como José Santos Romero y Frank Kudelka. Su primer club profesional fue Unión La Calera en 2023.

Lucas González Vélez es colombiano, tiene 42 años y estudió Ciencias del Deporte en Australia, donde jugó en equipos amateurs de ascenso. Se recibió de entrenador en España en 2020 y es fundador y director de Global Futbol Institute, una empresa que se dedica a “formación para entrenadores fútbol”, según su página web.

Julio Vaccari, 43 años, dirigió las primeras fechas a Defensa y ahora será el técnico de Independiente. También santafesino, de Máximo Paz, primero se recibió de Profesor de Educación Física, y se dedicó a entrenar infantiles. En la etapa de Marcelo Bielsa en Athletic de Bilbao y Olympique de Marsella era el encargado de los informes técnicos (analista de video) pero no era parte de su staff técnico. Después trabajó con Gabriel Heinze en Godoy Cruz y en Vélez. Se quedó como técnico de la Reserva y pasó a la Primera cuando se fue Mauricio Pellegrini. Tras 13 partidos, fue contratado por el Halcón de Varela.

Francisco Meneghini. Foto: AP / Andre PennerFrancisco Meneghini. Foto: AP / Andre Penner

Paqui Meneghini es el más joven, tiene 35 años y esta es su primera experiencia en el fútbol argentino. Anteriormente dirigió en Chile. Empezó trabajando con Marcelo Bielsa desde chico porque era compañero de escuela de Inés, una de las hijas del entrenador. Observaba rivales. No le molesta que le digan que era el espía de Bielsa. El nuevo técnico de Defensa le dice a Clarín: “No me molesta, sí creo es un poco más el cartel que otra cosa, la realidad es que tanto con Marcelo como las personas que trabajaban con él me enseñaron mucho, a analizar, en el día a día, cómo comportarse, hacia afuera quizá queda eso pero era un trabajo mucho más amplio”. Además, reconoce que ya pasaron más de 20 años y su evolución tiene que ver con la de cualquier persona desde lo personal como profesional».

– ¿Qué diferencias creés que hay entre los viejos entrenadores que dirigían o dirigen a partir de su experiencia en las canchas y en el vestuario, y los nuevos, los que jugaron y los que no?

-Ahora hay muchas más herramientas que antes pero no necesariamente se utilizan a favor del juego o en favor de los jugadores, creo que a veces hay un exceso de información. Mucha información no necesariamente quiere decir trabajar mejor, se confunde al jugador, y por momentos con tanta información se pierde de vista la cualidad que para mi tiene que tener cualquier entrenador, la observación. Observar lo que hay, lo que está sucediendo, y a partir de ahí, intervenir. Creo que ahora hay un afán de intervenir antes de observar y eso para mi es muy perjudicial para el proceso de desarrollo de un equipo y de un jugador. Creo que los entrenadores, entre comillas, antiguos, conservan esa esencia de observar y después intervenir, creo que hay que recoger eso, no se puede perder eso. Y sí, obviamente, agregarle todas las herramientas que se han desarrollado ahora que te permiten tener mucho material a disposición.

Raúl Tieffenberg tampoco jugó al fútbol de manera profesional pero es uno de los tantos que ama el deporte, se recibió de director técnico y trabaja en pos de mejorar día a día. Actualmente es scouting de Cincinnati, de la MLS de Estados Unidos y anteriormente trabajó en Vélez con Gabriel Heinze y Mauricio Pellegrino como analista de video y scouting. Analizando este nuevo fenómeno, le comenta a Clarín: “El analista de video puede ser solo tecnológico y le entrega los cortes al técnico para que analice diferentes aspecto del juego y de los jugadores. Pero muchos, además, son entrenadores. Y eso tiene una ventaja porque cuando pegan el salto hacen su propio análisis. Pero no todos dan el paso. Para eso hay que prepararse, hay que tener mucha fortaleza anímica, porque se corre con una desventaja al no haber sido futbolista. El jugador te mira de reojo. Tenés que remarla al principio”.

Para Tieffenberg, ahí está la clave de los nuevos entrenadores. “Cuando el técnico dice va a pasar esto y pasa, el jugador empieza a confiar. Entonces, en cuanto a los contenidos, cuando las respuestas son claras, el jugador te mira con otros ojos. Y, además, no hay espacio para la duda cuando las cosas no salen o las papas quedan. Un técnico de experiencia, ex jugador, con conocimiento del vestuario, saca adelante una situación difícil. El analista de video que da el paso, el preparador físico que da el paso, tiene que estar preparado. Si flaqueás, perdés objetividad”.

Del otro lado, Julio César Falcioni, el técnico de Banfield y el más veterano (67 años) entre los 28 clubes de la Liga, le dice a Clarín sobre la renovación de los entrenadores y las nuevas tecnología. «Es algo que sucede porque van pasando generaciones de técnicos. Creo que todos cuando fuimos más jóvenes nos abrimos camino. A mi me tocó empezar cuando estaban los Coco Basile, los Bambino Veira, los Chiche Sosa, todos de mucho recorrido, de mucha experiencia, de los cuales tocaba aprender muchas cosas, mirarlos, escucharlos. Ahora, después de 20 años, vuelve a suceder algo parecido, con una nueva generación que trae nuevas aplicaciones, como en ese momento las trajimos los más jóvenes”.

El ex arquero de Vélez y entrenador desde 1997 tiene una mirada optimista sobre el recambio: «El ex arquero de Vélez y entrenador desde 1997 tiene una mirada optimista sobre el recambio: «Le hace bien al fútbol, que se actualiza permanentemente en cuanto a situaciones de trabajo, tanto en lo físico, lo técnico y lo psicológico. Los más grandes nos «aggiornamos» y los más jóvenes en cada sesión de trabajo va a acumulando experiencia para cada vez sentirse más seguro. Siempre es bueno los cambios generaciones”.



Fuente Clarin

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