Los problemas parecen perseguir a la Selección argentina, que logró escapar a tiempo de Miami antes del impacto del huracán Milton, pero que en Maturín la fuerte lluvia caída hizo demorar el arranque del partido de este jueves ante Venezuela. Lionel Messi se quejó con el arbitro uruguayo Gustavo Tejera por el estado del inundado campo de juego antes de meterse al vestuario luego de la entrada en calor. Después, parte del cuerpo técnico hizo pruebas con la pelota y constató que la no rodaba. De este modo, se determinó atrasar media hora el inicio del encuentro, que estaba estipulado para las 18 (hora argentina).

«Así no se puede jugar», repetían desde la delegación albiceleste, principalmente desde el cuerpo técnico liderado por Lionel Scaloni. Fue menos de media hora de tormenta. Pero la gran cantidad de agua caída en ese escueto lapso bastó para generar enormes espejos de agua sobre el césped del Estadio Monumental de Maturín.

Eso fue tres horas antes de la hora en la que debía darse el pitazo inicial. Inmediatamente, desde la organización enviaron personal con grandes secadores en forma de rodillos para agilizar el drenaje del terreno. Los nubarrones se fueron y salió el sol. Los charcos desaparecieron, aunque el agua debajo del pasto seguía estando en mucha cantidad.

Como los rodillos no bastaban, comenzaron a pinchar con trinches para buscar que la tierra absorba más rápido. Nada era suficiente. El plantel argentino salió al campo para realizar el calentamiento previo. Y en ese momento, los jugadores, con Messi a la cabeza, corroboraron que las condiciones no estaban dadas para comenzar.

El capitán de la Scaloneta se acercó al árbitro para hablarle. Con gestos de fastidio, el 10 charló con el juez uruguayo y luego se metió en el vestuario no sin antes saludar a los hinchas venezolanos que le gritaban desde la platea.

Acto seguido, Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala, los colaboradores de Scaloni, salieron para conversar también con Tejera y, además, con miembros de la organización, tanto de Conmebol como de la Federación Venezolana de Fútbol.

Aimar tomó una pelota y recorrió el campo de juego. Trató de hacerla rodar, pero la pelota se frenaba. Los gestos del Payasito eran elocuentes: le hacía saber a un integrante de la organización que así no se podía disputar un partido.

Desde la voz del estadio informaron que el encuentro se atrasaría media hora y comenzaría a las 17.30 de Venezuela, las 18.30 de la Argentina. Mientras tanto, continuaban los trabajos sobre el césped para intentar sacar el agua acumulada. Por el momento, no habría riesgo de suspensión y se jugaría este jueves.



Fuente Clarin

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