Damián Jajarabilla es un apasionado de los universos de fantasía. Le encantan el anime japonés y las novelas coreanas de ese género. Es fanático de «El señor de los anillos», «Harry Potter» y «Star Wars». Y le fascina todo lo que tenga que ver con los mundos medievales. Por eso cuando descubrió que el tiro con arco con el que a menudo se encontraba en esas historias en las que se zambullía en cada momento libre era realmente un deporte, su reacción fue instantánea: «Me dije: ‘Tengo que hacerlo, quiero probarlo’. Y quedé enganchadísimo». Once años después de haber lanzado por primera vez una flecha, está a semanas de tener un histórico bautismo olímpico en París 2024.

El marplatense de 25 años consiguió una plaza para la prueba individual al finalizar tercero en el Preolímpico Panamericano que se disputó en abril en Medellín. Y el 25 de julio, cuando debute en la capital francesa, se convertirá en el primer arquero argentino en disputar unos Juegos desde Ángel Bello y Claudio Pafundi en Seúl 1988.

«Trato de no pensar mucho en eso. Quiero concentrarme en lo mío, en poder disfrutar esa experiencia. Pero la verdad que siento la presión, porque veo que todos los arqueros de Argentina están a la expectativa de lo que va a pasar. Ojalá esto sirva para darle un impulso grande al deporte«, reconoce en charla con Clarín tras uno de los últimos entrenamientos que compartió en Buenos Aires con sus compañeros del seleccionado, antes de embarcar hacia el sueño olímpico.

Jajarabilla no terminó de acostumbrarse a su nuevo estatus de referente de la arquería celeste y blanca, lugar al que ascendió sin buscarlo tras sacar pasaje a la cita olímpica. «No me siento muy cómodo siendo el centro de atención. Yo soy más introvertido. En el seleccionado está Iván Nikolajuk, que fue campeón panamericano, y yo me escondía siempre atrás de él y lo mandaba al frente. Ahora es al revés», contó entre risas.

Damián igual se animó a dejar la timidez y los nervios de lado para compartir su historia, que arrancó a principios de 2013 en el Tiro Federal de Mar del Plata.

«Siempre hice deportes. Practiqué vóleibol, fútbol, natación, gimnasia artística, básquetbol, handball, que hacíamos en el colegio, y también kayak. Cuando tenía 13 años estaba buscando algo nuevo y descubrí el tiro con arco. Lo conocía como algo fantasioso, pero no sabía que existía como deporte. Y cuando lo probé, me enganché. Al principio me atrajo mucho lo difícil que era ser eficaz y repetir un disparo. Si bien uno siente que hace todo exactamente igual en cada tiro, la flecha va a cualquier lado. Y era muy desafiante poder pegarle al amarillo (el sector central del blanco)», recuerda.

No pasó mucho tiempo desde aquellas primeras prácticas con solo 14 años hasta su debut en el seleccionado nacional.

«Fue un proceso bastante rápido, porque en ese momento no había tantos arqueros como ahora. Me asocié al club, a los tres meses conseguí mi propio arco y enseguida me incitaron a empezar a competir. Pasé de la escuelita a competir en un Nacional de la nada. En ese momento no entendía mucho, no sabía ni lo que era una competencia. Lo veía como algo más social, recreativo. Pero cuando empecé a crecer mucho y muy rápido, me comenzaron a llamar del seleccionado. Y en 2015, a los 16 años, disputé mi primer Sudamericano en Chile», cuenta.

Con la llegada al seleccionado, el tiro con arco se transformó en el centro de su vida. El marplatense hasta suele aprovechar los tiempos de ocio para leer y estudiar su deporte y los entrenamientos ocupan la mayoría de las horas de su rutina diaria. Es que aunque pueda parecer que para ser arquero alcanza con tener buena puntería, en realidad es necesario hacer una adecuada preparación física y mental, más allá de la táctica propia de la disciplina.

Jajarabilla explica que durante los primeros años, un arquero hace sesiones de cinco o seis horas seguidas de tiro, con algunos descansos en el medio. Y a medida que va puliendo la técnica, empieza a bajar el tiempo en el campo de tiro y a compensar con trabajo físico y psicológico y con tratamientos de kinesiología.

"En un alto nivel, todos tienen el mismo nivel técnico y el mismo físico. La diferencia la hacés con la cabeza", afirmó Jajarabilla. Foto Prensa ENARD«En un alto nivel, todos tienen el mismo nivel técnico y el mismo físico. La diferencia la hacés con la cabeza», afirmó Jajarabilla. Foto Prensa ENARD

«En el gimnasio se trabaja más que nada el tren superior, la espalda y las escápulas, los hombros y los codos para evitar lesiones. Solemos tener muchas lesiones en el manguito rotador, por ejemplo. Y mucha elongación para todas las articulaciones, porque terminás de tirar siempre muy tensionado. Entonces eso sirve para que al otro día puedas volver a la misma forma», explic1.

-¿Por qué es importante la preparación psicológica?

-Es clave para la competencia. En un alto nivel, todos tienen el mismo nivel técnico y el mismo físico. La diferencia la hacés con la cabeza. En unas eliminatorias, todos le pueden pegar al diez. Cualquiera de los 60 que están compitiendo pueden hacer tiros perfectos. Entonces ahí juega la mentalidad de quién lo puede repetir más; o sea, quién puede tener más cantidad de aciertos. Y para eso es importante no desconcentrarse. Lo ideal cuando te estás preparando para tirar es no pensar en nada y seguir tu sistema mental para poder repetir cada cada tiro exactamente igual. Hay veces que sí te desconcentrás. Suena una bocina de un auto y empezás a pensar en eso y a hacer cualquier cosa. Aunque en ese momento capaz no te das cuenta, porque no siempre repercute instantáneamente. A veces repercute tres o cuatro tiros después. Entonces por ahí no sabés qué pasó. Por eso es muy importante lo mental, para no quemarte y para poder concentrarte bien.

De pensar en el retiro a París 2024

Ser arquero de alto rendimiento en Argentina no es sencillo. El tiro con arco no es un deporte barato. Un arco competitivo sale entre 5 mil y 6 mil dólares; aunque Jajarabilla explica: «Arrancás con un arco de iniciación que sale 200 dólares y después vas poniendo de a 50 o 100, comprando partes mejores y armándolo de a poco».

Las flechas, que son de aluminio y carbono y se desgastan rápido (hay que cambiarlas al menos dos veces por año), cuestan 800 dólares por docena. Y todo es importado.

Más allá de las becas del ENARD y la Subsecretaría de Deportes -hoy tiene la que corresponde a un clasificado nominal a unos Juegos Olímpicos-, el marplatense no cuenta con mucho apoyo privado, salvo la ayuda de algunas empresas que le proveen los protectores de las manos y los brazos y los lentes, que en su caso son especiales, con aumento. Y tampoco tiene habitualmente un entrenador personal que lo guíe en el día a día.

Jajarabilla escribió una carta renunciando al seleccionado el año pasado antes de Santiago, pero cambió de opinión. Foto: Prensa ENARDJajarabilla escribió una carta renunciando al seleccionado el año pasado antes de Santiago, pero cambió de opinión. Foto: Prensa ENARD

«Cuando estamos preparando un torneo con el seleccionado, estamos con los entrenadores del equipo argentino, que me enseñaron muchísimo. Pero cuando estoy en el club, estoy solo. Entonces fui aprendiendo a entrenarme sin un entrenador que me acompañe siempre. Aprendí a hacerme todas mis planificaciones, a saber qué era lo mejor para mí y cómo entrenar de la manera que más me beneficiaba. Fue un proceso muy largo, que por ahí si hubiera tenido un entrenador personal podría haberse dado mucho más rápido y hubiese podido crecer más eficientemente», recuerda.

«Ahora estoy con un entrenador de Chile, que nos entrenó para los Juegos Panamericanos. Estuvimos tres meses con él, nos gustó mucho el trabajo que hizo y nos ayudó a conseguir los logros personales que queríamos», argumenta.

Todos esos obstáculos lo fueron desgastando y el año pasado, cuando se preparaba para los Juegos Panamericanos, se le pasó por la cabeza la idea de abandonar el seleccionado. Es más, hasta escribió una carta de renuncia que planeaba enviar a la Federación Argentina. Pero finalmente cambió de idea.

«Fue después de conseguir la clasificación a esos Juegos y antes de ir a Santiago. La escribí para mí. Lo hablé con Laura Fontana, directora técnica con la que me llevaba muy bien, y estuvimos charlando. No la mandé, pero sí, está ahí escrita. En ese momento tenía frustración personal más que nada y muchos problemas con la federación. Con los arqueros no estábamos de mucho ánimo y varios ya dejaron de tirar. Pero a mí, la directora técnica me apoyó mucho y me ayudó a seguir compitiendo. Y después se dio todo esto de París, así que le agradezco mucho», cuenta.

Y cierra: «Hice un cambio enorme. Toda la motivación llegó de repente. De estar preparando todo para hacer mi vida por otro lado y empezar a trabajar con mi familia, pasé a dedicarme más de lleno al tiro con arco, más de lo que ya lo hacía antes. Y ahora estoy con muchas ganas de competir en París».

«Es una locura ser parte de los 10 mil atletas que irán a los Juegos»

«Cuando me dijeron que iba a ir a los Juegos, no entendía nada. Pensaba: ‘¿Qué pasó acá?’«, rememora Jajarabilla. Es que él había cerrado su participación en el Preolímpico de Medellín detrás de Nicholas D’Amour, de Islas Vírgenes, y del colombiano Santiago Arcila, quienes se quedaron con los dos cupos que estaban en juego.

Pero el local se clasificó luego a la competencia por equipos y liberó una plaza, que terminó en manos de Damián. Y al marplatense, que ya había asumido que se había quedado afuera de la cita olímpica, la noticia lo tomó desprevenido.

«Después de la sorpresa, fue como un momento de alivio. De decir: ‘Al fin lo pudimos conseguir’. Después de tantos años en el que todos, como equipo, estuvimos a las puertas de conseguir el cupo… Porque no fui solamente yo. Esto es un logro de todos los chicos del seleccionado. Lo conseguimos todos y fue un alivio», afirma.

Y sigue: «Ahora que tuve tiempo de procesarlo, es muy loco pensar que sos parte de esos 10 mil deportistas que llegaron a unos Juegos. Es un grupo tan reducido que comparte la mentalidad y el deseo ser olímpicos y cumplir su sueño con el deporte. Es una locura».

En París, la competencia de tiro con arco se realizará en Les Invalides, un complejo arquitectónico ubicado cerca de la Escuela Militar, creado originalmente como una residencia para soldados y militares franceses retirados.

Jajarabilla debutará el jueves 25 de julio, un día antes de la ceremonia inaugural, jornada en la que se disputará la fase inicial de la prueba individual masculina. El 30 de julio arrancará el cuadro principal, con duelos de eliminación directa. Y el 4 de agosto se disputarán los cuartos, las semis y los matches por las medallas.

«Cada día me agarra más ansiedad. Al principio no estaba ni contando los días, no sabía cuánto faltaba. Y de repente no queda nada. ¿El objetivo? Terminar de la mitad para arriba en la fase de clasificación, entre los primeros 32, entrar a las eliminatorias y tratar de llegar a cuartos, para conseguir el diploma olímpico. Pero sabemos que el nivel está muy peleado», asegura quien, sin importar el resultado deportivo, hará historia para el tiro con arco argentino.



Fuente Clarin

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