La vuelta de River al trabajo fue en silencio y con caras serias. No voló una mosca en el predio del club en Ezeiza. Allí, el cuerpo técnico comandado por Martín Demichelis y los futbolistas se reencontraron tras la jornada libre del miércoles luego del papelón en Mendoza, donde el equipo de Núñez se quedó afuera de la Copa Argentina, eliminado por Temperley, que navega por la mitad de la tabla en la Primera Nacional. Y el entrenamiento contó también con las visitas de Enzo Francescoli y Leonardo Ponzio.
Las presencias del director deportivo y el secretario técnico del club fueron claves para Demichelis. Más allá de que van seguido al RiverCamp, sus presencias en Ezeiza, tras horas álgidas en el planeta riverplatense, resultan importantes para el entrenador, quien volvió a estar en el ojo de la tormenta, que cada vez es más grande. Es que los cuestionamientos de los hinchas se acrecentaron. Entonces, tener cerca a Enzo y a Ponzio significa que el respaldo dirigencial no solo queda en palabras, sino que se traduce en acciones.
Demichelis quedó muy herido tras el golpazo en el Malvinas Argentinas, estadio del cual se fue sin hablar. Y no es para menos. La caída ante Temperley fue la peor del club en años. Y volvió a meter su ciclo en el pozo cuando parecía estabilizarse. “Quedamos mal, nos pegó muy fuerte”, reconoció un integrante del cuerpo técnico. Y por lo bajo, empiezan a sentir que el futuro estará en juego con la Copa Libertadores. Ya no hay medias tintas.
Pero para llegar a las instancias decisivas del torneo continental todavía falta. Y la historia sigue ahora, en lo inmediato. Por eso, el lenguaje corporal que deberán demostrar Demichelis y sus colaboradores de ahora en más será de fortaleza. Porque si ellos se caen, difícilmente puedan levantar el ánimo de los jugadores. Al menos para sobrellevar los partidos que quedan para el final del semestre y luego barajar y dar de nuevo durante la mini pretemporada, de cara a la segunda parte del año.
Más allá de lo futbolísticos y de estas crisis que parecen autogenerarse, la preocupación de Micho y compañía es la reacción de los hinchas. “Menos mal que este fin de semana no jugamos de local”, deslizó uno de ellos. Esquivar el Monumental por unos días creen que puede bajar la marea. Pero, atención porque un mal resultado en La Paternal puede hacerla subir a niveles peligrosos.
Las últimas respuestas de los hinchas fueron ambiguas. Si bien en los últimos dos partidos en Udaondo y Figueroa Alcorta hubo aplausos para Demichelis, en la previa del encuentro con Central Córdoba, atronaron silbidos. Era el primer partido como local tras la eliminación con Boca en la Copa de la Liga y el empate 2-2 ante Nacional, al que River le iba ganando 2-0 pero luego el conjunto uruguayo se lo llevó por delante.
La vuelta al Monumental, ahora, se producirá el jueves 30, cuando River reciba a Deportivo Táchira de Venezuela por la última jornada de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Y tres días después volverá a actuar como local, ante Tigre, por la Liga Profesional.
Pero, como ya se mencionó, antes River tiene que jugar ante Argentinos en el Diego Armando Maradona, un reducto siempre difícil. De hecho, con Demichelis al mando, el equipo cayó 3-2 en su visita del año pasado por la Copa de la Liga. En aquel momento, al igual que ahora, el conjunto Millonario venía de un duro golpe reciente. En aquella oportunidad, de haber sido eliminado de la Copa Libertadores.
Es por eso que, ante Argentinos, a pesar de que sea un encuentro por la tercera fecha de un torneo largo, River se juega mucho más que tres puntos. Y todo por una eliminación sorpresiva, impactante e inesperada, luego de la que el cuerpo técnico y el plantel quedaron abatidos.