El US Open 2024 tenía todo listo para pasar a la historia como el torneo que viera, por primera vez, jugar a Novak Djokovic como campeón olímpico. Nole consiguió en París 2024 el único título que le faltaba, se consagró definitivamente como el mejor tenista de la historia y llegó a Nueva York liberado de toda presión. Pero de pronto el foco quedó puesto en el caso de doping de Jannik Sinner, que baña de polémica al último Grand Slam de la temporada y le pegó un mazazo a las altas esferas de la ATP.
El italiano de 23 años, reciente campeón del Masters 1000 de Cincinnati, atraviesa por estos días una tormenta eléctrica en medio de su luminosa carrera. Se conoció que dio positivo por clostebol en dos controles realizados durante los M1000 de Indian Wells y Miami disputados en marzo y que se le permitió seguir compitiendo. Fue semifinalista en el primero de ellos, cayendo contra Carlos Alcaraz, y se consagró campeón en el segundo.
Esto despertó las críticas de algunos de sus compañeros en el circuito. El controversial Nick Kyrgios, habituado a involucrarse en polémicas, calificó como «ridículo» que el vigente ganador del Abierto de Australia no haya sido sancionado y consideró que «debería quedar afuera (del circuito) durante dos años». Por su parte, Denis Shapovalov, de un perfil un tanto más bajo, ironizó al respecto: «Diferentes reglas para diferentes jugadores».
Esto último es lo que dio lugar a la gran cantidad de acalorados debates que se dieron en los últimos días en el mundo del tenis. ¿Hay una vara diferente para el número uno del mundo que para el resto de los jugadores? El caso de Sinner fue comparado rápidamente con el de su compatriota Stefano Battaglino, a quien se le detectó la misma sustancia en un control realizado en septiembre de 2022 cuando era el 824° del ranking y fue sancionado por cuatro años. Y se contrapone con la situación del doblista Marco Bortolotti, quien también dio positivo por clostebol en octubre de 2023, pero probó que fue accidental y pudo seguir jugando.
El «expediente Bortolotti», 87° del ranking de parejas en la actualidad, echa por tierra la teoría conspirativa que indica que el manejo de esta situación por parte de la ITIA, con la ATP detrás, sea diferente del resto por tratarse del número uno. Una vez que se detecta una sustancia prohibida, cualquier jugador tiene la posibilidad de demostrar de inmediato su inocencia antes de que se haga pública una suspensión provisional. Y, luego, la ITIA analiza el caso concreto.
Eso es lo que hicieron los abogados de Sinner el mismo jueves 4 de abril en que conocieron el positivo de Indian Wells. Dieron el argumento que ahora se hizo público: dijeron que se trató de un error de Giacomo Naldi, uno de sus fisioterapeutas, quien trabajó sobre el cuerpo del italiano minutos después de curarse una herida con trofodermin, crema que contiene clostebol, la sustancia dopante. La ITIA aceptó esa explicación y por eso no se supo nada hasta hace unos días, lo que dio lugar a suspicacias.
Acá, una primera aclaración: en 2016, la ITF anunció que, desde el 1° de septiembre de ese año, se iban a dar a conocer todos los casos de suspensión provisional para evitar los famosos “silent ban”, casos en los que un tenista es suspendido sin que nadie lo sepa. Como Sinner nunca llegó a recibir esa sanción, su situación no salió a la luz.
Una semana después, el 17 de abril, se le notificó sobre el segundo positivo, que ocurrió en Miami. El modo de proceder de su equipo fue el mismo, pero esta vez el ente internacional le respondió recién el día 24, nuevamente de manera positiva. Lo llamativo es que la ATP le permitió inscribirse para el Masters 1000 de Madrid, cuyo sorteo se llevó a cabo el 22, cuando aún estaba a la espera de una respuesta y no podía jugar. Su defensa pone sobre la mesa el hecho de que debutó en la capital española recién el 27. Todo legal.
Generó sospechas entre los tenistas que se levanten dos suspensiones provisionales, algo inusual, pero lo cierto es que la ITIA fue a fondo con la investigación e interrogó al propio Sinner, a Naldi, a Umberto Ferrara -otro de los fisios- y a Gius, un amigo del jugador. Hubo incongruencias en cuanto al episodio de la herida que derivó en la compra de un pote de trofodermin, pero el organismo internacional no lo consideró prueba suficiente para sancionar al número uno del mundo viendo que la cantidad de clostebol detectada fue minúscula.
En el punto 72 del informe publicado por la ITIA, Sinner reconoce que nunca supo que se le estaba aplicando un masaje con algún producto como el trofodermin o que pudiera contener clostebol, por lo cual se decidió absolverlo de toda culpa.
Entonces, siguiendo todo este análisis: ¿por qué se le quitó el premio económico y los puntos obtenidos en Indian Wells, siendo que la ITIA determinó que fue accidental y que la cantidad detectada era insuficiente para mejorar su rendimiento deportivo? Una nueva incongruencia. La ATP es la que deberá responder.
Así se explica que pueda entrenarse por estos días en Nueva York y se esté preparando para jugar el martes ante Mackenzie McDonald por la primera ronda del US Open. Creer o reventar.
«No hice nada malo»
“En mi mente sé que no hice nada malo”, dijo Sinner en la conferencia de prensa previa al comienzo del US Open, su primera aparición pública tras conocerse el doping y algunas horas después de anunciarse el despido de Naldi y Ferrara.
“Es una tranquilidad haber sido absuelto. Voy a tratar de dar lo mejor de mi en este torneo. Ya jugué otros con esta situación rondando por mi cabeza y no me fue mal”, agregó el número uno.
Luego de recordar que es respetado en el circuito por su corrección en la cancha, consideró que su reputación podría sufrir las consecuencias de lo ocurrido, pero reiteró: “Si pude seguir jugando es porque no hice nada malo. Siempre fui un jugador limpio, aunque entiendo que esta cuestión puede cambiar el parecer de quienes no me conocen”.
Y añadió: “Los que me conocen bien saben que jamás haría algo que vaya contra las reglas. Es un momento muy duro para mí y para mi equipo, pero son estos los momentos que te permiten saber quiénes son los amigos y quiénes no. Lo que algunos digan sobre mi reputación es algo sobre lo que no tengo control”.
Tratando de dejar atrás lo pasado y enfocado en el futuro, comentó: “Pasaron cosas últimamente, pero hoy estoy contento de estar aquí y de jugar el último Grand Slam del año, quizás el más importante en lo que resta de la temporada. Espero poder jugar con la mente libre, pero sé que no será fácil”.