Esta vez los penales amargaron a Portugal. El equipo de Cristiano Ronaldo, que había superado por esa vía a Eslovenia en los octavos de final de la Eurocopa, ahora perdió en la definición desde los doce pasos ante Francia en el Volksparkstadion de Hamburgo y quedó eliminado del certamen continental.
Y Cristiano dio una de las notas salientes de la jornada, justamente en la tanda. Tras el acierto de Ousmane Dembélé, CR7 se hizo cargo del primer penal de su equipo y lo convirtió en el 1-1 parcial. Pero los futbolistas franceses se quedaron protestando por una supuesta infracción en esa ejecución. Es que entendieron que el crack luso frenó su carrera, lo que está prohibido. Evidentemente, el árbitro alemán Michael Oliver y los jueces del VAR no lo vieron de esa manera y convalidaron el tanto.
Un viejo cambio de regla, que entró en vigencia en el Mundial de Sudáfrica 2010, determina que el jugador que ejecute un penal, ya sea en una tanda o durante el tiempo regular o suplementario, no puede detener su carrera, pero sí aminorar su marcha. El que haga lo primero deberá ser amonestado por considerar que incurrió en una «conducta antideportiva». Y, si termina en gol, deberá ejecutarse de nuevo.
¿Se frenó o no se frenó? Esa es la cuestión.