A casi cien días del comienzo de París 2024, la antorcha olímpica de los Juegos de la XXXIII Olimpíada fue encendida este martes, en Olimpia, delante de las ruinas de 2.600 años de antigüedad del templo de Hera. En un antiguo ritual -que simboliza una conexión entre los Juegos de la Antigüedad, nacidos en el año 776 a.C., y los de la Modernidad- cobró vida la llama de la cita francesa, aunque un cielo encapotado obligó a los organizadores a acudir a un plan alternativo para la ceremonia.

Es que tradicionalmente, la suma sacerdotisa guardiana del fuego olímpico -interpretada por la actriz Mary Miná– utiliza la pureza de los rayos solares (y un espejo cóncavo) para encenderlo. Pero por la presencia de las nubes, en esta ocasión se usó una llama de reserva, conservada desde el ensayo general del lunes en una réplica de alfarería griega antigua.

«Apolo, dios del sol y de la idea de la luz, envía tus rayos y enciende la antorcha sagrada para la hospitalaria ciudad de París. Y tú, Zeus, da la paz a todos los pueblos de la tierra y corona a los vencedores de la Raza Sagrada», exclamó Miná poco antes de prender la antorcha, rodeada de otras sacerdotisas vestidas con largas faldas inspiradas en la Grecia clásica.

Tras un espectáculo artístico que atrapó la atención del público presente en el estadio, sede de los primeros Juegos de la Antigüedad, Miná le entregó la antorcha y una rama de olivo, símbolo de paz, al griego Stéfanos Duskos, campeón en remo en Tokio 2020, quien se transformó así en el primer relevo del fuego de París 2024.

Duskos la condujo hasta el monumento a Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, donde le pasó la llama a la nadadora francesa Laure Manaudou, ganadora de tres medallas en Atenas 2004, incluida una de oro en 400 metros libre.

La ceremonia -que contó con la presencia de Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional; Katerina Sakellaropoulou, presidente de Grecia; y Anne Hidalgo, alcaldesa de París, entre otras autoridades- había iniciado con el izado de las banderas olímpica, francesa y griega y los discursos de protocolo.

El primero en tomar la palabra fue Bach, quien destacó que París 2024 será una cita olímpica «más joven, más inclusiva, más urbana y más sostenible» y la primera con plena paridad de género. Pero sobre todo, hizo especial énfasis en el poder de los Juegos como herramienta de paz.

«Los Juegos Olímpicos son el único acontecimiento que reúne al mundo entero en una competición pacífica. Los atletas envían un poderoso mensaje: sí, es posible competir ferozmente unos contra otros y, al mismo tiempo, convivir pacíficamente bajo un mismo techo. Los atletas brillarán y nos mostrarán de qué grandeza son capaces los seres humanos con toda su excelencia, determinación y resistencia», afirmó el ex esgrimista alemán.

«Esta fuerza del deporte hará de los Juegos Olímpicos de París 2024 un gran símbolo de la excelencia humana y de la unidad de toda la humanidad en toda nuestra diversidad. Estas expectativas son compartidas por miles de millones de personas en todo el mundo. En estos tiempos difíciles que vivimos, con guerras y conflictos en aumento, la gente está harta de todo el odio, las agresiones y las noticias negativas a las que se enfrenta día tras día. En sus corazones -en todos nuestros corazones- anhelamos algo que nos una y que nos dé esperanza. La llama olímpica que encendemos aquí simboliza esa esperanza», continuó.

La antorcha comenzó así su largo camino hacia París, que recibirá unos Juegos por tercera vez en la historia, tras los de 1900, segunda edición de la Era Moderna, y los de 1924.

Recorrerá alrededor de 5 mil kilómetros en Grecia, en manos de 600 relevistas y durante diez días, visitando el Peloponeso; siete islas, entre ellas Kastellorizo, Creta y Santorini; y diez enclaves arqueológicos, como la Acrópolis de Atenas, donde pasará una noche junto al Partenón, y el santuario de Delfos y Maratón.

El trayecto concluirá el 26 de abril en el Estadio Panatinaico en Atenas, sede de los primeros Juegos contemporáneos en 1896. Allí se realizará la ceremonia de entrega al Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024, un gesto que marcará oficialmente el comienzo de la cuenta regresiva hacia la fiesta de inauguración de París.

Poco después, en el puerto El Pireo de la capital helénica, la llama abordará el Belem, un histórico navío francés construido en 1896 y el más antiguo velero de tres mástiles en estado de navegación en Europa, que la llevará a través del Mediterráneo hasta Marsella, en el sudeste de Francia, ciudad a la que llegará el 8 de mayo.

Entonces comenzará el relevo en el país anfitrión, que durará 69 días. Cerca de 10 mil portadores llevarán la antorcha por unas 400 ciudades, a través de 65 regiones. El fuego pasará por las playas del desembarco de Normandía, el Monte Saint-Michel, los Alpes y varios lugares turísticos de París. Y visitará también seis territorios galos de ultramar, como las Antillas, la isla de Reunión, la Polinesia y Nueva Caledonia.

El destino final será el pebetero que se levantará en el Jardín de las Tullerías, frente a la Pirámide del Museo del Louvre, en el corazón de la ciudad sede, y que se encenderá el 26 de julio, en la ceremonia que marcará el comienzo oficial de París 2024.





Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *