Da bronca cómo terminó escapándose la primera chance de ser campeón del Sudamericano Sub 20 para la Selección Argentina. Porque hizo el mayor desgaste el equipo de Diego Placente, lo empezó ganando con un golazo de penal ‘picado’ de Claudio Echeverri y pagó carísimo la única distracción que tuvo ante un Brasil timorato, que eligió defenderse y apeló al juego brusco -permitido por el árbitro- para frenar el dominio de la Albiceleste. Da bronca por ese final caliente, en el que hubo encontronazos y gestos obscenos de los brasileños a los familiares de los jugadores argentinos en las tribunas.
Habrá que esperar hasta el domingo para la definición del campeón -en caso de empate en puntos será por diferencia de gol-, lo único que queda por resolver ya que están los cuatro clasificados al Mundial de Chile (Paraguay y Colombia se sumaron en esta cuarta fecha, eliminando a Uruguay). Con ambos empatados en 10 puntos en la tabla de posiciones, Argentina enfrentará a Paraguay y Brasil a Chile, con una ventaja de la ‘Canarinha’ en la diferencia de gol (+4 contra +3), que es el primer criterio de desempate del reglamento del torneo.
Ojo que también hay certezas que deja esta ‘batalla’ de Caracas. Porque lo que en otra época podía parecer un padecimiento, ahora es un deseo: jugar contra Brasil. Los dos tenían en la memoria el histórico 6-0 para la Albiceleste con el que se inició este camino rumbo al Mundial que se jugará en septiembre del otro lado de la Cordillera.
Por eso no extrañó el dominio que la Selección juvenil desplegó en los primeros 45 minutos. Los dirigidos por Diego Placente impusieron condiciones con el regreso de Ian Subiabre a la titularidad y al esquema que mejor le sienta a este equipo, de lo más parecido a la Scaloneta versión Qatar 2022, por su intensidad en la recuperación tras pérdida, por el despliegue de sus laterales, por sus motores en el mediocampo y por el toque distintivo que le da el jugador que porta la camiseta número 10.
Es que Claudio Echeverri fue lo más peligroso. Tres tiros en los primeros 30 minutos que pudieron haber sido la apertura del marcador y que coronó con esa definición en modo Julián Álvarez picando el penal que Bidon le había cometido a Julio Soler, otro de los baluartes albicelestes.
Muy poquito fue lo que hizo Brasil. Ni siquiera con la desventaja en el marcador, sabiendo que ese resultado le daba el título a la Argentina. Fue planchado el segundo tiempo hasta los 25 minutos, cuando a partir del aire que le dieron los cambios, el conjunto de Ramón Menezes lo emparejó, con pierna fuerte más que juego, con Igor como bandera de ese juego brusco, quien inexplicablemente no se fue expulsado por el árbitro Mathías De Armas, de muy floja actuación.

Pagó carísimo Argentina su única distracción defensiva, un achique sin presión sobre la pelota en el que el propio Igor encontró la diagonal de Rayan, quien definió cruzado y superó la resistencia del arquero Jeremías Martinet.
«El partido lo teníamos controlado, ellos no habían hecho nada para empatarlo. Fue una injusticia, es una lástima», dijo Echeverri, que pidió el cambio por un dolor fuerte en el tobillo izquierdo, donde le colocaron hielo.
Será el domingo entonces el momento de la definición. Argentina buscará un triunfo que lo acerque al título, que vendrá por sexta para el país si Brasil no logra vencer a los chilenos o si la Albiceleste consigue una mejor diferencia de gol que le permita superarlo en ese criterio de desempate.
Pero hay una seguridad: Brasil, ya no te tenemos miedo.