El lunes, cuando toda la atención estaba puesta en el sorteo de la Libertadores, los hinchas de Boca prefirieron apagar el televisor o fingir demencia. Ni siquiera la Sudamericana, torneo consuelo, contará con la presencia del gigante azul y oro. En este contexto, el principal apuntado fue Fernando Gago, un técnico que despertó ilusiones y ya se encontró con la bisagra de su ciclo. A tal punto, que se deslizó la posibilidad de su salida tras la eliminación de la Copa que obsesiona a orillas del Riachuelo.

Lo cierto es que ya pasó un mes del traspié de Boca en la Libertadores y aunque de la derrota contra Alianza Lima quedaron secuelas emocionales, Gago sobrevive en su cargo. ¿Hasta cuándo?

Hacerse esta pregunta parece fuera de contexto cuando el equipo viene de ganar 6 partidos consecutivos, un logro que no se daba desde la Superliga de 2019/2020 que ganó de la mano de Miguel Ángel Russo. Sin embargo, Boca es día a día, partido a partido. No obstante, el otro interrogante que toma cuerpo y que sí tiene respuesta no está vinculado a los plazos, sino al método. ¿Cómo hizo Gago para pasar de ser esmerilado por los hinchas y los propios dirigentes a sostenerse en una de las sillas más calientes del fútbol argentino?

Un día después de la debacle en los penales ante los peruanos, los satélites de Juan Román Riquelme bajaron un discurso que se propagó con potencia. Todos indicaban que Gago tenía las horas contadas. Es más, hasta empezaron a sonar nombres propios para reemplazarlo. Aquellos que caminan los pasillos de la Bombonera, y especialmente quienes tienen acceso al Centro de Entrenamiento de Ezeiza, tienen claro que el ruido se genera adentro, se expande afuera y la culpa siempre es del mensajero.

Quedó claro cuando Gago encaró a Marcelo Delgado, miembro del Consejo de Fútbol y le preguntó: «¿Ustedes me quieren echar?». El Chelo devolvió la pared, como en sus tiempos de eximió delantero, con una respuesta sin dobles lecturas: «No está en nuestros planes cambiar de técnico. Trabajá tranquilo».

Está claro que nadie inventó el rumor que se disparó desde el búnker de Román. Ahora bien, hubo dos situaciones que le dieron aire al entrenador que llegó en septiembre: el respaldo de los referentes y el aspecto económico.

Raúl Cascini y el propio Delgado hablaron con los más grandes, entre ellos Marcos Rojo, ex compañero de Gago en la Selección Argentina, Edinson Cavani y Miguel Merentiel. Todos coincidieron en apoyar a un técnico con el que se sienten cómodos trabajando. Y lo demostraron dentro de la cancha, a fin de cuentas. Después de caer ante Alianza Lima, derrotaron a Rosario Central, Central Córdoba y Defensa y Justicia.

«Siempre dieron la cara por mí los jugadores. Ellos querían ganar por la derrota del otro día. Con el futbolista hablo mucho. Me gusta saber cómo están. Nunca hubo una charla específica sobre un tema. Pero a mí me gusta entender de qué manera están ellos», dijo Gago sobre la reacción de los futbolistas tras el triunfo ante los rosarinos.

Otro tema que sostuvo al técnico fue el aspecto económico. Gago pagó la cláusula de salida de Chivas de Guadalajara y Boca acordó devolverle el dinero a través del contrato. Fueron casi 2 millones de dólares y Pintita no estaba dispuesto a resignarlos.

Gago también tomo decisiones que lo impulsaron. Apelar al «once de memoria» como decía Alfio Basile, justamente uno de los sabios entrenadores que lo dirigió en Boca, le dio solidez al equipo y, sobre todo, confianza a los jugadores, que estaban mareados de tantos cambios. Por más que el técnico siempre diga que «el puesto se gana en los entrenamientos de la semana», ante Rosario Central y Central Córdoba repitió el equipo por primera vez en su ciclo. Y no pudo hacerlo ante Defensa y Justicia porque se desgarró Ander Herrera. No obstante, hizo un solo cambio, señal de que ya tiene la base.

Boca ahora está puntero de la Zona A, casi clasificado y el objetivo es ganar el campeonato, tal cual dijo el propio Gago. “Si queremos ser campeones, tenemos que mejorar”, dijo. La palabra “campeones” no es casual. El técnico fue criticado -también en Racing- por usar el término “competir”. Y Boca, ya lo dijo el Coco, es “Deportivo Ganar Siempre”. Mucho más, cuando una vuelta olímpica a nivel doméstico y la clasificación a la Libertadores 2026 puede empezar a cicatrizar las heridas continentales de 2025.



Fuente Clarin

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