Desde la final de 2006, cuando Roger Federer desplazó del circuito al estadounidense Andy Roddick, ningún local conseguía alcanzar esta instancia. Amigos y rivales desde la infancia, Taylor Fritz y Frances Tiafoe se enfrentarán este viernes con el objetivo de conseguir el boleto al partido decisivo y ser el nuevo nombre a recordar. Este resultado deportivo podría llegar a ser una razón más para comprobar la historia de superación detrás del éxito de «Big Foe».

«Aunque los dos somos estadounidenses, espero que me apoyen a mí el viernes», pidió el tenista de Maryland a los más de 20.000 aficionados que lo apoyaron en el Arthur Ashe durante su partido de cuartos de final frente a Grigor Dimitrov. Pese al abandono del búlgaro en el cuarto set por problemas en su pierna izquierda, los dos dieron un show que ni la intimidante presencia de la mirada de Federer evitó que se soltaran.

Tiafoe, en «su casa», como acentuó en sus últimos festejos, incluida su victoria frente a su compatriota Ben Shelton, fascinó al público. Desde su arribo, hizo uso de su destacable carisma y, en la pista más prestigiosa del mundo, generó un ambiente de disfrute más que encantador para los fanáticos del tenis. Su puesto en semifinales propone mucho más que el 6-1 a favor de Fritz que arroja el historial entre ambos.

Para él, «la Arthur Ashe es diferente» y «ninguno de esos partidos» se acerca a lo que será este. «Es un jugador muy duro, juega muy bien desde ambos lados, tiene un gran servicio y ahora se mueve mucho mejor. Será difícil y un partido muy importante para ambos, jugar por una final», comentó sobre su rival con el que comparte tanto la bandera como jugar juntos al tenis desde los 16 años.

Frances Tiafoe y su tímido festejo luego de la presunta lesión de Grigor Dimitrov que concretó su pase a semifinales. REUTERS/Andrew KellyFrances Tiafoe y su tímido festejo luego de la presunta lesión de Grigor Dimitrov que concretó su pase a semifinales. REUTERS/Andrew Kelly

Un viaje como disparador y la pandemia como empuje

Durante una entrevista con el sitio The Undefeated, en 2019, Tiafoe reveló quién se encuentra detrás del «Tyson de Maryland». En ese momento recordó cómo lo había afectado el viaje a Sierra Leona, la tierra de sus padres Alphina Kamara y Constant Tiafoe, quienes se conocieron en Estados Unidos luego de escapar a mediados de los 90 a causa de una guerra civil en el país africano.

“La pobreza allí es una locura. Lo ves en la televisión, y luego lo ves de cerca y es como, maldita sea. La gente estaba realmente sufriendo y había muy pocas esperanzas. Eso me hizo entender que, como ciudadano estadounidense, tenía oportunidades y era capaz de hacer lo que quisiera”, sostuvo.

Su relación con el tenis empezó desde su nacimiento. Su padre había trabajado como obrero en la construcción del Junior Tennis Champions Center (JTCC) y cuando el complejo fue inaugurado, fue nombrado conserje del predio. Por necesidad, se ofreció a hacer horas extras nocturnas y, en varias oportunidades, tanto Frances como su hermano Franklin pasaban la noche allí. “Dormía en mesas plegables en la oficina. Allí fue donde comenzó mi aventura”, recordó Tiafoe en una entrevista con The Guardian en 2019.

Frances Tiafoe y su festejo a conjunto con el público durante su partido contra Grigor Dimitrov. REUTERS/Andrew KellyFrances Tiafoe y su festejo a conjunto con el público durante su partido contra Grigor Dimitrov. REUTERS/Andrew Kelly

En ese lugar se cruzó con Misha Kouznetsov, un entrenador de juveniles que llegaba desde Pensilvania para encontrar nuevos talentos. Por su contextura física, lo hizo competir con chicos más grandes: tenía 10 años y enfrentaba a rivales al menos dos años mayores.

Fue el campeón más joven en la historia del Orange Bowl, en Florida, uno de los torneos más prestigiosos de juveniles. Irrumpió rápidamente en el circuito profesional para cumplir su sueño deportivo. Con 17 años debutó en el cuadro principal de Roland Garros, y se convirtió en el estadounidense más joven en lograrlo desde Pete Sampras y Michael Chang en 1989.

En 2019 alcanzó su primera mejor temporada con grandes resultados. Frances se posicionó número 29 en el ranking ATP y consiguió alcanzar los cuartos de final del Abierto de Australia, donde fue derrotado por el mismísimo Rafael Nadal.

Para inicios de 2020, el norteamericano desperdició todo lo bueno que había logrado y no se encontraba con su mejor versión. Pero, aunque suene raro, apareció la pandemia de Covid-19 para favorecerlo, tal como supo confesarlo en una entrevista con el sitio oficial de la ATP.

«La pandemia fue probablemente lo mejor que me pasó en mi carrera, si vamos a ser francos. Estaba en un lugar oscuro antes de la pandemia. Me miré al espejo y pregunté, ‘¿Por qué estás aquí? ¿Cuáles son las cosas que necesitas cambiar y cuáles son las cosas en las que necesitas seguir construyendo?’ Me ayudó mucho. Hubo muchas conversaciones profundas», reveló sobre la evolución que atravesó en tiempos pandémicos.

Ese viaje interior provocó una explosión de confianza, que se trasladó a los courts. ¿Por qué? Entre marzo de 2017 y abril de 2021, su historial frente a los jugadores Top Ten del ranking ATP era de 3 victorias y 21 derrotas.

A partir de su toma de decisión frente al entusiasmo por incrementar su rendimiento que presentó durante el distanciamiento al deporte, mejoró sus rachas y gozó del placer de agregar a la lista víctimas como Hubert Hurkacz, Andrey Rublev, Stefanos Tsitsipas, Andrey Rublev y Denis Shapovalov.

En 2022, movilizó su país natal y alcanzó la semifinal del US Open, donde fue desplazado por Carlos Alcaraz en cinco sets. Además, sus grandes resultados le posibilitaron ascender por los puestos del ranking ATP hasta que, a mitades de 2023, consiguió ocupar el número 10 mundial.

Frances Tiafoe y la alegría de llegar a donde se sueña. Marijan Murat/dpa via APFrances Tiafoe y la alegría de llegar a donde se sueña. Marijan Murat/dpa via AP

Cambio de hábitos e ilusión

Este paso adelante se cristalizó con la ayuda del entrenador de Tiafoe en aquel momento, el extenista Wayne Ferreira, quien resaltó que el jugador «no era lo suficientemente profesional’‘, y mencionó cambios importantes de sus hábitos de dieta -muchos chocolates y galletas, y no desayunos-, los entrenamientos y el trabajo de gimnasio.

«Tomó tiempo para ponernos gradualmente en donde nos encontramos hoy», dijo Ferreira en una rueda de prensa en septiembre de 2022. «Realmente no tenía grandes nociones sobre lo que hay que comer antes de los partidos, además de qué comer después de los mismos. Necesitaba un poco de orientación, y ha mejorado mucho gracias a ese control», aseguró.

En diciembre de 2023, Tiafoe comentó que cambiaría de entrenador y le agradeció al extenista por la travesía que compartieron. «Hemos decidido separar los caminos. Gracias por llevarme a ser el jugador que soy hoy. Nada más que cariño y respeto hacia ti. Mi hombre, Wayne Ferreira”, comunicó a través de sus historias de Instagram.

Wayne Ferreira y Frances Tiafoe trabajaron juntos durante tres años. Andrew Eichenholz/ATP TourWayne Ferreira y Frances Tiafoe trabajaron juntos durante tres años. Andrew Eichenholz/ATP Tour

En ese último año juntos, el estadounidense levantó dos títulos ATP, tanto en la tierra de Houston, donde venció al argentino Tomás Etcheverry, como en el césped de Stuttgart. Con su victoria frente a Jan-Lennard Struff en aquel circuito previo a Wimbledon, se aseguró llegar al puesto número 10 por primera vez.

Con la compañía de su compatriota Taylor Fritz, que se ubicaba en el número 8, dos estadounidenses volvieron a integrar por primera vez esos 10 lugares desde mayo de 2012.

En 2024, seguió su carrera junto a Diego Moyano, un argentino extenista, ahora técnico, además de construir su equipo con David Witt y Jordi Arconada, que también representa la celeste y blanca. En estos meses, alcanzó la instancia final en Houston y en Cincinnati, perdiendo en orden contra Ben Shelton y el número uno del mundo, Jannik Sinner.

Ahora, con la final del US Open avecinándose, «Big Foe» espera por su oportunidad el próximo viernes de ser parte del partido que apague las luces por última vez en las canchas de Nueva York.



Fuente Clarin

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