Ninguna medida sanará la herida que produjeron las muertes de jóvenes dos simpatizantes de Colo-Colo unas horas antes del partido frente a Fortaleza el jueves por la segunda fecha del grupo E de la Copa Libertadores ni aliviará el dolor de los familiares y amigos de las víctimas, un chico y una chica de apenas 13 y 18 años. Aclarado lo obvio, y mientras la justicia investiga y ya separó e imputó aun carabinero, el club chileno se expone a duras sanciones de la Conmebol, que pueden llegar hasta la descalificación del torneo, debido tanto a los hechos ocurridos en las afueras del estadio Monumental de Santiago como a la invasión del terreno de juego que motivó la cancelación de un encuentro que, en realidad, nunca debió haberse jugado.
A través de un comunicado publicado en el sitio web de la Conmebol poco después de la medianoche del jueves, la Dirección de Competiciones y Operaciones del organismo informó que la decisión de cancelar el encuentro, luego de que un grupo de simpatizantes del elenco local rompiera dos paños del acrílico perimetral e ingresara al campo de juego, había sido consecuencia de “la falta de garantías de seguridad por parte del club local y de las autoridades locales de seguridad” que permitieran dar continuidad al partido. Un detalle nada menor y también una enorme irresponsabilidad: las muertes, en medio de un fallido y excesivamente celoso operativo de seguridad, ocurrieron antes de que la pelota empezara a rodar.
¿Cuál será la suerte de Colo-Colo? La casa madre del fútbol subcontinental, es sabido, no es partidaria de cancelar un encuentro de cualquiera de los certámenes que organiza. De hecho, en el apartado 1.11 del capítulo 5 del Manual de Clubes de la Copa Libertadores 2025 se establece que “la interrupción, suspensión y abandono del campo de juego o cancelación del partido son el último recurso posible y únicamente se podrán dar cuando hay una amenaza clara e inminente a la seguridad de los jugadores, oficiales y/o público”. Y recomienda que en caso de tener que adoptar una medida, la primera siempre debe ser una suspensión por un período de hasta 45 minutos. La cancelación solo se reserva a situaciones extremas. De hecho, en la trágica noche del jueves, demoraron cerca de hora y media en oficializar la suspensión definitiva del encuentro.
El Reglamento de Seguridad 2025 establece en su artículo 45 que si se produce una invasión de campo, como la que ocurrió el jueves en el Monumental cuando se jugaban 25 minutos del segundo tiempo y el duelo estaba empatado 0 a 0, los responsables de la decisión sobre la medida a adoptar son el equipo arbitral (en este caso, encabezado por el uruguayo Gustavo Tejera) y la autoridad designada por la Conmebol para ese encuentro.
Con el partido cancelado, deberán actuar ahora la Unidad Disciplinaria de la Conmebol, que será la encargada de la instrucción del procedimiento en el que se evaluarán los hechos ocurridos el jueves, y la Comisión Disciplinaria, que adoptará la resolución final.
El Código Disciplinario, en su artículo 6, contempla un amplio abanico de medidas de las que son pasibles las personas jurídicas (los clubes o las asociaciones miembro), entre las que se contemplan la obligación de disputar uno o varios partidos a puertas cerradas, fuera del estadio del club sancionado o incluso fuera de su país; el descuento de puntos y hasta la “descalificación de competiciones en curso y/o exclusión de futuras competiciones”.
El artículo 8 del Código Disciplinario establece que “los clubes son responsables del comportamiento del público asistente” y también “de la seguridad y del orden tanto en el interior como en las inmediaciones del estadio, antes, durante y después del partido del cual sean anfitriones u organizadores”, y aclara que esa responsabilidad “se extiende a todos los incidentes de cualquier naturaleza que pudieran suceder”. En el artículo 12 se señala que los clubes locales “deberán garantizar el orden en los estadios y en sus inmediaciones” y que se les podrán imponer sanciones en caso de ocurrir “la invasión o tentativa de invasión del terreno de juego”.
En los próximos días, la Comisión Disciplinaria deberá decidir cuál será la sanción que le corresponderá a Colo-Colo. Para ello, deberá tomar en cuenta “los elementos objetivos y subjetivos de la infracción”, “las circunstancias agravantes y atenuantes”, y “todos los factores relevantes del caso, incluida la asistencia, el nivel de cooperación del infractor a la hora de revelar o esclarecer la contravención de una norma de la Conmebol, las circunstancias del caso y el grado de culpa del infractor”, según indica el artículo 26 del Código Disciplinario.
La cancelación de un encuentro parece ser, a ojos de la Conmebol, un hecho más grave que la muerte de una o más personas. El 20 de febrero de 2013, durante el partido que San José y Corinthians disputaban en el estadio Jesús Bermúdez de Oruro por la primera fecha del grupo 5 de la Libertadores, Kevin Douglas Beltrán Espada, un simpatizante del conjunto local de apenas 14 años, falleció tras ser impactado por una bengala arrojada por hinchas del elenco visitante. Aquel día, el encuentro se completó (terminó empatado 1 a 1). Por ese hecho, el Timão solo debió disputar un partido a puertas cerradas en el Pacaembu.
En cambio, la pena que recibió Boca en 2015 fue más severa tras la cancelación del partido de vuelta de su llave de los octavos de final ante River en la Bombonera el 14 de mayo de ese año debido a un ataque con una sustancia tóxica a los futbolistas visitantes que pasó a la memoria colectiva como el episodio del «Panadero y el gas pimienta». Tres días después del hecho, el Tribunal de Disciplina de la Conmebol resolvió descalificar de esa edición de la Libertadores al club de la Ribera, aplicarle una multa de 200.000 dólares y una pena de cuatro partidos de local a puertas cerradas y cuatro como visitante sin su público. En febrero de 2016, la pena se redujo un 75%, por lo que solo debió disputar un partido como local a puertas cerradas y uno como visitante sin sus simpatizantes.
Por el momento, pronosticar cuál será la sanción para Colo-Colo por lo ocurrido el jueves resulta aventurado. La resolución no debería demorar demasiado para que una dilación excesiva no afecte el desarrollo del grupo E. Por empezar, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) reclamó este viernes que «Fortaleza sea declarado vencedor por 3 a 0 debido a la responsabilidad del club local». Se atienen a lo previsto «en el Código Disciplinario de la Conmebol».
Por otro lado, las autoridades chilenas decidieron en las últimas horas postergar el clásico entre Universidad de Chile y Colo-Colo que debía jugarse este domingo en el estadio Nacional por una nueva fecha del Torneo de Primera División de Chile. Consideran que no están dadas las condiciones para que se dispute el partido ya que hay temor de nuevos desmanes con Carabineros en la mira por su accionar violento en la noche del jueves.
En principio, el próximo compromiso del Cacique por el torneo continental será frente a Racing el martes 22 de abril a las 21.30 en el Monumental de Santiago. Luego debería visitar a Fortaleza en el Arena Castelão el 6 de mayo, enfrentar a la Academia en el Presidente Perón el 14 de mayo y recibir a Atlético Bucaramanga el 29 de mayo.