Dice el refrán que el tren solo pasa una vez y en la Fórmula 1 eso suele cumplirse a rajatabla. Pero Alpine lo invitó a Franco Colapinto a subirse a su vagón para una segunda oportunidad tras aquella primera vivencia inesperada que Williams le había dado en las últimas nueve carreras de la temporada pasada, cuando eligió para reemplazar a Logan Sargeant al joven argentino de 21 años que desde 2023 se había incorporado a su academia. Esa vez, quien a los 14 años dejó Argentina para seguir su carrera en monopostos con un bolsito y un pasaporte italiano debutó en Monza, a 300 kilómetros del lugar donde ahora se encuentra Clarín para contar lo que ocurrirá en Imola, cuando se suba al A525 que en las primeras seis fechas fue de Jack Doohan.

«Yo tengo que trabajar en mi manejo y en conocer el auto porque estoy seis carreras atrás comparando con todos los demás. Tengo que aprender mucho del auto, que es completamente diferente a lo que estaba acostumbrado. Pero tenemos que volver fuertes: queremos sumar puntos, queremos estar consistentemente arriba, porque es lo que se merecen Alpine y Renault”, afirmó en la previa con la misma ambición con la que en el GP de Azerbaiyán 2024 cruzó la meta en el octavo lugar, en su segundo gran premio y 48 horas después de golpear contra uno de los muros del centro histórico de Baku.

En el autódromo Enzo e Dino Ferrari, a 18 cuadras de la Torre Sforza -el impactante castillo de piedra que fue ideado como una fortaleza en 1261- y emplazado en medio del Parco delle Acque Minerali, no hay paredes a las cuales pasarles por centímetros al buscar los límites. Por el contrario, lo que hay acá son recuerdos victoriosos: el 23 de abril de 2022, cuando Colapinto ganó su primera carrera de Fórmula 3, y la del 18 de mayo de 2024, cuando con un sobrepaso magistral sobre Paul Aron -actualmente, piloto reserva de Alpine- se llevó la Sprint Race de la Fórmula 2. Ese triunfo del que se cumplirá un año el mismo domingo del re-debut fue el que le abrió el portal de la F1: siete semanas después, Williams lo puso en el auto de Sargeant para la FP1 del GP de Gran Bretaña en Silverstone.

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Las expectativas de Franco Colapinto antes de su vuelta a la Fórmula 1

Esta zona de Emilia Romagna es el Silverstone italiano. A una hora en auto está Maranello, la fábrica de Ferrari, el único equipo de la categoría que eligió mantenerse en su país y no mudarse a la ciudad inglesa que sirve de base del resto de las estructuras. Mientras que apenas 15 kilómetros hacia el sudeste, en tanto, está Faenza, donde se remontan los inicios de Racing Bulls antes de que Red Bull entrara en el juego para tener un equipo B.

No muy lejos, solo un poco más al norte, fue donde el Franco adolescente le dijo un día a su papá, Aníbal Colapinto, que si lo bancaba, él se quedaba solo viviendo arriba de una fábrica de un equipo de karting. «Papá, yo sé que la voy a pasar mal al inicio, vamos a estar lejos y vamos a sufrir. Pero si en algún momento tengo una posibilidad remota de llegar a la Fórmula 1 es acá en Europa», le rogó, cuando la primera opción era volverse a la Argentina y regresar cuando ya tuviera 16. La historia es conocida: el piloto nunca regresó, sus managers Maria Catarineu y Jamie Campbell-Walter lo adoptaron como un hijo en su casa de España y del karting pasó a la Fórmula 4 española -su padre vendió una casa para costear la temporada 2019 y su hijo le respondió con el título-, donde empezó a subir peldaños hasta la F1.

Aquí y ahora, en un autódromo que no tiene los lujos de los más recientes que se incorporaron al calendario, al que lo rodea frondosos árboles y en el que, cuando los motores no rugen, hasta puede escucharse el ruido que hace el lago que le da nombre al parque; aquí donde Ayrton Senna, su ídolo de niño, sigue vivo en el monolito ubicado a la vista de la curva Tamburello donde se mató y que día a día fanáticos de todo el mundo envuelven de recuerdos y mensajes; aquí donde ya sintió que puede ser el mejor; aquí donde el paddock ya tiene el cartel con su nombre y sus rivales se alegran por su regreso -aunque también estarán listos para atacarlo- es donde Franco Colapinto volverá a tomar con las dos manos una chance con la que siempre soñó y por la que trabajó desde que se subió por primera vez a un karting. Sabe también él que si el tren pasó de nuevo y paró no puede desaprovecharlo.



Fuente Clarin

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