Casper Ruud es, desde hace algunas temporadas, un animador de las grandes citas del tenis masculino. En los últimos dos años jugó, por ejemplo, la final de tres torneos de Grand Slam, de dos Masters 1000 y de unas ATP Finals. Y hasta llegó a ser número dos del mundo. Sin embargo, tenía una cuenta pendiente: dueño de diez títulos en ATP 250, nunca había conquistado un certamen de una categoría mayor a esa. Hasta este domingo.

El noruego rompió el maleficio en el ATP 500 de Barcelona. Y lo hizo con una victoria doblemente especial ante Stefanos Tsitsipas. Porque no solo logró por fin conquistar su primer trofeo en ese nivel, el segundo en importancia del circuito mayor. Sino que lo hizo sin ceder ningún set en toda la semana y además se tomó «revancha» de la dura derrota que había sufrido en manos del griego hace una semana en el duelo decisivo en Montecarlo.

Ruud, tercer favorito del Conde de Godó, se impuso por 7-5 y 6-3 ante Tsitsipas, quinto preclasificado, pero uno de los grandes favoritos tras su reciente consagración en el Principado.

«La espera valió la pena», reconoció Ruud. «Muchas de las finales que perdí en el camino fueron muy duras. Cada vez que llegás a una final, es una buena semana, así que no podés ser demasiado duro contigo mismo. Pero este título tardó mucho en llegar. Estoy super feliz».

Durante la ceremonia de premiación, se llevó una enorme ovación del público cuando sorprendió con un breve mensaje en español: «Muchas gracias por el apoyo esta semana. Esta pista Rafa Nadal es mi nueva pista favorita y este también es mi nuevo torneo favorito».

Una hora y 29 minutos necesitó el escandinavo, sexto del ranking, para sellar el triunfo y negarle al griego, séptimo de la clasificación, su primer festejo en un torneo que le sigue siendo esquivo.

Es que Tsitsipas jugó cuatro finales en siete años en Barcelona y las perdió todas. En 2018 y 2021, ante Nadal, doce veces campeón en el polvo de ladrillo catalán , y el año pasado, con Carlos Alcaraz. Con la de este 2024, se unió al club que forman el español David Ferrer y el enorme Guillermo Vilas, los tenistas que más finales habían perdido en el certamen.

El duelo decisivo de este domingo poco tuvo que ver con el que disputaron hace siete días en el Masters 1000 monegasco, en la que Ruud poco pudo hacer para frenar a un Tsitsipas inspirado y terminó cayendo por 6-1 y 6-4. Y eso que el nacido en Oslo hace 25 años no pudo empezar de peor manera el encuentro: con una doble falta en el primer punto y perdiendo su saque en el game inicial.

Tras los nervios del arranque, Ruud tomó la iniciativa tras romper el saque de su rival en el sexto juego y sostener el suyo en el siguiente para adelantarse 4-3.

Tsitsipas no encontraba la manera de conectar bien el revés e intentaba acortar los puntos con golpes ganadores de drive o tratando de llevar a su adversario a la red. Pero Ruud fue sintiéndose cada vez más cómodo en los peloteos, sobre todo con su revés, el arma que mejor le funcionó en el partido.

Con 6-5 para el escandinavo, un passing de revés paralelo y una derecha ganadora le dieron dos set points. Y en el primero, el griego estrelló la pelota en la red para entregar el set inicial por 7-5.

Tsitsipas pareció acusar los dos últimas batallas que había tenido en las rondas previas: en cuartos de final, cuando tuvo que salvar dos match points ante el argentino Facundo Díaz Acosta, y en semis, cuando tuvo que remontar una desventaja de un set ante el serbio Dusan Lajovic. Y en el arranque del segundo set, se lo notó falto de energía.

Ruud cumplió la tradición del campeón y se dio un chapuzón en la pileta del club. Foto AP/Joan MonfortRuud cumplió la tradición del campeón y se dio un chapuzón en la pileta del club. Foto AP/Joan Monfort

En cambio, a Ruud, mucho menos errático y más sólido con la devolución que su rival, se lo veía más fresco y sobre todo, más convencido de que podía lograr la victoria.

Con un quiebre en el cuarto game del segundo parcial, el noruego se puso 4-1 y encarriló definitivamente el partido. Podría incluso haberlo cerrado antes, si lograba convertir los otros dos break points que tuvo en el sexto juego, pero no pudo.

En el noveno game, un Tsitsipas entregado tiró cuatro pelotas afuera, lo que le permitió a Ruud sostener su saque en cero y sellar la victoria.

«No jugué mi mejor tenis acá. No sentí que mis golpes tuvieran el mismo efecto que tuvieron en Montecarlo. En la final no tuve la capacidad mental de pelear, aunque quisiera esforzarme. Casper fue demasiado bueno, estuvo más fresco de mente, con un mejor tenis y se merece la victoria», reconoció Tsitsipas.

"Casper fue demasiado bueno y merece la victoria", reconoció Tsitsipas. Foto REUTERS/Albert Gea«Casper fue demasiado bueno y merece la victoria», reconoció Tsitsipas. Foto REUTERS/Albert Gea

Ruud reflexionó: «Quería mi revancha; sabía que estaba listo mental y físicamente. No fue el mejor comienzo, pero conseguí acomodarme y lo hice retroceder. Y le pude quebrar al final del primer set, lo que fue fantástico».

Y agregó: «Fueron dos semanas muy largas para los dos. Es obvio que en algún momento el cansancio iba a aparecer. Creo que ambos estábamos en forma para jugar, no se trata de eso, pero ganar el primer set fue enorme».

Profesional desde 2015, Ruud inauguró su palmarés personal en 2020 en Buenos Aires. Luego sumó otros diez títulos, todos en torneos 250. Ganó Ginebra, Bastad, Gstaad, Kitzbuhel y San Diego en 2021; repitió en el Argentina Open, Ginebra y Gstaad en 2022; y conquistó Estoril el año pasado.

En los últimos dos años tuvo varias chances de romper el maleficio de los 250. En 2022, además, jugó las finales de Miami, Roland Garros, el US Open y el Torneo de Maestros. Fue también finalista en el «grande» francés el año pasado. Y esta temporada disputó la primera en un 500, en Acapulco, y también la de Montecarlo. Pero recién en Barcelona le puso fin a su mala racha.

«Este es el título más grande de mi carrera y significa mucho para mí. Hacía mucho tiempo que lo buscaba, pero siempre me había quedado corto. Este año estoy intentando desarrollar muy juego en muchos sentidos para intentar sorprender. En los últimos seis meses, estoy dando pasos en la dirección correcta en mi juego y me alegra que esté surtiendo efecto», aseguró Ruud.

«Estoy muy contento de que haya pasado acá, en Barcelona, en un estadio lleno y en una cancha que lleva el nombre de Rafael Nadal», aseguró. «Es especial para mí porque admiré a Rafa toda mi infancia. Yo mismo vine aquí cuando era un niño de 13 años para ver jugar a él y a los demás. Porque también Tommy Robredo y David Ferrer me inspiraron cuando era joven. Y también pasé muchos años en España, sin los cuales no estaría hoy acá. Por eso es una gran sensación levantar este trofeo».





Fuente Clarin

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