A tan solo un mes de su desembarco en Uruguay, la aventura de Ricardo Caruso Lombardi como técnico de Miramar Misiones llegó a su final. Renunció a su cargo luego de caer 2-1 frente a Liverpool. Así de breve fue la extensión que tuvo el regreso del argentino a la dirección técnica luego de cinco años. Fue breve pero intenso. Fiel a su estilo, el DT no tuvo partido en que no se viera metido en alguna polémica.
A mediados de abril, Caruso Lombardi tomó las riendas de un Miramar Misiones que marchaba último en el campeonato uruguayo, con la misión de hacer lo que mejor le sale (o lo que lo hizo famoso): salvarlo de la zona roja del descenso. Sin embargo, las cosas no salieron de la mejor manera y este miércoles 22 de mayo todo llegó a su punto cúlmine.
Un saldo de cuatro derrotas, un empate y tan solo una victoria fue lo que dejó el corto paso del técnico de 62 años. La única vez que se llevó los tres puntos fue en su segundo encuentro, cuando venció 2-1 a Deportivo Maldonado. Igualmente, por más pobre que pueda sonar el dato, dicho triunfo fue el único que Miramar consiguió en todo el año. Antes del arribo de Lombardi había igualado en cuatro ocasiones y perdió en tres.
Tras el efímero paso de Caruso, Miramar Misiones continúa en el fondo de la tabla, a dos puntos del penúltimo Fénix y con dos fechas por disputarse del primer torneo local del año. Sin embargo, los motivos que llevaron al DT argentino a presentar la renuncia no fueron los resultados sino por razones extradeportivas: quedó envuelto en un escándalo por «insultos racistas».
En su último partido, contra Liverpool, Miramar Misiones se quedó con un jugador menos a los 12 minutos de juego. Desde ese momento, Caruso no dejó de cruzarse con el árbitro Javier Feres. Y explotó sobre el final tras una nueva tarjeta roja que dejó a su equipo con nueve.
«Siempre nos cagan a nosotros«, había dicho el Tano cuando se quedó con 10. Y, ya con nueve, atendió con todo a Feres antes de también ver la tarjeta roja: «Ni foul fue. Te van a aplaudir. Jetón, negro de mierda. Jetón. Yo no me voy a ir. Mirá el VAR«, tiró el DT, que entendía que Miramar estaba siendo perjudicado.
La desafortunada frase de Caruso tomó relevancia inmediatamente, a pesar de que él se redactó en sus redes y admitió que le «dio vergüenza» ver la repetición de sus dichos. No obstante, desde la Federación Uruguaya decidieron tomar cartas en el asunto para aplicar una dura sanción sobre el técnico: debía estar cinco fechas sin dirigir.
«No es normal que me pongan 70 micrófonos a mí y uno a los demás, que la cámara me enfoque todo el tiempo. Están esperando que yo pise el palito y eso a mí me molesta«, fue la respuesta de Ricardo, en diálogo con el medio uruguayo Sport 890.
En consecuencia, sin la intención de «querer perjudicar al club», el ex estratega de San Lorenzo, Racing, Tigre y muchos equipos más de Argentina, decidió armar las valijas. «Mi posición es la de irme. Yo no puedo estar pendiente de que me puedan dar cuatro o cinco partidos para estar afuera de la cancha«, explicó el DT.
Y en defensa de la frase que lo condenó, apeló: «Lo que me duele y me molesta es que metan al racismo de por medio. Yo convivo con varios chicos de tez morena y estamos todo el tiempo jodiendo y abrazados. Le dije: ‘Negro de mierda’, pero lo dije de bronca. Es una manera de hablar que yo tengo”.
La magia de Caruso no tuvo efecto del otro lado del Río de la Plata. «Me moría de ganas de dirigir en Uruguay«, se lamentó, siendo consciente de que su regreso al fútbol, luego de su paso por Belgrano de Córdoba en 2019, no salió como esperaba. Pero de la misma forma a como se despidió del Pirata, acusó a Claudio Chiqui Tapia de estar ligados a su flamante renuncia. «Siento que le caigo mal a los árbitros. Vengo de un país donde estoy enfrentado al poder, estoy enfrentado a full con Tapia, Tapia es amigo del presidente de Asociación Uruguaya de Fútbol«, argumentó.
Los cinco años fuera de las canchas no le hicieron perder su esencia al entrenador. Los cruces contra los árbitros y el uso del VAR, al igual que en Argentina, fueron moneda corriente en cada uno de sus tan solo seis partidos dirigidos. Ya lo había confirmado el día de su debut, cuando perdió 2-1 contra Nacional.
El Bolso le dio vuelta el partido a Miramar Misiones, a quien le anularon un posible 2-0 a instancias de la tecnología, que detectó offisde en la jugada del gol. Una vez finalizado el partido un enojado Caruso Lombardi disparó: «No lo quisieron cobrar, está por lo menos 30 centímetros habilitado salvo que hayan hecho las líneas como en Argentina que las hacen con las curvas para no hacerlas derechas«.
Con mayor efervescencia, criticó: «Los hinchas que lo estaban mirando me decían ‘mirá Ricardo que no es off side’, si los hinchas se dan cuenta, el del VAR que está sentado fumándose un faso con un whisky ¿No se da cuenta?«.
Más allá de los constantes tirones de oreja que recibía de los referís en medio de los partidos, la cuestión táctica tampoco fue un fuerte en el equipo de Caruso. Especialmente en lo defensivo, lo que solía ser uno de sus puntos fuertes en cada equipo por el que pasaba. Esta vez, le convirtieron 13 goles en seis partidos. Un promedio de dos tantos en contra por encuentro. De su lado, Miramar solamente gritó en ocho oportunidades. Tres de ellos los convirtió en un mismo partido en el que igualmente perdió 5-3 contra Danubio.
«Nunca vi una cosa así. ¿Si Miramar Misiones tiene el sello de Caruso? Hoy el sello se fue a la mierda. Todo lo que a mí no me gusta pasó hoy. No me suelen hacer cinco goles», declaró con su característico humor luego de la derrota. .
Ahora, el futuro de Caruso es una incógnita. ¿Buscará continuar con su plan de retomar su carrera como entrenador? ¿O volverá al puesto que tomó en los medios de comunicación durante los últimos años? La única certeza hasta el momento es que aquello que parecía estar destinado a ser una más de sus obras milagrosas, terminó durando mucho menos de lo esperado.