Agustín Canapino luce cada vez mejor en la ultra competitiva IndyCar. Este domingo llegó 12° en el Grand Prix de Detroit, que se corrió sobre 100 vueltas en un exigente circuito callejero y así igualó su mejor actuación en la categoría reina de la velocidad en Norteamérica, donde compite desde 2023. El ganador de la prueba, que tuvo incidentes a granel pero apenas cinco cambios de mando, fue el estadounidense Scott Dixon, que es el nuevo líder del campeonato.
El argentino, a bordo del auto N°78 del Juncos Hollinger Team, sobrevivió a una carrera alocada que tuvo su primer accidente en la vuelta inicial cuando Will Power hizo un trompo luego de un toque que le causó problemas a otros seis autos.
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El argentino esta vez fue claro con su mensaje: «Me desalineo todo el auto», dijo después del choque con el piloto frances.
Canapino zafó y en el relanzamiento quedó décimo. Fue pura ganancia para el arrecifeño, que había partido desde el 17° lugar de la grilla. Trepó una posición después de que el español Alex Palou, el líder de la categoría hasta este domingo, se retrasara y para el decimosexto giro subió otro escalón después de que el brasileño Helio Castroneves entrara en trompo y el local Kyffin Simpson lo enganchara de frente.
Tras el primer paso por boxes, el múltiple campeón del TC quedó relegado al 17° lugar de la clasificador. Y desde ahí, aprovechando los errores ajenos y una de las tantas banderas amarillas, llegó a avanzar hasta la tercera ubicación. Era otro carrerón del argentino, quien venía de hacer una enorme experiencia en las 500 millas de Indianápolis, donde un error infantil lo privó de quedar en el top ten.
La lluvia le puso otro condimento a la competencia y Canapino mostró su oficio. A tal punto que después de otro toque protagonizado por Power, esta vez con Rinus VeeKay, volvió a trepar al séptimo escalón.
Los accidentes se repetían y también las banderas amarillas y los relanzamientos. La carrera lucía complicadísima. De hecho, el francés Romain Grosjean, coequiper de Canapino, se pegó durísmo con el danés Christian Lundgaard. Así fue como otra vez el argentino apareció sexto en el clasificador.
Sin embargo, no pudo terminar ileso. En el enésimo relanzamiento, en la vuelta 60, el francés Theo Pourchaire quiso meterse por un lugar indebido, lo tocó y, por fortuna, el argentino apenas perdió tres posiciones. Cinco giros más tarde, hizo su segunda detención y cayó al 14° lugar.
A partir de allí, el de Arrecifes siguió haciendo la suya y aprovechando cada oportunidad que le daban los demás para escalar. En el giro 70, después de otra bandera amarilla, Josef Newgarden, el ganador de las 500 millas de Indianápolis, tocó a Kyle Kirkwood, entró en trompo y Palou se lo llevó puesto. Canapino subió dos puestos para quedar 12°.
Fue entonces cuando vio que tenía resto para meterse en el top ten. Sobrepasó al brasileño Pietro Fittipaldi y luego al francés Tristán Vautier para quedar otra vez en el décimo lugar. Se lucía el argentino. Sin embargo, cuando parecía afianzarse en esa posición, el auto se le fue de cola y tuvo un leve toque contra una pared. Eso le hizo perder ritmo y el estadounidense Santino Ferrucci y Pourchaire lo dejaron atrás, otra vez en el 12° puesto cuando quedaban 11 giros para la bandera de cuadros.
Así llegó hasta el final, más allá de que Fittipaldi hizo todo lo posible para desplazarlo. Solo 17 pilotos completaron las 100 vueltas.
«Puesto 12 acá en Detroit después de una final loca, como era de esperar. El tema es que llegó la lluvia y fue un vaivén de emociones. La carrera empezó bien. Me puse 10°. Con la lluvia, cuando todos se estaban mezclando, llegamos a quedar terceros. Sin embargo, tuvimos que volver a entrar a boxes para poner gomas para pista húmeda y eso nos retrasó. Lamentablemente Pourchaire comete un gravísimo error y me choca fuerte y me destroza el auto. Afortunadamente pude llegar aguantando como podía con un auto que estaba completamente desalineado», sintetizó el argentino.