Así como hay equipos, como Real Madrid, que parecen estar angelados por una mística que los empuja siempre a protagonizar -y muchas veces ganar- la Champions League, a Paris Saint-Germain no se le abre el camino hacia la Orejona ni cuando lo merece.

La obsesión por alzarla ya pasó a vestirse de karma para el conjunto parisino que hizo todo lo que estuvo a su alcance en la noche del martes en el Parque de los Príncipes menos los goles y volvió a perder por 1-0 ante un Borussia Dortmund que se refugió en su arquero y en los palos para sostener el triunfo que lo depositó en la gran final del 1 de junio en Wembley.

La foto es la de un nuevo y doloroso fracaso deportivo para PSG, que encima ahora transita el epílogo de una era. Ya sin Lionel Messi y sin Neymar y con un Kylian Mbappé que podría estar viviendo sus últimos partidos en el club francés. No hay caso. Esta vez quedó eliminado en la semifinal por el equipo que ocupa el quinto puesto en la Bundesliga.

Dortmund, al igual que en Alemania en donde la semana pasada también se impuso por 1-0, fue puro oportunismo. Pegó en los momentos justos tanto en la ida como en la vuelta y se ganó el derecho a disputar la tercera final de Champions de su historia (fue campeón en 1997 y subcampeón en 2013).

La impotencia de los franceses se magnificó porque esta vez verdaderamente mereció otro desenlace. Clavó cuatro tiros en los postes en la revancha, que sumados a los dos que había estrellado en el primer duelo de la serie contabilizó en total seis remates salvados por los parantes de un arco que no se le abrió nunca al PSG.

Foto: Anne-Christine POUJOULAT / AFPFoto: Anne-Christine POUJOULAT / AFP

Luis Enrique cambió para este cruce: metió al portugués Goncalo Ramos y corrió a Mbappé a la izquierda. De todos modos, no logró inquietar por allí tampoco la figura de la selección, ante la mirada de Didier Deschamps desde un palco. Mbappé siempre intentó, pero no prosperó. Fue bien contenido por la defensa alemana tanto por afuera como cuando se volcó por el centro. Y con la estrella anulada, todo fue más complejo para el local.

El escenario se puso realmente negro con el cabezazo ganador de Hummels tras un tiro de esquina a los 5 minutos del complemento. Paris Saint-Germain necesitaba entonces dos goles para empatar la serie. No pudo hacer ni uno.

Fue un monólogo parisino, aunque entre la falta de puntería, los palos y el arquero Gregor Kobel todo ese dominio no se tradujo al resultado.

Los millones pueden comprar figuras, pero no compran goles. Y PSG se despidió una vez más de su máximo sueño.



Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *