Oscar Piastri es el nuevo actor principal de la Fórmula 1. Con su triunfo del domingo en el Gran Premio de Arabia Saudita, el tercero para él en un calendario que lleva apenas cinco fechas disputadas, el australiano se convirtió en el primer piloto de su país en liderar la máxima categoría en 15 años. Y a segundos de cruzar la meta celebró con su característica mesura la victoria que le permitió robarle el primer lugar a su compañero Lando Norris. «Bien hecho a todos. La salida ha sido un poco más difícil de lo que esperaba, pero el coche anduvo genial», le dijo por radio a su equipo con voz tranquila, sin la exaltación que suelen mostrar sus colegas y rivales ante resultados como el que consiguió en Jeddah.

Fue un festejo típico de Piastri, el «hombre de hielo» de la parrilla, que un poco por su naturaleza y otro por una decisión tomada a consciencia, gestiona las emociones de una manera tan particular que desde la tribuna pareciera que le da lo mismo tener que abandonar que terminar en el podio. Él asegura que no es así y que «hay muchas cosas que no se ven debajo del casco».

«Me he emocionado un par de veces en mi carrera; cuando son emociones negativas, tienen un impacto negativo. También hay emociones positivas que están ahí. Creo que es algo natural estar tranquilo y tratar de estar relajado, pero también hay mucho esfuerzo consciente en ello», comentó tras ganar en Bahrein su segunda carrera del año.

«Igual no soy un robot. Tengo altibajos. Me cuesta menos esfuerzo que a otros controlarlos, pero cada persona es diferente. En China dije que si hubieran tenido una cámara para ver mi rostro, habrían visto que estaba bastante emocionado. Probablemente hay más cosas que no se ven debajo del casco. Pero así es como yo lo enfoco», agregó.

Y reveló que ni siquiera comparte todo lo que siente con su equipo: «La radio es un botón por una razón. Y la usás cuando creés que debés hacerlo».

De perfil bajo y pocas palabras, la personalidad de Piastri contrasta con la de su compañero Norris, mucho más carismático y extrovertido, y con la mayoría de los otros integrantes de la parrilla. Y hacen que el australiano no sea uno de los grandes favoritos de los fanáticos, algunos de los que hasta lo consideran «aburrido». Pero él demostró que no necesita brillar fuera de la pista para ser competitivo al volante. Viene haciéndolo desde el inicio de su historia en el automovilismo.

Nacido para correr

Piastri nació en Melbourne el 6 de abril de 2001 y su conexión con el deporte motor comenzó de muy pequeño. Su padre Chris, de raíces italianas, le dijo a The Sydney Morning Herald que los cuentos que le leía a su hijo a la hora de dormir eran «principalmente libros de autos». Oscar comenzó a correr en karting en 2011 y en 2014 fue campeón junior en su país.

En 2016, con apenas 14 años, se mudó al Reino Unido para perseguir su anhelo de llegar a la categoría reina. Fue una decisión difícil, porque muy joven tuvo que elegir entre alejarse de su familia o renunciar a su gran sueño.

«Nos mudamos en enero y los primeros seis meses viví con mi padre. Y en julio o agosto me dijo que tenía que volver a Australia con el resto de mi familia. Que podía volver con él o quedarme, pero en ese caso iba a tener que ir a un internado. Estaba disfrutando las carreras en Europa y quería intentar perseguir mi sueño de ser piloto de F1, así que sabía qué tenía que hacer. Manejar es lo que realmente disfruto«, recordó el año pasado en una entrevista con el sitio Motorsport.

Instalado en suelo británico, comenzo, de a poco pero a paso firme, a ganar experiencia y a hacerse su lugar en las categorías teloneras del Gran Circo. En 2017 fue subcampeón de la F4 Británica. En 2019 se coronó en la Fórmula Renault europea. Y en 2020 vivió un año de grandes cambios.

Primero, porque se sumó a la escudería Prema, una de las más importantes en las categorías promocionales, con la que terminaría ganando el título de la Fórmula 3 ese año y el de la Fórmula 2 en la siguiente temporada. Ya corría con la misma tranquilidad de hoy.

«Nunca entra en pánico, nunca se preocupa, siempre escucha lo que la gente le dice que haga y trata de adaptarse lo mejor posible. Es muy tranquilo, técnicamente muy dedicado y es un tipo increíble con el que trabajar», contó René Rosin, jefe de ese equipo, a fines de 2021.

Segundo, porque ese año nació su vínculo con Mark Webber, quien había sido el último australiano en liderar la Fórmula 1. Hasta el domingo. Fue en 2010, cuando a bordo de un Red Bull ganó en Hungría y se trepó a la punta de la tabla, delante de Lewis Hamilton y de Sebastian Vettel.

Su compatriota se transformó en su manager y fue clave para el desembarco de Oscar en la Fórmula 1, porque lo ayudó a conseguir «la financiación y el patrocinio necesarios para solventar los altos costos que implica una carrera en el más alto nivel», como explicó Piastri padre.

Oscar Piastri celebra su triunfo en Jeddah. 
Foto APOscar Piastri celebra su triunfo en Jeddah.
Foto AP

«Es difícil llamar la atención, especialmente en el paddock de la F1, ya que son bastante difíciles de complacer. Pero no hay mucha gente que no me haya mencionado lo impresionados que están con él», reflexionó Webber poco después de comenzar la sociedad con el joven piloto.

Y tercero, porque se sumó a la academia de Renault (hoy Alpine), lo que le terminó abriendo las puertas del F1. Aunque no sin controversia.

La polémica en torneo a su desembarco en el Gran Circo

Tras coronarse en 2021 en la Fórmula 2 y ante la imposibilidad de volver a correr en esa categoría (por reglamento, quienes la ganaron no pueden seguir), Piastri tuvo que decidir si cambiaba de rumbo o se quedaba como piloto de reserva en Alpine, que ya tenía contratados para 2022 a Fernando Alonso y Esteban Ocon. El australiano eligió esa segunda opción y asumió ese rol en la escudería francesa, el mismo que tiene Franco Colapinto. Pero durante el receso de mitad de temporada, la buena relación entre el piloto y el equipo se rompió.

Es que luego de que Alonso anunciara inesperadamente su mudanza a Aston Martin en 2023, para tomar el lugar que liberaría Vettel tras retirarse, Alpine se apresuró a confirmar a Piastri como nuevo compañero de Ocon, incluso antes de hablarlo con el australiano y su entorno.

«Oscar es un talento brillante. Estamos orgullosos de haberlo nutrido y apoyado a través de los difíciles caminos de las fórmulas juveniles. Lo hemos visto desarrollarse y madurar hasta convertirse en un piloto que es más que capaz de dar el paso a la Fórmula 1 -anunciaron los franceses en un comunicado-. Creemos que el dúo con Ocon nos dará la continuidad que necesitamos para lograr nuestro objetivo a largo plazo de luchar por victorias y campeonatos».

Una hora y 49 minutos más tarde, Piastri salió a desmentir el acuerdo. «Entiendo que, sin mi consentimiento, Alpine F1 ha publicado un comunicado de prensa sobre que conduciré para ellos el próximo año. Esto está mal y no he firmado un contrato con Alpine para 2023», escribió en Twitter. Y remató: «No conduciré para Alpine el próximo año».

Entonces comenzó a circular en el paddock la versión de que el oceánico tenía todo arreglado de palabra con McLaren para reemplazar en 2023 a su compatriota Daniel Ricciardo. Y un mes después del desplante del joven a Alpine en las redes sociales -y en medio de las amenazas de una demanda millonaria del equipo francés, que finalmente no prosperó-, el australiano y la escudería británica hicieron oficial el rumor.

Con Norris como compañero, Piastri debutó en la F1 con un abandono por problemas eléctricos en el Gran Premio de Bahrein de 2023 y desde entonces no dejó de crecer, siempre en silencio y sin llamar mucho la atención.

Su primer podio llegó ese mismo año en Japón, cuando fue tercero detrás de Max Verstappen y Norris. El año pasado celebró su primera victoria, en Hungría, donde fue escoltado en el podio por su compañero y por Hamilton, aún en Mercedes. Festejó también en Azerbayján, se subió al podio en otras seis citas y terminó cuarto en el campeonato, detrás de Verstappen, Norris y Charles Leclerc. Y aportó buena parte de los puntos con los que McLaren se quedó con el título de constructores y rompió una sequía de 26 años.

Piastri y un tranquilo festejo en el podio, junto a Leclerc y Verstappen. Foto ReutersPiastri y un tranquilo festejo en el podio, junto a Leclerc y Verstappen. Foto Reuters

Piastri seguía igual a la sombra de Norris, el piloto número 1 del equipo con sede en Woking, Inglaterra, y quien se perfilaba como el gran candidato para pelearle el campeonato otra vez a Verstappen en 2025.

Pero el australiano sorprendió en el arranque de la temporada. Tras un decepcionante noveno puesto en Melbourne, su casa, dio un paso al frente y con uno de los mejores autos de la parrilla hilvanó cuatro enormes actuaciones. Ganó en en China, fue tercero en Japón, se coronó también en Bahrein y repitió el domingo en Jeddah, para transformarse en el nuevo líder y hacer historia.

Ese logro, con el que rompió una nueva barrera en su carrera y confirmó que McLaren tiene dos nombres de primer nivel para soñar con un título, igual no alteró su tranquilidad ni le cambió el semblante.

«Una de las mayores mejoras de la semana fue que la botella de agua ha funcionado», se animó a bromear, recordando que la semana pasada había tenido problemas con el sistema para hidratarse durante la carrera y dejando entrever ese particular y sutil sentido del humor tan familiar para quienes lo conocen. «Estoy muy cansado: necesito un sofá», agregó casi con la misma expresión.

Tenía una sonrisa más amplia que la habitual, pero sin excederse demasiado. Así es Oscar Piastri, el líder de la Fórmula 1, el «hombre de hielo» del Gran Circo.





Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *