Ángel Di María probó un aperitivo de lo que se le viene, y demostró que a los 37 años está muy a la altura. El debut de Benfica en el Mundial de Clubes contra Boca, que terminó en empate 2-2, le sirvió al Fideo para empezar a sentir lo que se le viene en cuestión de semanas, cuando se ponga la camiseta de Rosario Central y regrese al fútbol argentino tras 18 años en la elite mundial.
Se jugó en el Hard Rock Stadium de Miami pero pareció la Bombonera por el griterío constante que la hinchada de Boca le ofreció a sus jugadores pero también al Benfica, viviendo un duelo especial con Di María y otro más picante con Nicolás Otamendi, los dos argentinos que terminaron amargando al Xeneize.
Fideo mostró orgullo con el partido 0-2, por ejemplo probando la atención de Agustín Marchesín con un córner que intentó ser olímpico. Después pateó el centro de la infracción señalada por VAR a Otamendi y se hizo cargo del penal, que pateó con una una suficiencia magistral.
«¿En el festejo del gol le pediste perdón a la gente de Boca?», le preguntó Clarín al rosarino en zona mixta, por una imagen en la que se lo ve juntando las manos, camino al centro de la cancha. Pero parece que su gesto tenía otros destinatarios.
«No, no… saludé a mi familia, que estaba ahí arriba», contestó Angelito, a pura sinceridad, sacándole una sonrisa a todos en el sector de prensa. Y agregó: «Todo el mundo está diciendo que pedí disculpas pero no, viene bien igual…». No era perdón sino su corazoncito característico apuntando hacia los suyos.
«Creo que el empate al final fue positivo. Arrancamos bien, sabíamos lo que era Boca, lo que es el fútbol argentino… Teníamos claro con lo que nos íbamos a enfrentar pero no se nos dio el resultado que queríamos. Ahora tenemos dos partidos para luchar por la clasificación. ¿Si me sorprendió lo friccionado? No, yo ya sé lo que es el fútbol argentino», comentó el crack.
Benfica ahora juega contra Auckland City, el equipo neozelandés que sufrió la histórica paliza 0-10 ante Bayern Múnich, y en la última se enfrentará contra los germanos, quizá sabiendo que un empate entre los europeos los mete a ambos en octavos.
«Para nosotros es difícil, para Boca también», avisó Di María, y analizó: «Ellos tienen al Bayer ahora; necesitamos ganar los dos partidos para clasificar. Sabemos que el Bayer es muy difícil y la vamos a tener complicada los dos».
Di María, que tras el partido posó con Juan Román Riquelme, recordó que su última vez contra Boca había sido en un partido que tuvo al hoy presidente con la 10 y en cancha. Fue en otra igualdad, pero 1-1, con goles de Rodrigo Palacio y Emilio Zelaya, el 18 de febrero de 2007, en el estadio xeneize.
A Fideo le pareció normal que la misma gente que lo ovacionó en el partido de despedida de Riquelme, en la Bombonera, esta vez eligió tratarlo con mayor hostilidad. «Es normal si me putean, sentí el cariño igual. Estoy con otra camiseta y encima me tocó hacer un gol. Es fútbol y uno lo entiende».
Aquella última vez, en el banco de Boca también estaba Miguel Ángel Russo, otro con parte de su corazón anclado en Rosario Central. Se dieron un abrazo antes del arranque, pero después Angelito no estuvo de acuerdo con el DT, que en conferencia afirmó que el penal del descuento no le había parecido una falta sancionable. «Ustedes tienen que decir…», le volvió a responder Di María a Clarín. «Para mí se ve claro que le pegan por atrás a Nico, pero bueno, es decisión del árbitro».
El 11 del Benfica salió reemplazado un rato antes del final y ahí sí la gente de Boca bajó la guardia y acompañó su despedida rodeando la cancha con aplausos. Lo más probable es que se vuelvan a ver las caras dentro de poco, por la octava fecha del Torneo Apertura que arranca en julio, pero esta vez ya no en La Boca ni en Miami, sino que en Arroyito.