«Es el lugar en el que todo golfista quiere estar», afirmó Ángel Cabrera hace algunas semanas, ilusionado con su confirmado regreso al Masters de Augusta, el torneo que ganó en 2009, el que fue siempre su mejor Major y el que volverá a jugar este fin de semana luego de seis años, en los que desapareció de las canchas de golf y pasó 32 meses encarcelado tras ser encontrado culpable de violencia de género. El cordobés, de 55 años, será uno de los 95 jugadores que lucharán por el título en el tradicional campo de Georgia. Y llegará al certamen en un buen momento, a días de haber conquistado su primer título en el PGA Champions Tour, el circuito de veteranos más competitivo del mundo.

El Pato se coronó el domingo en el James Hardie Pro Football Hall of Fame Invitational, en Boca Raton, Florida, tras liderar durante las tres jornadas de competencia y finalizar con una tarjeta de 205 golpes, once bajo el par de la cancha y dos menos que el coreano K.J. Choi. Así, se aseguró la tarjeta de ese circuito hasta diciembre de 2026. Cortó una sequía de casi once años sin victorias en Estados Unidos; la última había sido en el Greenbrier Classic de 2014, por el PGA Tour. Y consiguió su segundo título desde que volvió a jugar luego de recuperar la libertad, tras el del Paul Lawrie Match Play, evento del tour europeo de veteranos, en junio pasado.

«Es increíble estar acá en este momento. Sabía que en algún momento iba a llegar (el primer título), pero no pensé que iba a ser tan rápido. La verdad es que estoy muy contento», comentó el cordobés.

Y anticipando en lo que vivirá este fin de semana, agregó: «Augusta es otro torneo, es otra categoría. Pero todo sirve. Llegar pegando bien sirve. Quiero disfrutar de todo eso. El Masters es algo especial, solo quiero caminar hoyo por hoyo, porque es algo muy lindo».

Cabrera -que participó este martes de una jornada de práctica en Georgia- vivió en el campo de las magnolias y las azaleas «uno de los momentos más felices de mi vida» al conquistar el título de 2009 y transformarse en el primer -y todavía único- latinoamericano en calzarse el saco verde que recibe el campeón del Masters, uno de los cuatro «grandes» del golf mundial.

En aquella 73ª edición, marcada por la despedida de Gary Player, que jugó el torneo por última vez, el cordobés protagonizó una definición dramática junto a los locales Kenny Perry y Chad Campbell.

Los tres habían completado las cuatro rondas con un total de 276 golpes, doce bajo el par. En el primer hoyo del desempate -el primero entre tres jugadores desde 1987-, Cabrera dejó la pelota entre los árboles con el tiro de salida, pero se recuperó y logró el par, al igual que Perry. Campbell hizo bogey y quedó afuera de la pelea. Y en el segundo, al Pato le alcanzó con un par para asegurarse la victoria y su segundo título en un Major.

El primero lo había ganado dos años antes, en el US Open, cuando se impuso con un golpe de ventaja sobre Tiger Woods, por entonces número no del mundo, y Jim Furyk.

La consagración de Cabrera fue una especie de «revancha» para el golf argentino, que nunca olvidará el desafortunado desenlace de la edición de 1968, en la que el enorme Roberto De Vincenzo hizo todo para ganar Augusta, pero se equivocó al anotar los golpes en su tarjeta en la última vuelta -en el hoyo 17, puso un par 4 cuando en realidad había conseguido un birdie- y ese error le costó el trofeo, que fue para el estadounidense Bob Goalby.

La de 2009 fue la décima participación de Cabrera en el campo de Georgia. Allí, el cordobés compitió en 20 ocasiones y quedó en el top 10 en seis de ellas, más que en los otros tres Majors combinados. Fue top 10 en dos de las 18 ediciones que jugó en el US Open, la de 2001 en la que finalizó séptimo y la de 2007, en la que gritó campeón. También en dos de sus 16 participaciones en el Abierto Británico, las de 1999, con un cuarto lugar, y la de 2006, también séptimo. Y nunca quedó en ese grupo en el PGA Championship, en el que participó 13 veces y firmó su mejor actuación en 2000, con un 19° puesto.

Cabrera, con el saco verde del campeón tras coronarse en Augusta en 2009. Foto Harry How/Getty Images/AFP
Cabrera, con el saco verde del campeón tras coronarse en Augusta en 2009. Foto Harry How/Getty Images/AFP

Su debut en Augusta fue en 2000, cuando no pasó el corte. Y además del primer puesto de 2009, terminó décimo en 2001, noveno al año siguiente, octavo en 2006, séptimo en 2011 y segundo en 2013, cuando lideró durante buena parte de la última vuelta y también vivió una definición cargada de emoción en el desempate.

Tras igualar con 279 (-9) con el australiano Adam Scott y luego de que los dos superar el primer hoyo del play off con par, Cabrera estuvo cerca de anotarse un birdie en el segundo para meterle presión a su rival. Pero su pelotita se frenó a unos tres centímetros del hoyo y él necesitó un golpe más para hacerla entrar. Scott sí consiguió el -1 y se convirtió en el primer jugador de su país en ganar el torneo.

«Luché hasta el final, lamentablemente no se dio. Me faltó un poco de suerte. Voy a seguir dando lucha, mi carrera está más viva que nunca», comentó el Pato en ese momento, sin saber que esa iba a ser su última gran actuación en una cita «grande» del golf.

En Augusta jugó seis ediciones más: fue 22° en 2015, 24° en 2016 y no llegó al fin de semana en las otras cuatro. La última fue en 2019, cuando ya tenía dos denuncias por violencia de género en su contra, por las que terminó encarcelado durante más de dos años y medio, desde enero de 2021, cuando fue detenido en Brasil en condición de prófugo, hasta el 4 de agosto de 2023.

Cumplió dos tercios de la condena y recuperó la libertad después de que los exámenes psicológicos revelaran una “evolución en relación a la percepción de las cuestiones de violencia de género”.

Cabrera este martes en Augusta, durante una jornada de práctica de cara a la 89ª edición del Masters. Foto REUTERS/Mike SegarCabrera este martes en Augusta, durante una jornada de práctica de cara a la 89ª edición del Masters. Foto REUTERS/Mike Segar

“Ahora mismo estoy bien. Pero me arrepiento de todo lo que hice mal en el pasado. También me frustra haber dejado pasar años muy importantes de mi vida. Cometí errores. Es una de las peores cosas que le puede pasar a un ser humano, no tener libertad. La falta de libertad es algo realmente difícil, realmente duro. Y, por otro lado, puedo decir que lo más importante que siento ahora mismo es la segunda oportunidad para volver al buen camino», reflexionó hace algunas semanas en una entrevista con el diario británico Daily Mail.

En diciembre de 2023 fue autorizado a disputar otra vez torneo organizados por el PGA Tour, bajo la condición de que no violara su libertad condicional ni de que no cambiara «su situación legal en Argentina». Volvió a las canchas de golf ese mismo mes, en el Abierto del Litoral, en Rosario, y quería regresar a Augusta el año pasado, pero un problema con su visado se lo impidió.

Finalmente, en junio le aprobaron la visa y este jueves, estará entre los 95 golfistas que arrancarán la primera ronda del Masters, ese torneo en el que fue más feliz que en ningún otro.





Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *