El circuito ATP vive tiempos de cambio. Hoy más que nunca. Es cierto que el paso del mando, tras dos décadas de dominio absoluto del Big 3, comenzó ya hace algunas temporadas con el retiro de Roger Federer en 2022 y la aparición de una nueva generación sedienta de gloria, liderada por Carlos Alcaraz y Jannik Sinner. Pero la resiliencia de Rafael Nadal y la vigencia de Novak Djokovic mantuvieron vivo el reinado de esas tres grandes leyendas. Sin embargo, este 2024, que aún no llegó a su fin, reafirmó que el liderazgo del tenis masculino está en nuevas manos, por los éxitos de esas jóvenes estrellas, pero también por los momentos que atraviesan el español y el serbio.
Nole fue el fin de semana el gran protagonista del duelo del Grupo Mundial I de la Copa Davis que Serbia le ganó por 3 a 1 a Grecia de local. Y tras sellar la victoria y la clasificación a los Qualifiers de 2025, ratificó que, en esta etapa de su carrera tiene un enfoque diferente.
«Mis principales prioridades son representar a Serbia y los Grand Slams. Todo lo demás es menos importante. He dicho un millón de veces lo mucho que significa para mí jugar con la selección», aseguró el vigente número cuatro del ranking.
«Ya no estoy persiguiendo el ranking ni las ATP Finals. No estoy pensando en clasificarme a Turín. En lo que a mí respecta, esos torneos ya no están en la cuenta, pero no puedo decir en este momento cuáles o cuántos jugaré este año o en el futuro», agregó.
Djokovic debutó en el «Torneo de Maestros», que cierra cada temporada, en 2007 y desde entonces solo se perdió la edición de 2017, por una lesión en el codo derecho. Ganó siete títulos y es el bicampeón reinante del certamen. En un 2024 irregular y con poca competencia, en el que solo destacan la final de Wimbledon perdida con Alcaraz y la conquista del oro olímpico de París con la victoria ante el murciano en la final, su clasificación al torneo de Turín está complicada. Pero eso no le quita hoy el sueño, como aseguró.
Tampoco lo preocupa no saber con seguridad cómo seguirá su calendario. Solo sabe con seguridad que jugará el Masters 1000 de Shanghai (2 al 13 de octubre) y la exhibición Six Kings Slam en Arabia Saudita. Lo que vendrá después dependerá mucho de sus sensaciones.
«Por primera vez en mi carrera no tengo planes a largo plazo. Vivo el momento y veremos qué pasa. Jugaré en China y después en un torneo de exhibición en Arabia Saudita. Después, no lo sé. Veremos cómo me siento. Solía tener una agenda preparada con seis meses de antelación, pero hoy ya no es así. Ahora es más espontáneo. En primer lugar, necesito descansar física, emocional y mentalmente para empezar a pensar qué quiero hacer después, de qué manera, cuánto y dónde», explicó.
Con 37 años y una carrera legendaria (99 títulos, 24 «grandes»; 428 semanas como número 1 y muchísimos récords) y ya sin la espina del título olímpico que tanto quería, el serbio ve el tenis de otra manera. El deporte ya no es lo más importante para él. Aún no piensa en el retiro, pero ya no siente la misma obsesión de antes por sumar victorias y trofeos a toda costa. Y eso deja espacio para el ascenso de sus rivales.
«Antes me sentía naturalmente motivado cada vez que salía al ruedo, era algo que sucedía automáticamente, pero que ya no me sucede en estos últimos años. Seguiré hasta que no disfrute más la competición. La vida familiar es muy importante para mí. Quiero estar con mi mujer y mis hijos, ser parte de su vida diaria», aseguró en los últimos días.
Nadal sí está cerca de colgar la raqueta. Aún cuando ni siquiera él sabe con seguridad cuándo será el final -o prefiere no develarlo todavía-, todo parece indicar que el mallorquín, de 38 años y 154° del mundo, no jugará por mucho más tiempo.
Líder del ranking durante 209 semanas y dueño de 22 títulos de Grand Slam (entre ellos, 14 Roland Garros, una marca inédita en un mismo Major que para muchos nadie podrá mejorar), Rafa viene de dos temporadas complicadas por lesiones y con dosis acotadas de tenis y competencia.
Se perdió el 2023 casi completo por un problema en el psoas ilíaco de la pierna izquierda que apareció en su primer torneo del año en Brisbane. Volvió en ese mismo certamen en enero pasado, pero se lesionó otra vez (un desgarro en la misma pierna) y tuvo que parar de nuevo varios meses. Desde entonces, con diferentes molestias, fue selectivo a la hora de elegir sus compromisos. Jugó algunos torneos de la gira de polvo de ladrillo para llegar bien al Grand Slam francés -perdió en el debut con Alexander Zverev– y a los Juegos Olímpicos de París, el último objetivo claro que tenía para este año.
En los Juegos cayó en la segunda ronda del singles ante Djokovic y, junto a Alcaraz, alcanzó los cuartos del dobles. Y tras su último partido, aseguró: «Me había marcado esta cita como objetivo desde que empecé el año. Se ha terminado este ciclo, voy a volver a casa, a desconectar y en frío, cuando tenga en claro cuál es mi siguiente etapa, con una raqueta en la mano o sin ella, lo haré saber».
La incertidumbre sobre su futuro que sembró con esa frase creció semanas más tarde, cuando confirmó que no jugaría el US Open. «No creo que sea capaz de dar el cien por ciento esta vez», escribió en sus redes sociales. Y aumentó aún más luego de que anunciara hace unos días que tampoco dirá presente en la Laver Cup, una cita que tenía marcada en su agenda tras la baja de Nueva York. «En este momento, hay otros jugadores que pueden ayudar al equipo Europa a conseguir la victoria», afirmó.
«Ahora mismo no estoy en posición de marcar ninguna fecha de regreso. Dije que jugaría hasta los Juegos Olímpicos y que luego veríamos qué pasaba. Ahora estoy en ese periodo de descanso. Mentalmente, bien. Cero problemas. En casa disfrutando de otras cosas y entrenando lo que puedo diariamente», contó durante la inauguración de Espacio Movistar en Madrid.
La renuncia a la Laver volvió a poner sobre la mesa la posibilidad del retiro. Él se negó a confirmarlo.
«Se terminaron mis objetivos del año. No conseguí lo que me hubiera gustado. No estuve tan sano como quería. Y cuando volví me costó. Pero no puedo convivir diariamente pensando en la retirada. Denme tiempo, tomaré la decisión cuando la tenga clara», reflexionó en una entrevista con el programa El Hormiguero de su país.
En las última horas, tras la clasificación de España al Final 8 de la Copa Davis que se jugará en Málaga en noviembre, David Ferrer no descartó que el mallorquín esté presente en ese torneo.
A statement from @RafaelNadal regarding Laver Cup Berlin 2024: “I’m really disappointed to share that I won’t be able to compete at the Laver Cup in Berlin next week.
This is a team competition and to really support Team Europe, I need to do what’s best for them and at this… pic.twitter.com/Y9i0T61kbA
— Laver Cup (@LaverCup) September 12, 2024
«Hablé con Rafa. Todavía no lo sé, pero está la posibilidad de que esté con nosotros en Málaga. Por qué no. Lo importante es que él esté bien y con ganas», comentó capitán del equipo ibérico.
Más allá del optimismo de Ferrer, lo cierto es que nadie sabe -quizás ni siquiera el propio mallorquín- si volverá a jugar o no. Y con un Rafa a un paso del retiro y un Djokovic que ya no se obsesiona con ganar y dominar toda competencia que se cruce por delante, el cambio de mando en el circuito se aceleró esta temporada.
El reinado del Big 3 está viviendo su ocaso. Y con los enormes presentes de Sinner y Alcaraz, números uno y tres de mundo, respectivamente, que se repartieron este año los cuatro «grandes, el tenis masculino es testigo del nacimiento de una nueva era, que -al menos por lo que se vio hasta acá- podría ser tan deslumbrante como la que la precedió.