Primero hay que advertir que Barracas Central es un equipo que suele jugar bien, más allá de que no era el caso luego de un primer tiempo de espanto en el duelo contra Platense en Vicente López, por la fecha 11 de la Liga Profesional de Fútbol. Lo segundo que hay que aclarar es que los dirigidos por Alejandro Orfila, por más que no están haciendo un buen torneo, no necesitan ayuda externa. Dicho (o escrito) todo esto no queda otra que reconocer que este viernes recibió una ayuda inconmensurable por el penal que le perdonaron el árbitro Sebastián Zunino y Yamil Possi, encargado del VAR, el inicio del segundo tiempo.
¿Qué sucedió? Un error grosero de Nicolás Capraro dejó solo a Augusto Lotti frente a Marcelo Miño. El ex Atlético Tucumán quiso fulminar al arquero del Guapo, pero el balón fue sin escalas al pecho de guardameta. El rebote, largo, le quedó a Guido Mainero, quien acompañaba la jugada y, en la puerta del área, no perdió tiempo. Remató fuerte con destino de arco. Pero la pelota dio en la mano de Gonzalo Goñi y todos pidieron la pena máxima.
Y tenían razón a pesar de que Zunino hizo el famoso «siga, siga» hasta que el juego se detuvo. Allí se esperaba la intervención del VAR, pero pasaban los minutos y nada llegaba desde el predio de Ezeiza. El referí hizo la seña como que tenía el brazo pegado al cuerpo.
Pero las repeticiones de la TV marcaban claramente otras cosa. Sin embargo, nada llegó: Possi, a cargo de la herramienta tecnológica, ni siquiera convocó al juez de campo para observara la infracción en el monitor que está entre los bancos de suplentes.
Había sido un claro penal porque Goñi tenía el brazo extendido y la pelota dio de lleno en una de sus manos. Los entrenadores de Platense estallaron cuando vieron que la acción se reanudaba sin ningún tipo de castigo. Tenían razón.