“Cesáreo Onzari tiene el ADN de la grande de Huracán. Acá están sus nietos, su bisnieto. Estuvo en los seis de los siete títulos en la década del 20”. Con la misma pasión que transitó caminos políticos y dirigenciales, Néstor Vicente, ex candidato a presidente de Argentina en 1989 por Izquierda Unida y ex presidente de Huracán, contaba el sábado 28 pasado, en el Parque Pereyra, en Iriarte y Luzuriaga, justo enfrente de donde estaba la cancha de Sportivo Barracas, cuál había sido la importancia de aquel puntero izquierdo en la historia Huracán y del fútbol argentino.
¿Quién fue Cesáreo Onzari, el autor del primer gol olímpico de la historia, que este miércoles 2 de octubre se cumplen exactamente 100 años de su concreción? Fue en un amistoso entre Argentina y Uruguay, que terminó 2-1 para los locales, en ocasión de los festejos por el título olímpico de los orientales, situación que terminó bautizando la jugada.
Onzari nació casi con el siglo XX, el 22 de febrero de 1903, en la pujante ciudad de Buenos Aires que empezaba a poblarse de inmigrantes europeos, entre ellos sus padres, de origen vasco. Después de la Boca, Barracas y Avellaneda, fueron creciendo los barrios de Parque Patricios, Boedo y Almagro. En aquellos potreros, el joven Onzari jugó en Sportivo Boedo y en General Mitre. Hasta que llegó a Huracán en 1920.
No fue una casualidad lo que sucedió aquel mítico 2 de octubre en la desaparecida cancha de Sportivo Barracas. las destrezas desde el mismo día de su presentación con la camiseta blanca y el globo rojo en el pecho, el 21 de diciembre de 1921, ante Del Plata. Ese día Huracán ganó 3-0, con un gol suyo. Fue campeón en 1921 con apenas dos partidos jugados, y en 1922, ya consolidado como titular. En la Selección apareció por primera vez el 22 de octubre de 1922, en el triunfo por 1-0 en un amistoso ante Chile.
El día que debutó en la Copa América (el viejo torneo Sudamericano), el 28 de octubre de 1923, no hizo goles. Pero sus disparos endemoniados desde el sector izquierdo generaron un terremoto en la defensa paraguaya. Así lo destacó el diario socialista La Vanguardia, tras el primer partido de Argentina, que le ganó 4-3 a Paraguay: “… Fue motivado por una brillante jugada de Onzari, el winger que se reveló como un jugador de grandes méritos; corrióse por un costado y cuando se dispuso a enviar la pelota al centro fue interceptado por Paredes, éste consiguió frustrar su propósito sin poder evitar sacar la pelota al córner. Servido el tiro correspondiente por el mismo Onzari, la precisión que lo había caracterizado en tiros anteriores del mismo sitio, puso en vigilancia a toda la defensa paraguaya…”
En ese partido, la carrera del puntero de Huracán casi queda truncada por una fuerte patada que recibió: “El jugador Onzari recibió un golpe en el tobillo, dislocándoselo. Vaccaro, tomándole con fuerza el pie a ese jugador lo volvió a su lugar. Sin embargo, aquel jugador continuó en su puesto. En todo el segundo tiempo actuó cojo, y era tal el dolor que sentía que, al final del match, se desmayó”, describe el diario La Razón del 29 de octubre de 1923. ]
Onzari disputó 15 partidos en la Selección y apenas perdió uno solo: el decisivo ante Uruguay, el 2 de diciembre. Antes, el 18 de noviembre, había marcado el primer tanto de la victoria ante Brasil por 2-1. Después de señalar el gol olímpico, el diario La Razón expresó así las virtudes de un wing que ya había ganado fama. “Veloz, justo en el centro dirigido a la carrera, hábil para eludir la vigilancia del half implacable, certero en el shot al arco«.
En esta edición volvió a dislocarse, pero esta vez un hombro por una fuerte infracción del uruguayo José Nasazzi. En 1925 fue uno de los cinco jugadores contratados por Boca para realizar su exitosa gira por Europa.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano, en el Fútbol a sol y sombra, también le dedicó unas líneas al gol olímpico de Onzari: “Cuando la Selección uruguaya regresó de las Olimpíadas del 24, los argentinos le ofrecieron un partido de festejo. El partido se jugó en Buenos Aires. Uruguay perdió por un gol. El punta izquierdo Cesáreo Onzari fue el autor de ese gol de la victoria. Lanzó un tiro de esquina y la pelota se metió en el arco sin que nadie la tocara. Era la primera vez en la historia del fútbol que se hacía un gol así. Los uruguayos se quedaron mudos. Cuando consiguieron hablar, protestaron. Según ellos, el arquero Mazzali había sido empujado mientras la pelota venía en el aire. El árbitro no les hizo caso. Y entonces mascullaron que Onzari no había tenido la intención de tirar a puerta, y que el gol había sido cosa del viento. Por homenaje o ironía, aquella rareza se llamó gol olímpico. Y todavía se llama así, las pocas veces que ocurre. Onzari pasó todo el resto de su vida jurando que no había sido casualidad. Y aunque han transcurrido muchos años, la desconfianza continúa: cada vez que un tiro de esquina sacude la red sin intermediarios, el público celebra el gol con una ovación, pero no se lo cree”
En 1925 y 1926 no pudo participar de los Sudamericanos. Del primero, renunció porque estaba lesionado. Aún así, fue aceptado como jugador honorario del equipo argentino, que fue campeón. Al año siguiente porque se casó. Onzari fue protagonista en cuatro de los cinco títulos de Primera División de Huracán, club en el que completó trece temporadas (1921-1933), disputó 216 partidos y marcó 72 goles. Cuando anunció su retiro, con apenas 30 años, la revista La Cancha le dedicó casi una página.
“En su puesto, Onzari ha sido un jugador excepcional. De extraordinaria habilidad y técnica destacada, demostró sus grandes valores materializando triunfos formidables de los elencos que integró. Independientemente de ello, Cesáreo Onzari fue siempre un jugador caballeresco, sin una nota en su foja deportiva, y sin una sola protesta frente a las injusticias que sufrió en más de una oportunidad. Lesionado de gravedad en varias ocasiones, rotas sus piernas por defender la chance de sus colores, Onzari soportó la brutalidad de muchas defensas que lo obligaron a operaciones difíciles y a prolongados descansos”.
En noviembre de 1943, la revista partidaria Huracán, le realizó una nota Onzari. Allí, contaba que fue el primer jugador argentino operado de meniscos: “Lo operó el profesor Marino, Director del Hospital Italiano y aplicó la técnica, por primera vez en la argentina que él había conocido en la guerra del 14”. Decían que no volvería a jugar y sin embargo siguió un par de temporadas más. Retirado, se dedicó al comercio y tuvo una pizzería en Parque Patricios. Falleció el 6 de enero de 1964, a un mes de cumplir 61 años.
De todo esto y mucho más se hablará hoy en el encuentro denominado “Gol olímpico con sabor quemero”, del que participarán Gustavo y Marcelo Onzari (los nietos) y los periodistas Guillermo Blanco, Eduardo Caimi, Norberto Verea y el ex jugador y dirigente político Claudio Morresi, desde las 19, en el Espacio Cultural Homero Manzi (Alcorta y Luna). Desde las 20, además, también habrá un evento recordando a Onzari y al Gol Olímpico y la presentación de dos libros (Futbol Pasión Porteña y Orsai) en el Bar Los Laureles, en Iriarte 2290.02.