Después de tener una semana perfecta, al ganar el Superclásico y lograr el pasaje para estar entre los 4 mejores de América, mientras esperan a Atlético Mineiro, en Núñez hay una esperanza muy grande por alcanzar la gloria. El equipo de Marcelo Gallardo está a tres partidos del título y la ilusión está encendida. Y si bien en el juego hay cosas por mejorar y potenciar, hay 5 motivos que a River lo invitan a soñar con ganar la quinta Copa Libertadores de su historia.

Marcelo Gallardo

El hombre estatua: Gallardo es la primera razón para creer.El hombre estatua: Gallardo es la primera razón para creer.

Es, sin lugar a dudas, la primera razón. A casi dos meses de su regreso, el Muñeco cambió la energía y le devolvió el espíritu al plantel. Con su aura, volvió a transformar a River en un equipo copero, tal como sucedió en su primer ciclo. Le dio seguridad y confianza. También, una capacidad de resistencia y combate para cuando el juego no fluye, cuestiones esenciales en el certamen continental. Y está obteniendo un gran compromiso de los futbolistas. En los resultados, es letal. Ganó tres de los cuatro partidos que disputó por la Copa, el otro lo empató, y el conjunto de Núñez ya está en las semifinales de la Libertadores. Es el técnico que más veces llegó con un mismo equipo a esa instancia. Y es un especialista del mano a mano. De los 80 que disputó, ganó 62. Es decir que tiene el 77 por ciento de efectividad. Su vuelta modificó el escenario. Lo sintetizó muy bien Nacho Fernández, quien expresó: “Gallardo nos dio un golpe de energía. No solo a los jugadores, sino también a la gente y a todo el club. Lo anímico es muy importante. Tener a Marcelo acá es algo muy lindo. Hay que disfrutarlo”.

El plantel

Marcos Acuña volvió a la Argentina tras ganar todo con la Selección.
Foto: Juano TesoneMarcos Acuña volvió a la Argentina tras ganar todo con la Selección.
Foto: Juano Tesone

River cuenta con un plantel destacado y de jerarquía, el cual está listo y preparado para desafiar a los brasileños y tratar de cortar la hegemonía del país vecino en la Copa Libertadores, la cual vienen ganando desde 2019, cuando Flamengo derrotó al equipo de Núñez en la final en Lima. Dos veces el Mengao (2019 y 2022), otras dos Palmeiras (2020 y 2021) y una Fluminense (2023) tiñeron de verdeamarelo el último lustro. Pero River quiere cortar esa racha. Y para ello cuenta con una plantilla que reúne a tres campeones del mundo (Armani, Pezzella y Acuña), a medio equipo titular de selección (a los tres mencionados se suman Paulo Díaz, en la de Chile, y Miguel Borja, en Colombia) y también se puede contar a Fabricio Bustos y Maxi Meza, quienes formaron parte de la Selección Argentina, incluso Meza jugó el Mundial de Rusia 2018. En el banco también hay seleccionados como Nicolás Fonseca y Agustín Sant’Anna en Uruguay y Adam Bareiro en Paraguay. A su vez están Claudio Echeverri, Franco Mastantuono y Santiago Simón, quienes son citados a las selecciones argentinas juveniles. Y cuenta con futbolistas de calidad como Nacho Fernández y Manuel Lanzini, quien de a poco empieza a recuperarse. Con las incorporaciones de Pezzella, Acuña, Bustos y Meza, Gallardo le dio un salto de calidad al plantel Millonario.

La defensa

Pura Jerarquía: Pezzella, otro campeón mundial. 
Foto: EFEPura Jerarquía: Pezzella, otro campeón mundial.
Foto: EFE

Y si de jerarquía se habla, Gallardo hizo bien el diagnóstico para notar que en la última línea faltaba categoría. Por eso no fue de extrañarse que tres de los cuatro refuerzos que trajo hayan sido para conformar una defensa de calidad. Los números lo avalan. Tras las llegadas de Bustos, Pezzella y Acuña, a River apenas le convirtieron 5 goles. Con el Muñeco en el banco, el equipo lleva 10 partidos sin derrotas y en la mitad de esos encuentros no le hicieron goles. Dicen que los equipos se arman de atrás para adelante. Y ese concepto es fundamental en la Copa Libertadores, en la que es clave contar con una defensa fuerte para lograr que la valla esté lo menos vencida posible. Lo sabe Gallardo y por eso reconstruyó a River desde la fortaleza defensiva. En la línea defensiva, de hecho, River se sostuvo en la serie con Colo-Colo para lograr el pasaje a las semifinales. Bustos es un tractor, Pezzella tiene un timming para manejar cada situación con mucho estilo y anticiparse a cada jugada y Acuña es un toro, va al frente, pone el cuerpo con mucha firmeza y también juega. Paulo Díaz, cuando no se distrae, también se destaca. Y es más: hasta creció con González Pirez, quien hizo pasar desapercibido al chileno, que se perdió la vuelta con Colo-Colo por estar suspendido.

El Monumental

Inexpugnable: la cancha de River se volvió una verdadera fortaleza.
Foto: Francisco LoureiroInexpugnable: la cancha de River se volvió una verdadera fortaleza.
Foto: Francisco Loureiro

El estadio parece inexpugnable. River lleva nueve partidos consecutivos ganados por Copa Libertadores en Udaondo y Figueroa Alcorta y es record para el club. En la actual edición acumula cinco triunfos seguidos y tanto la semifinal, como –en caso de llegar- la final, las definirá allí. Y de local se hace fuerte. No solo por la confianza que tienen los jugadores en su casa. También porque encuentra en el campo de juego, de última generación, un aliado, por la velocidad que le da al juego y, por otra parte, por la gente. Los hinchas de River, cuando los 85 mil están en sintonía gritando, cantando y saltando, provocan un temblor que genera impacto en los rivales, según lo han manifestado varios jugadores de equipos rivales, sobre todo los extranjeros. Con las modificaciones de las tribunas por las nuevas obras, las populares quedaron abajo, casi pegadas al terreno de juego y eso generó un cambio en la acústica del estadio, que resuena mucho más. Además, no hay cancha en Sudamérica que tenga tanta capacidad. En el remodelado Monumental ahora entran 85 mil personas. Y cuando empujan, le dan un plus al equipo.

La obsesión por la Copa Libertadores

Si bien hubo otros momentos en la historia del club en el que la Copa fue prioridad, en ningún otro el torneo continental tuvo tanta fijación como en el del ciclo de Gallardo como entrenador y Enzo Francescoli como manager, quien cuando volvió al club como jugador se enfocó en levantar el trofeo y lo consiguió en 1996. En ese plantel también estuvo el Muñeco, a quien siempre le quedó la espina de no haber podido conseguir más Libertadores como futbolista, teniendo en cuenta los grandes equipos que tuvo River en los ’90. Entonces, como técnico se puso esa meta. Y para él la Copa siempre estará por delante. También para el club, que la toma como una “política de Estado”. En su primer ciclo como entrenador, el Muñeco obtuvo dos, en 2015 y 2018, y se quedó en las puertas de una tercera, en 2019. Ahora, tratará de ir por otra más. Desde su vuelta, el foco principal está en la Libertadores. Tanto él como la dirigencia, los jugadores y los hinchas desean obtener la quinta Copa. Y cada parte hace lo suyo para empujar e intentar que el deseo se haga realidad.



Fuente Clarin

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