En la Fórmula 1 sobran las historias de vida de pilotos humildes que han triunfado en un ambiente tan competitivo y en un deporte de peligro. Muchas de esas historias se han hecho conocidas y hasta guiones de películas, pero algunas, permanecen aún sin alcanzar al gran público. ¿Quién es el granjero que fue campeón y es dueño de un récord histórico?
En el mundo del automovilismo, donde la velocidad y la precisión son claves para el éxito, la historia de Jim Clark destaca por una particularidad: este legendario piloto, dos veces campeón, combinaba su pasión por las carreras con su trabajo como granjero.
Clark se destacó por su estilo de conducción agresivo y preciso, a la vez que mantenía una gran calma y control bajo presión. Su versatilidad le permitió brillar en diferentes categorías, incluyendo Fórmula 2, IndyCar y las 24 Horas de Le Mans.
Es dueño de un récord aún vigente y que ni los mejores pilotos de la actualidad han podido romper todavía: es el líder del Grand Chelem, un título que se da en deportes de motor que indica que un piloto obtiene en el mismo fin de semana de carreras los siguientes logros: pole position, victoria, vuelta rápida y liderar todas las vueltas de la carrera. Tiene ocho Grand Chelems, mientras que Lewis Hamilton con seis, es el piloto en actividad que lo sigue.
Jim Clark, el granjero que en la Fórmula 1 es dueño de un récord histórico
Jim Clark, era apodado «Escocés Volador» y nació el 4 de marzo de 1936 en un pueblo llamado Kilmany. Sus padres tenían una granja y él, al ser el único hijo varón, debía quedarse cuidando el negocio. Sin embargo, el destino metió la cola y, aunque no tenía el visto bueno de sus padre, a los 18 años corría el rally regional.
«De su carrera destacan los títulos de Fórmula 1 en 1963 y 1965, además de las 500 millas de Indianápolis, también del 65′. Juan Manuel Fangio, uno de los mejores pilotos de la historia, lo elogió en repetidas ocasiones: ‘Para mí tenía una aureola de invencible´», destacó el portal Web.
La marca en la que corría Clark era Lotus, de cual su dueño, Colin Chapman, era su fanático número 1. Fue en 1960 que Clark debutó en la Fórmula 1 y su impacto fue inmediato, logrando victorias y podios en sus primeras temporadas. En 1963, alcanzó la cúspide al conquistar su primer campeonato mundial, título que revalidó en 1965.
Lamentablemente, su carrera y su vida concluyeron rápidamente en 1968, cuando falleció en un accidente durante una carrera de Fórmula 2. Eso no impidió que sea uno de los pilotos más populares de su época y todo un ícono, ya que poseía un estilo agresivo que lo hacía ser muy vistoso.
«Su rivalidad con Graham Gill, también bicampeón de la categoría (1962 y 1967), impulsó el nivel en la pista y la popularidad de ambos. En 1962, fueron los dos pilotos destacados de la categoría, aunque Clark no pudo quedarse con el primer puesto ante el corredor de BRM. Al año siguiente, se desquitó consiguiendo 7 triunfos que le permitieron ser campeón de la Fórmula 1 por primera vez», escribió TyC.
Luego, en 1965 con su nuevo Lotus 33, dominó de punta a punta el campeonato. De las primeras siete fechas el escocés ganó 6. Más allá de sus dos campeonatos, Clark estableció un récord histórico que aún perdura: entre 1962 y 1965, logró 32 victorias en 72 Grandes Premios, una tasa de éxito del 44,4%, la más alta en la historia de la Fórmula 1.
Es recordado como uno de los pilotos más completos y talentosos de la historia, al que se le suman su habilidad, espíritu competitivo y humildad, ya que no quería más que alejarse de la fama.
Como se dijo antes, su trágico final se dio en 1968, corriendo en la carrera de Hockehnheim en la Fórmula 2 Europea. Su auto perdió el control a 270 km/h y chocó de frente contra un árbol. Hay un hecho misterioso alrededor de ese accidente: aunque nunca se dieron a conocer las versiones oficiales de las autoridades, se especuló que la pinchadura en una de sus cuatro gomas fue lo que causó el descontrol.