La conmemoración de la independencia de México, que desde hace años ha encontrado en Las Vegas un territorio muy bien predispuesto para acoger las celebraciones, recuperará este año a un habitué de esta fecha festiva: Saúl Canelo Álvarez. El triple campeón de los supermedianos enfrentará al puertorriqueño Edgar Berlanga en un pleito que se llevará a cabo en el T-Mobile Arena (transmitirá ESPN desde las 21) y en el que el mexicano no solo pondrá en juego sus cinturones de la Asociación Mundial de Boxeo, el Consejo Mundial de Boxeo y la Organización Mundial de Boxeo, sino también su supremacía comercial. En esa lid, su rival probablemente sea más desafiante que el boricua que lo esperará sobre el cuadrilátero.
El hombre que desde el retiro de Floyd Mayweather se ha transformado en el rostro más visible de este deporte afrontará su segunda contienda del año (venció por puntos a su compatriota Jaime Munguía en mayo) y su 26ª pelea mundialista ya sin su condición de monarca indiscutido de las 168 libras. La decisión de elegir a Berlanga entre una baraja de potenciales adversarios que también incluía al estadounidense Jermall Charlo y al inglés Chris Eubank Jr. hizo que la Federación Internacional de Boxeo le retirara su reconocimiento.
El más ajustado a sus reglamentos de los cuatro organismos que rigen el pugilismo mundial había indicado en mayo que Álvarez debía enfrentar a su retador obligatorio, el cubano William Scull, y había ordenado que se subastara ese pleito. Sin embargo, los manejadores de ambos peleadores anunciaron inicialmente un pacto para que Scull postergara su chance. Pero ese acuerdo terminó naufragando y el 26 de julio, unas horas después de que se informara que el mexicano combatiría con Berlanga, la FIB despojó a Canelo y dispuso un choque por el cetro vacante entre Scull y el ruso Vladimir Shishkin (se enfrentarán el 19 de octubre en Berlín).
Los escasos pergaminos de Scull y la inviabilidad económica de una pelea con Álvarez (según los estándares del pelirrojo) hicieron que en ninguna cabeza habitara realmente la idea de que ese enfrentamiento se concretaría. En cambio, la alternativa para el campeón fue Berlanga y el gancho comercial con el que se buscó fogonear esta contienda fue la tradicional rivalidad entre México y Puerto Rico. Pero esta cita está muy lejos de enfrentamientos como Julio César Chávez-Héctor Camacho, Salvador Sánchez-Wilfredo Gómez o Antonio Margarito-Miguel Cotto. Porque este boricua (que nació y siempre vivió en Nueva York, pero es hijo de puertorriqueños) está aún muy lejos de sus históricos compatriotas.
Edgar Berlanga protagonizará ante Saúl Álvarez su primera pelea por un título mundial. Foto: Instagram @edgarberlanga.Apadrinado en el primer tramo de su carrera por la poderosa promotora Top Rank, el peleador de 27 años ganó sus primeras 16 peleas profesionales por nocaut en el primer asalto, lo que llevó a algunos audaces a compararlo con el joven Mike Tyson, aquel que demolía a cuanto hombre se paraba frente a él en el segundo lustro de la década de 1980. Esas 16 victorias fueron ante rivales no muy exigentes. La racha se cortó en su 17ª presentación: Demond Nicholson lo obligó a completar los ocho asaltos pactados el 24 de abril de 2021 en Kissimmee.
Las dudas grandes sobre las verdaderas cualidades de Berlanga comenzaron a emerger seis meses después, el 9 de octubre de 2021, cuando protagonizó una de las peleas preliminares de la velada que tuvo como atractivo principal la tercera contienda entre Tyson Fury y Deontay Wilder. Ese día, el entrerriano Marcelo Cóceres lo complicó muchísimo e incluso lo derribó en el noveno capítulo. Si bien el favorito terminó imponiéndose por puntos, demasiados interrogantes quedaron flotando.
Después de aquel comienzo de carrera refulgente, el puertorriqueño solo pudo terminar por la vía expeditiva una de sus últimas seis peleas: la que le ganó al norirlandés Padraig McCrory el 24 de febrero pasado en Orlando y ya bajo el ala de otra promotora top, Matchroom Boxing. Esa victoria, que le permitió llevar su récord a 22-0, lo puso a las puertas de su primer pleito mundialista, nada menos que frente a Canelo. El retador ha repetido como un mantra que ganará e incluso prometió que noqueará en el sexto asalto. Nadie puede cuestionar su optimismo, pero poquísimos creen que logrará su cometido.
La elección de Berlanga como partenaire no solo alimentó a los haters del mexicano, que abundan en las redes sociales, sino que también molestó a Turki Alalshikh, presidente de la Autoridad General de Entretenimiento (GEA) de Arabia Saudita. El nuevo hombre fuerte del boxeo pretende que Álvarez enfrente a los estadounidenses Terence Crawford y David Benavídez en peleas que obviamente él organizaría.
Saúl Álvarez arribó a Las Vegas el martes para su pelea ante Edgar Berlanga. Foto: Instagram @canelo.“Yo apunto a peleas grandes a precios justos, así que, por supuesto, a cualquiera que le gusten las peleas fáciles no le gustará eso. Después de perder contra (Dmitry) Bivol, (Canelo) estuvo buscando peleas más fáciles. No soy yo el que tiene miedo de pelear con Benavidez o Crawford”, lo chuceó el jeque saudí. “No me gusta la forma en que habla. Yo no le pedí una pelea. Si él quiere una pelea, debe hacerla a mi manera, no a la suya”, replicó el tapatío, quien, de todos modos, no cerró las puertas a una futura negociación con Alalshikh. Hábil también en la gimnasia empresarial, Álvarez tensiona, pero nunca rompe.
Por lo pronto, el negocio inmediato del peleador nacido en San Agustín, en las afueras de Guadalajara, será este sábado, como parte de la celebración de una fecha histórica para su país: el 16 de septiembre se conmemora el aniversario del inicio del proceso de independencia, con el llamado Grito de Dolores de Miguel Hidalgo en 1810. En Las Vegas, habrá una ceremonia oficial, organizada por el Consulado mexicano en esa ciudad, y también numerosos shows artísticos de coterráneos: a lo largo del fin de semana se presentarán, entre otros, Luis Miguel, Alejandro Fernández, Gloria Trevi, Emmanuel y Peso Pluma.
Frente a Edgar Berlanga, Canelo Álvarez protagonizará su octava pelea como campeón supermediano. Foto: Christian Petersen / Getty Images vía AFP.Más allá de esos espectáculos musicales, Canelo tendrá el sábado una competencia comercial fuerte que le propondrá otro evento deportivo: esa misma noche, también en Las Vegas, pero en el ultramoderno estadio The Sphere, a solo 2.500 metros del T-Mobile Arena, la Ultimate Fighting Championship (UFC) ofrecerá una cartelera muy potente que contará con el respaldo, justamente, de la GEA saudí de Turki Alalshikh.
En ese evento, el carismático estadounidense Sean O’Malley expondrá su título gallo ante el georgiano Merab Dvalishvili. Y en un combate esperadísimo, la mexicana Alexa Grasso, campeona mosca y considerada la peleadora número uno libra por libra de la UFC, enfrentará por tercera vez a la kirguís Valentina Shevchenko, otra estrella de empresa presidida por Dana White. Además habrá otras ocho contiendas con protagonismo de peleadores mexicanos.
El modernísimo estadio The Sphere acogerá a la UFC 306 este sábado en Las Vegas.Si bien esta será la octava vez que una pelea de Álvarez coincida con una cartelera estelar de la UFC, será la primera en que los eventos se desarrollarán en la misma ciudad. A menudo se afirma que los públicos del boxeo y de las artes marciales mixtas no se superponen. Esa máxima será puesta a prueba este fin de semana, en el que habrá mucho dinero en juego. En ese terreno, al igual que en el cuadrilátero, Canelo no está muy acostumbrado a perder.
De todos modos, desde ambos rincones evitaron plantear este escenario como una batalla. “Esta será la taquilla más grande en la historia de la UFC por 22 o 23 millones de dólares. Y el MGM le garantiza (a Álvarez) una taquilla por 25 millones. Estoy seguro de que a Canelo le irá bien, va a ganar dinero. Y nosotros vamos a hacer lo nuestro en la misma noche. Esto es bueno para todos”, razonó Dana White. “Nosotros peleamos el 14 de septiembre y punto. Nunca hablamos de la UFC. No tengo ningún problema con ellos y ojalá les vaya muy bien. Para todos sale el sol”, sostuvo el mexicano, en su rol empresarial.