Franco Colapinto se subió el domingo al Williams con el número 43 estampado en la trompa, corrió su primer Gran Premio de Fórmula 1 y sorprendió al mundo con una sólida actuación en el mítico circuito de Monza y con ese impresionante 12° puesto que consiguió en su debut absoluto en la categoría reina. Si sintió nervios, ansiedad o presión, no se notó. Se lo vio siempre tranquilo, muy concentrado y, sobre todo, disfrutando muchísimo de una jornada inolvidable, que dejó contenta a la escudería británica e ilusionó de cara a lo que se viene. Y aunque después de cruzar la meta él se permitió celebrar, también mantuvo los pies en la tierra y recalcó que esa enorme carrera fue solo el primer paso y que en lo que queda de la temporada, los desafíos serán mucho más grandes.
Es que de las ocho carreras que quedan en el calendario, solo una se correrá en un trazado con el que el argentino está familiarizado, Yas Marina, donde se disputará el Gran Premio de Abu Dhabi en la última cita del año, el 8 de diciembre. Allí, Franco se dio el gusto de probar por primera vez un monoplaza de la F1 en noviembre del año pasado, cuando, en el marco de los test de postemporada destinados a jóvenes pilotos, completó 300 kilómetros al volante del FW45 de la escudería británica y consiguió la Superlicencia que lo habilitaba a correr en la categoría.
Pero antes de volver a ese circuito, deberá disputar las carreras de Azerbaiyán, en dos semanas, Estados Unidos, México, Brasil, Las Vegas y Qatar. Tres de esas competencias -la próxima en Baku, la siguiente en Marina Bay y la de la Ciudad del Pecado– serán en trazados callejeros, una novedad para Franco.
“Sabía que Monza era uno de los mejores circuitos para debutar. Ya lo conocía y tenía una cosa sola para aprender. De las ocho carreras que quedan, conozco solo Abu Dhabi, o sea que ahora voy a ir aprendiendo también los circuitos. Aunque creo que ya conocer el auto y tener experiencia en el equipo es un paso para adelante», anticipó Colapinto.
«Voy a estar muchos días en el simulador porque se vienen carreras que no conozco, pero que también puedo preparar mucho mejor que esta. Acá tuve solamente un día, un poco de simulador y nada más. Ahora voy a tener un poco de tiempo para preparar muy bien los circuitos que vienen, que son muy difíciles porque son callejeros. Voy trabajar mucho para llegar preparado», continuó.
Y agregó: “Hay que seguir trabajando para cortar la brecha con Alex, que es mi referencia más grande. Tenemos mucha información para hacerlo en la fábrica, con los ingenieros y el equipo y entender un poco en qué tengo que enfocarme yo. Tenemos que seguir paso a paso”.
Su nuevo compañero, Alex Albon, comentó que piensa que el argentino tiene con qué hacer un buen papel también en las otras pruebas del calendario.
«Acá tuvo una gran carrera, lo que es una buena señal para lo que viene. Aunque ya conocía este circuito. De ahora en más va a ir conociendo más del auto, pero al mismo tiempo va a tener que aprender de los circuitos, entonces va a ser un desafío doble. Aunque no creo que vaya a ser más difícil para él», reflexionó el tailandés.
Y agregó: «Hizo una primera carrera muy, muy impresionante. Porque además fue la primera vez que corría tantas vueltas en todo el fin de semana y eso hay que tenerlo en cuenta. Manejó muy bien los neumáticos. Yo tuve que usar mucha de mi experiencia para cuidar el delantero izquierdo y él lo hizo de entrada. Puede estar muy orgulloso de lo que hizo este fin de semana«.
Colapinto se movió como pez en el agua en el emblemático trazado italiano, que lució tribunas dominadas por el rojo de Ferrari y las banderas locales, pero con muchas “manchas” celestes y blancas.
Durante el tradicional desfile por la pista previo a la carrera, el pilarense se saludó con el británico Lando Norris como viejos conocidos y estuvo charlando muy distendido durante un rato con Charles Leclerc, quien terminó subiendo a lo más alto del podio, y con Albon. Franco contó luego que los dos estaban desconcertados con el aliento de los fanáticos argentinos, que se hacían sentir en un mar de tifosis, eufóricos por el regreso de un piloto nacional a la categoría más importante después de 23 años. La “Francomanía”, como la bautizó Williams.
Minutos antes de la largada, se lo vio conversando un largo rato con Gaetan Jego, el ingeniero de Williams que diseña su plan de carrera, para ultimar detalles. Concentrado, pero sonriendo y muy calmado. Poco después se preparó para subirse al auto: casi como en un ritual metódico, se colocó los auriculares, el traje de competencia y el protector de la cabeza y el casco. Y por fin, llegó el momento. El semáforo se puso verde y Colapinto aceleró por primera vez en un GP de Fórmula 1.
Algo más de una hora y 15 minutos más tarde recibía por radio las felicitaciones de James Vowles, el director ejecutivo de Williams.
“Franco, fue una primera carrera fantástica. Vamos a repetirlo el próximo fin de semana. Si tenés buen ritmo en la clasificación y lo mantenés así, vas a estar cerca y vas a poder pelear. Bien hecho. No puedo esperar para ver cómo construimos juntos ”, le dijo el británico.
Los elogios de Vowles fueron más que merecidos porque Colapinto tuvo un debut muy bueno, en el que le mostró al mundo su talento al volante pero también su capacidad mental para entender lo que el equipo quería de él y para no dejar que la situación y el contexto lo desbordaran.
En pista, mantuvo un gran ritmo durante las 53 vueltas, no cometió errores, realizó un par de muy buenas maniobras y, con solo una parada en boxes, finalizó 12° tras largar 18°.
Así, casi igualó el mejor resultado que el estadounidense Logan Sargeant -a quien reemplazó- había conseguido en esta temporada (11°, en Silverstone). En una prueba que tuvo solo un abandono (Tsunoda), quedó por delante de colegas muy experimentados, como Daniel Ricciardo, Esteban Ocon, Pierre Gasly y Valtteri Bottas. Y se transformó en el piloto que más posiciones avanzó en su debut entre todos los que fueron promovidos por Williams desde la Fórmula 2 a la máxima categoría, mejorando las cinco (del 12° al 7°) de Nico Rosberg en 2006.
“Todavía estoy digiriendo todo, pero estoy feliz. Fue una muy buena carrera. Estoy contento con el ritmo, con la performance, con haber entendido un poco más el auto y podido controlar la degradación de las gomas, que es importante. Lo que más me costó fue lo físico. Una hora y media arriba del auto. Nunca había estado tanto tiempo con tanta fuerza G y ahora tengo mucho dolor en la espalda baja, en los hombros y no me puedo ni agachar”, resumió el argentino, que finalizó a solo 13s852 de Albon (5°), la menor diferencia de este campeonato entre dos Williams.
Y cerró: «No esperaba esto antes de la carrera. Había muchas cosas que eran una incógnita. Muchas cosas nuevas, pero lo resolví muy bien. Hice una buena largada y con las gomas duras, que no había probado nunca, pude hacer un buen trabajo. No había hecho más que ocho vueltas seguidas y ahora de golpe hice 53 y estuvieron bien. Tuve un muy buen ritmo. Largué un poco más atrás de lo que debería haber largado, si no podría haber llegado a los puntos. Pero la frustración de la qualy se fue un poco con la buena carrera. Y el equipo está contento también. Fue todo muy positivo”.