El zumbido del dron que registra imágenes para el posterior videoanálisis se pierde con los gritos desesperados de Guido Petti que le pide a los que llevan pecheras amarillas, cómo él, control y más control. El ejercicio tiene a los de azul, previsiblemente titulares el sábado en la cancha de Estudiantes ante Australia por la tercera fecha del Rugby Championship, aguantando sobre su ingoal, a apenas dos metros de los periodistas que miran el entrenamiento.
Felipe Contepomi hizo un entrenamiento abierto a la prensa. De principio a fin, dejó a la vista la preparación para el primero de los partidos ante los Wallabies –el otro será la semana siguiente en Santa Fe-, que determinará para qué están los Pumas en este campeonato que comenzó con un triunfo ante los All Blacks.
En el predio de Maschwitz conocido como Casa Pumas no se puede adivinar para qué lado está el ramal Escobar de la Panamericana. La cancha de entrenamiento acorazada por talas y salvias, encierra a los 34 jugadores que buscarán las dos victorias en las fechas venideras. El sonido de las ramas que se rozan por el viento en la soleada jornada, convierten al lugar en un escenario de características zen.
Se escucha todo. A los jugadores, a los teros y otras aves, junto a las indicaciones de los entrenadores. Contepomi habla con la misma cadencia que en una entrevista o conferencia de prensa. Es muy didáctico. Corrige la altura del tackle como una maestra en la primaria. “En el partido es roja”, casi le susurra al octavo de pechera roja que promete aprenderlo para la próxima.
Con la misma cadencia, Juan Martín Fernández Lobbe, entrenador ayudante, le pide a Luciano Asevedo –jugador de desarrollo que solo está disponible en los entrenamientos- que cuando le toque nuevamente el ejercicio, lo haga de la manera que le indica. “¿viste como cambia, no?”, le espeta en la siguiente vuelta, con la misma dedicación que se dirige a Santiago Grondona, que pelea por la titularidad.
La rutina del martes se caracteriza por la dureza física, pero combina mucha práctica. Mucho manejo de pelota, salidas, line. “¡Bien Sopa!”, grita Andrés Bordoy en una arenga constante, como extasiado en cada contacto y en especial con la respuesta de Pedro Delgado, el santiagueño que se incorporó tras la salida de Lucio Sordoni.
La preparación para enfrentar a Australia parece marchar contra reloj. Después de la semana libre tras la gira a Nueva Zelanda, los jugadores trabajan en Casa Pumas con la cabeza puesta no en uno, sino en los dos partidos ante Australia. El mal comienzo de los Wallabies –cayeron en las dos primeras ante Sudáfrica– y la victoria inicial de Argentina, ponen al Seleccionado en mejor posición que su rival.
En potencial entonces, si el equipo de Contepomi acentúa el mal momento de los australianos, y además el campeón del Mundo y los All Blacks ganan cada uno un partido entre sí, las últimas dos fechas del campeonato tendrán a la Argentina con el protagonismo deseado. Eso alimenta el entrenamiento: la posibilidad de construir esa instancia.
Respecto al último partido, la caída 42-10 ante los All Blacks, Contepomi no contará con Sordoni, ni Matías Moroni –se desgarró en la región muscular de la cadera izquierda-, pero tampoco piensa en muchos cambios por fuera de esas ausencias. Acaso otro en la segunda línea y no muchos más.
Después del entrenamiento del miércoles, cuando además intensificará el scrum, el staff sacará las últimas conclusiones antes de consensuar un equipo. Sin embargo, un probable XV, podría alinear con Juan Cruz Mallía; Bautista Delguy, Lucio Cinti, Santiago Chocobares y Mateo Carreras; Santiago Carreras y Gonzalo Bertranou; Juan Martín González, Marcos Kremer y Pablo Matera; Pedro Rubiolo y Franco Molina; Joel Sclavi, Julián Montoya (capitán) y Thomas Gallo.
Mientras el plantel de los Wallabies aprovecha su estadía en la Argentina y parte del plantel mira fútbol en el Monumental –el fin de semana se viralizó una foto de Nic White con la camiseta de River en el partido ante Newell’s-, el foco de Los Pumas parece estar enfrascado en su propio microclima.