Algunos clubes extrañan con postales en blanco y negro sus conquistas inolvidables. La gloria, en ocasiones, es un recuerdo que se transmite de generación en generación y son siempre viejos quienes gritaron aquellos goles especiales. Existen generaciones que no saben lo que es dar una vuelta olímpica.

En Arsenal es al revés. Si algo quiere el hincha es escaparle a esas fotos que lo retratan en la Primera B, categoría que no pisa desde 1992. Existen simpatizantes del Viaducto que tiene como amargura más grande haber descendido a la segunda división. Es la generación que vio cómo en un lapso -dorado y rápido como rayo- comenzó a acuñar títulos.

Con apenas 29 puntos, hoy tiene apenas dos equipos abajo en la zona A de la Primera Nacional (el último lugar lo comparten Guillermo Brown y Talleres de Remedios de Escalada) pero, de terminar anteúltimo, jugará una promoción con el equipo en la misma posición de la zona B para definir el descenso. Si en cambio queda último, caerá a la tercera división del fútbol argentino. Tiene 10 fechas por delante para evitarlo.

Hace poco más de 10 años, Arsenal levantaba su quinto título -la Copa Argentina– de una cosecha de éxitos que había comenzado en 2007 cuando traspasó las fronteras y fue campeón de la Copa Sudamericana. En el final de la primera década del 2000 y los primeros años de la siguiente, el club vivió una realidad inédita de conquistas.

El entonces presidente de la Conmebol Nicolás Leoz le entrega Julito la Copa Sudamericana. Foto: EFE / Cézaro De Luca El entonces presidente de la Conmebol Nicolás Leoz le entrega Julito la Copa Sudamericana. Foto: EFE / Cézaro De Luca

En 2002, el ascenso inédito a la Primera División. Apenas dos años más tarde estaba participando en la Copa Sudamericana, que supo ganar en 2007 como local en la cancha de Racing ante América, de México. Al año siguiente le ganó la Recopa a Boca, que era el ganador de la Libertadores. En 2008 también el plantel viajó a Japón donde volvió a levantar otra copa, la Suruga Bank que disputó ante el campeón asiático, el Gamba Osaka.

En un abrir y cerrar de ojos, el presente del equipo de Sarandí había agrandado al barrio. Los hinchas, que en realidad lo eran de Independiente o Racing –como sus socios fundadores- empezaron convivir con una nueva generación de simpatizantes que no eran “doble camiseta”. Y no se trataba de una racha, todavía hay más títulos.

En 2012 llegó el turno del torneo local. Arsenal, el club fundado en 1957 y que competía en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) desde 1961 estaba alzando su máximo trofeo. ¿Más? Sí, le ganó por penales otra vez a Boca -campeón de la Copa Argentina- y se quedó con la Recopa. Insaciable, también la siguiente edición de la Copa Argentina.

Mientras que otros clubes centenarios no sabían lo que era festejar un título o llevaban décadas sin hacerlo, el equipo de Sarandí ya tenía hasta finales perdidas. Incluso, después del primer descenso a la B Nacional en 2018, le bastó apenas un torneo para regresar a la elite. Sin embargo, esa fue la debacle: no pudo volver a ser el equipo que encabezaba marquesinas y volvió a descender en 2023.

La calle Julio Humberto Grondona en el acceso al estadio de Arsenal. Foto: Prensa AFALa calle Julio Humberto Grondona en el acceso al estadio de Arsenal. Foto: Prensa AFA

¿Por qué Arsenal no pudo sostener el estándar de su edad dorada y lucha por no caer a la tercera división? La pregunta tiene la respuesta concreta de las malas campañas. Las buenas lo consagraron y las malas, lo siguen condenando. Pero la omnipresencia de Julio Grondona encierra las explicaciones conspirativas, algo similar a lo que experimenta Barracas Central con su expresidente Claudio Tapia al frente de la AFA.

La muerte de Grondona en 2014 y el primer descenso cuatro años después, es la “prueba” para quienes señalaban que el club recibía privilegios porque su fundador y ex presidente durante 20 años era nada menos que el titular de la AFA. Desde esa perspectiva, el presente de Arsenal puede ser ejemplo para explicar el karma o el saber que encierra la popular frase “todo vuelve”.

¿Ayudó realmente Grondona a Arsenal? El ex presidente de Independiente Andrés Ducatenzeiler aseguró en su canal de Youtube que cuando el club vendió a Sergio Agüero, pagó “una cometa” con la que se “hizo la cancha de Arsenal”. No hay denuncia, ni pruebas más que esos dichos, aunque el estadio lleve el nombre y apellido de Don Julio.

También se señala como prueba la reestructuración de 1996 del Ascenso, que evitó el descenso del club que entonces presidía su hijo Julio –Julito- Grondona. Pero la decisión de la AFA no solo benefició a Arsenal, sino también Almirante Brown que la mantuvieron gracias al reclasificatorio. Tampoco es concluyente.

Los jugadores de Arsenal, campeones de la Sudamericana 2007. Foto: AP Emiliano LasalviaLos jugadores de Arsenal, campeones de la Sudamericana 2007. Foto: AP Emiliano Lasalvia

Acaso la situación que más arrima a una preferencia de Don Julio con Arsenal fue justamente en la definición de la Sudamericana que inauguró la etapa dorada del club. Tras imponerse en el partido de ida de la final, en México ante el América por 3 a 2, el sorprendente equipo de Gustavo Alfaro estaba a un paso de la consagración.

Arsenal lo fue a dar la cancha de Racing donde fue local. El partido se hizo cuesta arriba y cuando parecía que el logro era imposible –a seis minutos del final perdía 2 a 0- Martín Andrizzi hizo el gol de su vida. Un verdadero golazo en el que se conjugó la suerte, el esfuerzo y el amor propio y que puso para que el marcador termine 1 a 2 y ser campeón aún perdiendo el partido y empatando el global 4 a 4. ¿Por qué?

Apenas unos días antes del partido, la Conmebol cambió el reglamento de la competencia y le otorgó un plus a los goles convertidos como visitante. De esta manera, le otorgaba una ventaja a Arsenal sobre su rival, que había hecho tres goles en México, uno más que su rival en la revancha argentina.

La autoría del cambio se le atribuyó a la influencia de Grondona, representante de Conmebol en FIFA -entidad de la que era vicepresidente senior- y el dirigente con mayor peso en el continente.

Al margen de esas controversias, las copas están las vitrinas y los recuerdos colgados en Youtube, a todo color y sonido. Son contemporáneos, no hay que remontarse al siglo pasado. Lo que menos quiere Arsenal, entonces, es volver a los viejos tiempos de fotos sepia ascenso profundo y le queda una decena de fechas para torcer la historia.



Fuente Clarin

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