Instituto volvió a sonreír. Necesitaba ganar y lo hizo. Las formas, claro, quedarán para la próxima. Platense es la otra cara: le sobran buenas intenciones, pero le falta jerarquía y gol. Así se entiende este 2-0 para el equipo de Dabove.

Poco por aquí, poco por allá. Así fue el primer tiempo. Arrancó mejor el local, que se instaló en campo rival y tuvo un par de llegadas -la mejor, un cabezazo de Russo que Cozzani sacó con esfuerzo-. Con el correr de los minutos, se fue desdibujando y Platense empezó a ser mejor. Pudo desnivelar a través de Marcich, con un cabezazo apenas desviado. Y aún más cerca estuvo tras una conexión entre Minerva y Pellegrino, que terminó con una definición defectuosa de Mainero.

Ya en la segunda parte, Pellegrino, inquieto, lo tuvo dos veces. Primero cabeceó débil. Después, fuerte. Las dos veces ganó Roffo.

Instituto no tenía ideas. Parecía que nada pasaría. Hasta que en un córner, Alarcón anticipó a todos y dejó sin respuesta a Cozzani. Enseguida, con otro córner, Suárez imitó a Alarcón y volvió a dejar parado al arquero rival. Así, sobre el final, en una ráfaga y por vía aérea, liquidó el partido y se llevó, tal vez, un premio excesivo.



Fuente Clarin

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