Se anticipaba que el maratón en estos Juegos Olímpicos de París 2024 iba a ser durísimo: por el clima y por el recorrido -sobre todo por las subidas, que algunos definieron más rigurosas que las de Boston-. Y así sucedió, tanto que la propia World Athletics calificó como “brutales” las condiciones de la prueba. Había que ver la salida -extenuado, fuera de forma, en su primer abandono- de este coloso llamado Eliud Kipchoge para comprenderlo… Y aún así, un etíope llamado Tamirat Tola fue el que pudo adaptarse mejor para reponer a su país en el tope del medallero de la prueba: un sitio en la historia, ya que los herederos de Abebe Bikila acumulan cinco títulos en más de un siglo de una de las competencias de mayor tradición en el mundo del atletismo.

Conociendo esas dificultades, varios especialistas consideraron que los corredores estarían entre 4 y 5 minutos sobre sus marcas habituales. Y otros, señalaron que se ganaría alrededor de las 2 horas y 10 minutos. Tola lo hizo mucho mejor, por lo que su récord olímpico de 2h06m26 tiene entonces un inmenso valor.

Los maratones mundialistas y olímpicos tienen poco que ver con los habituales del circuito, o los majors donde los mejores pueden ir en a la búsqueda de grandes marcas. En los Juegos hay que ganar, es una prueba esencialmente táctica. Y Tamirat Tola tenía todas las credenciales para moverse sobre este terreno, el de la adaptación táctica -en progresiva levantada desde los 15 kilómetros- como en el del terreno.

Aunque Tola figuraba como suplente en el poderoso team Etiopía -ese lugar estaba reservado al campeón de Boston, Sissay Lema- igualmente era un nombre a considerar: en las pistas tuvo una medalla de bronce sobre 10.000 metros en los Juegos de Rio 2016. Y al año siguiente, en su transición a las pruebas de calle y ruta, fue subcampeón mundial de maratón en Londres. Hace dos años se alzó con la dorada del Mundial, en Eugene, que no pudo retener en Budapest, donde abandonó. Sin embargo, se recuperó a los pocos meses ganando el maratón de Nueva York. Su marca personal también es muy valiosa, 2h03m39 en Rotterdam 2021.

París 2024 no daba lugar al promocionado duelo de Kipchoge y Kenenisa Bekele, la otra leyenda del atletismo de fondo -terminó 39° con 2h12m24, ya a sus 42 años-. Los tiempos dorados estaban lejos y hay una nueva generación, muy amplia de corredores. Uno de los lugares estaba reservado al infortunado Kiptum y todo el mundo del atletismo lo seguirá llorando.

Pero talento no falta en esta nueva generación, que mantiene la hegemonía africana pero donde también los corredores de Estados Unidos o Gran Bretaña vuelven a insertarse en los primeros puestos. Aún en condiciones tan difíciles como las que presentó París.

Tamirat Tola (C) fue escoltado por el belga Bashir Abdi (I) y por el keniata Benson Kipruto (D). Foto: ANSA/ETTORE FERRARITamirat Tola (C) fue escoltado por el belga Bashir Abdi (I) y por el keniata Benson Kipruto (D). Foto: ANSA/ETTORE FERRARI

Lo cierto es que la victoria de Tola le devolvió un poco de aire al atletismo de fondo de Etiopía, sacudido por varias derrotas en pista durante la última semana.

Aquella grandeza etíope comenzó a construirse hace 64 años en las calles y avenidas de Roma cuando ese fenómeno llamado Abebe Bikila sorprendió al mundo, corriendo descalzo y cruzando primero el Arco de Constantino para lograr el oro olímpico de maratón. Cuatro años más tarde, en Tokio y ya con un calzado adecuado a su época, retuvo la corona, un mérito que sólo pudieron imitar el germano oriental Waldemar Cierpinski (1976 y 1980) y Kipchoge (2016 y 2021). Este, que iba en París 2024 por su tercer intento, ya no pudo concretar…

Pero la estela de Bikila se prolongó en México, en 1968, donde su compatriota Mamo Wolde heredó la corona de maratón. Wolde tampoco era un desconocido y venía incursionando en pruebas atléticas desde doce años antes, inclusive… en 400 metros llanos. Insólito. Bikila había abandonado en México y luego su vida fue un calvario, lo atropelló un auto y murió años más tarde. Tampoco Wolde la pasó bien. Entre las idas y vueltas políticas en su país, lo confinaron por mucho tiempo en la cárcel.

Eliud Kipchoge fue víctima de las exigencias de la prueba... y del paso del tiemp. Foto. REUTERS/Lisa LeutnerEliud Kipchoge fue víctima de las exigencias de la prueba… y del paso del tiemp. Foto. REUTERS/Lisa Leutner

Igualmente los etíopes, y otros llegados de las altiplanicies del corazón de Africa, más exactamente de Kenia, poblaron el ambiente de los maratones, tanto en los circuitos mundiales como en las grandes competiciones. El oro olímpico retornó en Sídney 2000 con Gezahegne Abere, no tan conocido en las carreras habituales. Y ahora es el turno de Tola, así como este domingo -en la despedida de los Juegos- se aguarda otra batalla Kenia-Etiopía por el maratón femenino, al que le movieron toda la estantería de marcas en los últimos años. Dos argentinas, Flor Borelli y Daiana Ocampo, tienen el mérito (inmenso) de haber conseguido la clasificación para participar allí.



Fuente Clarin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *