La pista violeta del Stade de France fue otra vez escenario de la historia. En el último día de competencia del atletismo de París 2024 en ese imponente recinto -este domingo cerrará el programa de ese deporte con el maratón femenino por las calles de la ciudad-, Faith Kipyegon conquistó el oro en los 1.500 metros, con un nuevo récord olímpico, y se convirtió en la primera atleta -hombre o mujer- en colgarse tres medallas en esa prueba. Las de ella, para hacer más impresionante esa hazaña, son todas de oro, porque ante el delirio de casi 80 mil personas que volvieron a llenar las tribunas, repitió los títulos que ya había conseguido en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.

La keniata se impuso en una carrera perfecta, que disputó con inteligencia y la estrategia justa. Tras la largada, dejó que la etíope Gudaf Tsegay se posicionara adelante y se acomodó en el grupo que peleaba por el segundo al quinto lugar. De a poco fue pasando rivales. Cuando quedaban dos vueltas por recorrer, ya estaba segunda. Y justo antes de que la campana marcara el inicio de la ronda final, tomó el liderazgo, aprovechando que Tsegay había empezado a perder ritmo y a ceder terreno.

Detrás suyo venían otra etíope, Diribe Welteji, la australiana Jessica Hull y la británica Georgia Bell. Las cuatro, despegadas del resto. Kipyegon no se inmutó por la presión de sus adversarias y mantuvo su paso firme, sin apurarse. Hasta la recta final, en la que aceleró y les sacó una enorme distancia a sus perseguidoras.

Quien es además tricampeona mundial en esta prueba (2017, 2022 y 2023) paró el reloj en 3m51s29, tiempo con el que mejoró su propio récord olímpico de 3m53s11, que había establecido en la final de Tokio 2020.

Fue su segunda medalla en los Juegos de la capital francesa, ya que el lunes se había colgado la plata en los 5 mil metros, que ganó su compatriota Beatrice Chebet. Y la cuarta de su carrera olímpica, que había inaugurado en Londres 2012, cuando fue sexta en su heat con apenas 18 años.

En el podio la escoltaron Hull, segunda con marcó 3m52s56, y Bell con 3m52s61, a solo cinco centésimas de la plata. Tsegay, que vino a París con la chapa de gran amenaza al reinado de Kipyegon, pagó caro el alto ritmo que mantuvo durante la primera parte de la prueba y quedó última.

Faith Kipyegon junto a la medallista de plata Jessica Hull, de Australia, y la ganadora del bronce, Georgia Bell, de Gran Bretañan. Foto: REUTERS/Phil NobleFaith Kipyegon junto a la medallista de plata Jessica Hull, de Australia, y la ganadora del bronce, Georgia Bell, de Gran Bretañan. Foto: REUTERS/Phil Noble

Kipyegon, de 30 años, es además dueña de la plusmarca mundial en esta distancia, con los 3m49s04 que consiguió el 7 de julio pasado en la reunión de la Liga de Diamante en París.

Nacida en Bomet, una localidad del Valle del Rift, la gran cantera del atletismo keniata, de chica jugaba al fútbol aunque también se destacaba en el atletismo, siguiendo los pasos de su padre Samuel y su hermana mayor Beatrice, que eran corredores.

Tuvo su debut internacional en competencias de cross country, pero en 2011, en su primera carrera en Europa, se coronó campeona mundial sub 18 en los 1.500 metros. Al año siguiente, ganó el título ecuménico Sub 20 en Barcelona y consiguió una plaza en el equipo olímpico para la cita de Londres.

Su progresión de marcas desde entonces fue asombrosa. Ni siquiera el parate que hizo en 2018 para ser madre ni las dificultades para entrenarse durante la pandemia la frenaron. Tras cada pausa, volvió más fuerte que antes.

Faith Kipyegon es feliz. Foto: REUTERS/Aleksandra SzmigielFaith Kipyegon es feliz. Foto: REUTERS/Aleksandra Szmigiel

En junio del año pasado se convirtió en la primera mujer en la historia en bajar los 3m50 en los 1.500 metros, al ganar la Liga de Diamante en Florencia con 3m49s11, marca que mejoró hace un mes en la capital francesa.

Reina indiscutida de esa distancia, este sábado en un Stade de France exultante, agrandó aún más su leyenda al sellar un triple dorado que nadie había conseguido antes y celebrarlo con los brazos en alto en medio de una ovación. Una postal para los libros de historia.



Fuente Clarin

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