Lo que era una posibilidad soñada para Steven van de Velde, el jugador de Países Bajos de voleibol de playa que cumplió 13 meses de prisión en 2016 tras ser condenado por violar a una niña de 12 años, se convirtió en pesadilla. Este domino fue eliminado de los Juegos Olímpicos de París 2024 junto a su compañero Matthew Immers, después de haber sido abucheado en cada una de sus presentaciones, a los pies de la Torre Eiffel.
Aunque defensores de las víctimas, legisladores y aficionados pidieron que se le prohíba participar, el COI argumentó que carece de facultades para impedir que Holanda enviara a un atleta que se clasificó con apego a los criterios deportivos.
El jugador, cuando tenía 19 años, fue condenado en Gran Bretaña a cuatro años de prisión luego de haber violado a una adolescente que en ese momento tenía 12. La había conocido por Internet y viajado de Ámsterdam a Londres para encontrarse con ella. Tras cumplir un año de prisión, fue puesto en libertad condicional, volvió a practicar deporte y clasificó a los Juegos Olímpicos.
Van de Velde, ahora con 29 años, en su cuarto y último partido en París 2024, fue abucheado cada vez que sacó desde la línea del fondo de la cancha, siendo esto un hecho rutinario para él. En el último punto, que podría destinar la victoria para el conjunto sudamericano, el brasileño Evandro Oliveira remató y terminó el encuentro con un resultado de 21-16 y 21-16.
Para Steven este punto final fue igual de sufrido que el resto de los disputados durante su estadía en París, incluso peor. El saque le pertenecía y, desde que tomó la pelota hasta que ejecutó su deber, el público lo silbó sin cesar.
Ya finalizado el encuentro, los compañeros cumplieron el protocolo y, al marcharse de la cancha, Steven se perfiló en dirección a los aficionados neerlandeses que aplaudieron. La minoría a la que agradeció en las gradas define su paso por los Juegos Olímpicos. El escudo en su pecho y la bandera a la que rendía honor fue gusto de pocos y alegría de nadie.
“Ha sido una montaña rusa de emociones. Así lo ví», dijo Immers. “Hemos dado batalla. Disfrutamos cada momento. Realmente orgulloso de eso. Ha sido el estadio más deslumbrante que me ha tocado competir… una pena que no pudimos mostrar nuestro nivel. Pero disfruté cada momento”, concluyó.
En ocasiones anteriores, Immers demostró cómo se sentía junto a su compañero y dijo: “Me sentí decepcionado con la multitud, sin duda. No puedo hacer nada por su pasado. Estoy aquí para jugar con él… Soy muy fuerte para superar esto, juntos. Y vamos a hacerlo”. También, se le preguntó si entendía el por qué de la protesta, a lo que contestó: “Claro que no es lindo, pero queda ahí, fue condenado y ya cumplió. Hoy es un ejemplo de cómo creció y aprendió de lo sucedido”. La forma de restarle importancia y otorgarle desinterés a los asuntos importantes se contagia entre las voces de París.
Como era de esperarse, y como ocurrió durante todo el torneo, van de Velde no se prestó para hablar con los medios de comunicación como suele hacer el resto de deportistas. Además, las autoridades de su país lo alojaron en un hotel alejado de la Villa Olímpica, para también lograr evitar la prensa.