Kaylia Nemour aterriza tras el último giro en el aire y queda atornillada al suelo. Levanta los brazos para saludar a un Arena Bercy repleto que la explota y corea su nombre mientras rompe en llanto. Sabe que su presentación salió tal como esperaba y alcanzará una puntuación que la dejará a un paso de la gloria: la de ser la primera atleta que consigue un oro en Gimnasia Artística para su país, Argelia y para todo el continente africano.
Con un gran ejercicio, Nemour, de 17 años, se impuso a la china Qiu Qiyuan, plata, y a la estadounidense Sunisa Lee, bronce en la única final femenina a la que la estrella Simone Biles y la brasileña Rebeca Andrade no habían logrado clasificarse.
La gimnasta argelina, nacida en Francia, ya había liderado las clasificaciones y no falló cuando llegó su turno de competir. Para entonces, ya había pasado por el aparato la campeona olímpica en Tokio, la belga Nina Derwael, que finalmente se quedaría a un paso del podio, y la china Qiu. La vigente campeona del mundo había dejado el listón muy alto, con un soberbio 15,500, pero los jueces calificaron a Kaylia con 15,700.
La única duda a esas alturas era el color de su medalla, ya que la encargada de cerrar la competición era la estadounidense Sunisa Lee, que llegaba a esta final con el oro conseguido por equipos y su bronce en el concurso individual. Tercera también en este aparato en Tokio, Lee acabó colgándose otro bronce con un ejercicio que le valió 14,800 puntos.
Kaylia, que acaba de hacer historia, estuvo cerca de perderse estos Juegos Olímpicos que la consagraron. Es que, hace no tanto, la Federación Francesa estuvo a punto de bloquearla y dejarla afuera del ciclo olímpico que daba los pases al mundial y a los Juegos Olímpicos de París 2024. ¿Por qué? Acá va la historia.
Kaylia Nemour, el talento que los franceses no pudieron frenar
Nacida en Francia, criada en Francia, entrenada en Francia… pero medallista por Argelia. Así se torció el destino en apenas unos meses-años para esta joven de 17 años que apunta a convertirse en una de las leyendas africanas de la gimnasia mundial.
2006, esa es la fecha de su nacimiento. ¿Lugar? Saint-Benoît-la-Foret, una pequeña comuna a 281 kilómetros de París que cuenta apenas 766 habitantes. Hija de madre francesa y padre argelino, hasta el año 2021, Kaylia compitió para su país natal y el de su madre. Pero desde 2022 lo hace para el de su padre, tras un agrio conflicto con la federación gala.
Con Francia se destacó desde categorías inferiores y ganó los Juegos Mediterráneos de 2019. Después se vino el parate de la pandemia y en su último año junior pasó por dos operaciones de rodilla debido a una osteocondritis.
Kaylia se recuperó y, cuando estaba para volver a pleno, empezaron los problemas. El cirujano que la operó le dio el alta para competir, pero los médicos de la federación francesa consideraron que era precipitado y se retrasó su regreso.
Un tiempo después, las mejores gimnastas de su club, el Avoine Beaumont (a 15 minutos de su casa), fueron obligadas a dejar estas instalaciones y mudarse para entrenar en París, a lo que Nemour se opuso. Tenía entonces 14 años, pero sabía lo que valía y las convicciones claras. Entonces, la gimnasta decidió dar el batacazo y competir por Argelia.
Un cambio de este tipo obliga a que transcurra un año entre la última competición con el país de origen y la primera bajo nueva bandera, salvo acuerdo entre las partes. Entonces, Francia sabía bien lo que perdía no dio su consentimiento, lo que dejó la carrera de la joven estrella en el limbo hasta julio de 2023.
El plazo era una condena para la ya argelina: si no participaba en mayo en los campeonatos de África no podría clasificarse para los campeonatos del mundo de octubre y, por ende, tampoco para los Juegos Olímpicos de París.
Change.org lanzó una campaña para que la liberaran y la presión popular empezó a jugar. Además, la ministra de Deportes francesa Amélie Oudéa-Castéra decidió intervenir cuando conoció una serie de denuncias de abuso en el entorno de la gimnasia que podían escalar. Así, los franceses desbloquearon la situación justo a tiempo y Nemour llegó competir: el primer paso fue ganar el campeonato africano, con la medalla de oro en el concurso completo y el bronce por equipos.
Lo más sorprendente fue que, en los Mundiales de Amberes en octubre, la gimnasta no solo ganó la plata en su gran especialidad, las asimétricas, sino que fue octava en la general individual, mejor resultado obtenido jamás por una africana.
La duda para este domingo era si la joven gimnasta aguantaría la presión de competir en el que era su país, privar de una medalla a la federación que la tuvo «bloqueada» y dársela a otra que la recibió «con las brazos abiertos». El resto es historia, el oro en Bercy fue para la chica de Argelia. Y así nació la leyenda. Con esos jóvenes 17 años, Nemour llegó al ejercicio de barras asimétricas de mayor dificultad (7,100) con un elemento que lleva su propio nombre, tan dificultoso que que hasta ahora solo ella ha sido capaz de hacerlo. Ahora también se convirtió en la primera africana en darle una medalla a su continente en gimnasia artística. Y justo ocurrió en París, el lugar que provocó toda esta historia.