A cuatro kilómetros de Roland Garros, del otro lado del río Sena, en el pabellón 4 de la sede París Sur Arena se disputó la final de tenis de mesa masculino. El lugar, ubicado en el subsuelo y al que cada cinco minutos le pasaba un tren por arriba, no tendrá el glamour del court Philippe-Chatrie donde al mismo horario batallaban Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, pero sí la misma pasión: miles de ruidosos chinos (que son tan nacionalistas como los argentinos a la hora de apoyar a sus deportistas) se acercaron para alentar a una de sus estrellas, Fan Zhendong, número dos del mundo y plata en Tokio 2020, quien se alzó con la dorada al imponerse 4-1 ante el sorprendente sueco de 22 años Truls Moregard, el 26 del ránking mundial y que asombró en estos Juegos por jugar con una paleta heptagonal.
Volvieron a verse las caras en París el chino y el sueco porque ambos se enfrentaron en la final del campeonato mundial de 2021. Aquel encuentro resultó ventajoso para el actual número 4 del mundo, que había vencido muy claramente al europeo en cuatro sets. Por eso Moregard buscaba revancha.
Pero no la tuvo fácil el sueco por la jerarquía de Zhendong y por el ambiente. Los asiáticos festejaron cada uno de los puntos (la gran mayoría cortos, de no más de 5 rallies) y al final le regalaron una ovación. “Zhendong/Zhendong”, bramaron en absolutamente todos los tantos.
Moregard sorprendió al chino que entró un poco estático y se quedó con el primer chico por 11-7. Pero se recuperó Fan y a partir del segundo set manejó como quiso los hilos del duelo y se floreó con un 11-9, 11-8, 11-9 y 11-8.
Hizo su show entonces Zhendong: empezó a hacer palmas y los miles de asiáticos tuvieron que dejar de filmar con sus celulares para corresponder al ganador del oro. La República Popular China continúa con su reinado en el tenis de mesa: se quedó con los últimos sin oro tras las consagraciones de Ma Ling en Beijing 2008, de Zhang Jike en Londres 2012 y de Ma Long en Río de Janeiro 2016 y en Tokio 2020.