Katie Ledecky tiene 27 años. Para los estándares de la natación, es una atleta «veterana». Pero ella se ríe del paso del tiempo y sigue maravillando al mundo cada vez que se tira a una pileta. Como hizo en Londres 2012, el primer capítulo de su trayectoria dorada, al que llegó como una promesa adolescente y se fue como una campeona consagrada. Y como hizo este sábado en La Defense Arena, un recinto imponente por donde se lo mire, que transformó completamente su fisionomía para recibir algunas pruebas acuáticas de los Juegos Olímpicos. Aquí, la estadounidense conquistó su noveno oro olímpico, al imponerse en la final de los 800 metros libre, con un tiempo de 8m11s04, para transformarse en una de las deportistas mujeres más laureadas de todos los tiempos. Segunda llegó la australiana Ariarne Titmus (8m12s29) y completó el podio la también estadounidense Paige Madden (8m13s00).

Ganadora el miércoles de la dorada en los 1.500 libre, distancia en la que sigue invicta en su carrera, Ledecky igualó ahora el récord que ostentaba desde hace seis décadas Larisa Latynina, la maravillosa ex gimnasta soviética, que acumuló nueve títulos olímpicos (además de cinco platas y cuatro bronces) entre Melbourne 1956 y Tokio 1964. Esta nueva victoria le permitió además posicionarse como la máxima dueña de oros de la natación femenina de su país, mejorando la marca de su compatriota Jenny Thompson.

El jueves, al ganar la plata en la posta 4×200 medley (detrás de Australia), ya se había convertido en la nadadora de cualquier nacionalidad con más medallas olímpicas, superando lo hecho por Thompson, Dara Torres y Natalie Coughlin. Había sido su 13ª presea; ahora tiene 14.

«Trato de no pensar demasiado en la historia. Pero es un honor ver mi nombre entre otros enormes nadadores y atletas. Los conozco, es gente a la que admiro y admiraba cuando empecé a nadar. Les agradezco que me hayan inspirado», había dicho tras conquistar su primer título en la capital francesa en una jornada en la que fue una de las grandes consentidas del público, superada solo por la megaestrella local Léon Marchand.

NANTERRE, 03/08/2024.- La estadounidense Katie Ledecky (i) logra el oro en la final femenina de 800m estilo libre de los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: EFE/Lavandeira Jr.NANTERRE, 03/08/2024.- La estadounidense Katie Ledecky (i) logra el oro en la final femenina de 800m estilo libre de los Juegos Olímpicos de París 2024. Foto: EFE/Lavandeira Jr.

Katie irrumpió en el escenario internacional en la cita olímpica de Londres, cuando sorprendió al ganar los 800 libre con apenas 15 años, con una ventaja de más de cuatro segundos y con un nuevo récord americano. Esa victoria fue su carta de presentación y llevó a muchos a señalarla como la futura Phelps de la natación femenina.

Semejante comparación -que el tiempo terminó demostrando era más que acertada- podría haberle comido la cabeza, pero Ledecky es un animal competitivo en la pileta. «Siempre está buscando su mejor marca personal con fiereza. No sabemos de donde viene esa furia, pero está siempre ahí, al rojo vivo», contó alguna vez Dave Marsh, quien fue el entrenador del equipo olímpico femenino de Estados Unidos en Tokio 2020, en el que Katie hizo doblete dorado en 800 y 1.500 libre, en el debut de esa prueba en el programa olímpico.

Tras aquel triunfo en los Juegos de Londres, la estadounidense comenzó a construir su leyenda y se transformó en la mejor nadadora de la historia de estilo libre.

Es tan versátil, que puede dominar en pruebas de velocidad y de fondo: lleva ganados 21 títulos (y cinco platas) en Campeonatos Mundiales y catorce preseas olímpicas en distancias que van desde los 200 hasta los 1.500. Y su técnica es tan precisa, que hace unos años llegó a nadar con un vaso de leche chocolatada haciendo equilibrio sobre su cabeza y no derramó ni una gota.

Tiene en su poder los récords mundiales y olímpicos de 800 y 1.500 libre, distancia en la estableció una nueva marca el miércoles al ganar el oro en París y es dueña de las 20 mejores marcas de toda la historia. Y también posee el olímpico en 400 de ese mismo estilo, prueba en la que en la capital francesa se tuvo que «conformar» con el bronce, superada por la australiana Titus, de 23 años y su «pesadilla» en esa distancia en los últimos años, y la canadiense Summer McInstosh, de 17.

Un talento de otro planeta, complementado con una disciplina mental enorme -que le permitió moverse bajo la lupa del mundo sin sufrir depresión ni problemas de salud mental como si padeció, por ejemplo, Phelps- y una dedicación absoluta a mejorar cada día parecen ser la receta de la extraordinaria carrera de Ledecky.

En estos Juegos, subió al podio en todas las pruebas que disputó y alimentó su leyenda con dos nuevos oros, algo que no sorprendió demasiado al mundo, acostumbrado a verla brillar en la pileta. Ella, sin embargo, no da nada por sentado.

«Nunca es fácil ganar una medalla de oro. Nunca. Intento absorber cada momento. Disfrutar cada año. A medida que envejecés, los retos son diferentes. Así que lo aprecio mucho y lo viví con más perspectiva que en Río y Londres», afirmó Ledecky, la reina del estilo libre que vino a París por más gloria y terminó agrandando su leyenda.



Fuente Clarin

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