A Francia le llegó lo que tanto esperó desde diciembre de 2022: derrotó 1-0 a Argentina y se clasificó a las semifinales de los Juegos Olímpicos. El final del juego fue con escándalo porque el francés Enzo Millot provocó al banco argentino. Hubo corridas, empujones y piñas. Pero eso es anecdótico: Francia, que evidenció ser un mal ganador, eliminó a Argentina. Y en Burdeos se desató una fiesta.

A veces es difícil explicar el fútbol porque hay partidos locos, cambiantes, indefinibles como el de esta noche en Burdeos. Los primeros 30 minutos de Argentina fueron muy malos y si Francia no sacó más ventaja fue por las atajadas de Gerónimo Rulli o por la mala puntería de los atacantes. Pero los últimos de los argentinos fueron excelentes, los mejores de los Juegos, sin dudas. ¿Y qué modificó Javier Mascherano en esos dos momentos? Nada. Siguió jugando de la misma manera la Selección y empezó a crecer cuando le fluyeron los pases y cuando Francia se tiró unos metros atrás.

El lapso favorable a Francia pudo ser demoledor. Es verdad que se encontró con un gol tempranero por el anticipo a Nicolás Otamendi del gigante Jean-Philippe Mateta, atacante nacido en Angola y nacionalizado. Ese golpe descolocó a Argentina que no pudo hacer pie con solo dos futbolistas en el mediocampo como Ezequiel Fernández y Cristian Medina. Con Giuliano Simeone y Kevin Zenón por las bandas y con Thiago Almada cerca de Julián Álvarez, los volantes franceses se hicieron un festín. A los tres de la línea media se sumaban Olisé y Lacazette y la superioridad era enorme. Además, los dirigidos por Mascherano intentaron presionar pero el poderío físico de los galos fue notorio y con dos toques se lanzaban a correr al espacio.

Fueron minutos de desconcierto. Los locales llegaban por todos lados, la gente deliraba. Hasta que a los 27 minutos Equi casi la cuelga de un ángulo y algo cambió. Empezaron a conectar los volantes centrales de Boca y hallaron a Almada. Se sumó Julián y Francia se replegó. Simeone erró de cabeza un gol imposible luego de una gran jugada colectiva. Lo tuvo Zenón con un zurdazo, Otamendi con un cabezazo y hubo un par de desbordes por derecha muy peligroso. Y se repite: nada cambió en Argentina, solo comenzó a fluir con los toques y a agruparse mejor con el mismo sistema táctico. Lo único negativo de ese instante positivo fue no haber logrado el empate.

Fue interesante la modificación que realizó Mascherano para el complemento: sacó a Marco Di Cesare y puso a Julio Soler para que Otamendi pase de primer central y Amione de segundo. En la etapa inicial, a Di Cesare le dejaron la salida y el zaguero de Racing estuvo errático. Así, el protagonismo argentino se acrecentó.

Argentina siguió jugando cerca del arco de Restes, con Equi Fernández como conductor y con Medina y Almada como revulsivos. No generó tantas situaciones por la elevada posesión que tuvo. Pero estuvo cerca del empate en todo momento y ajustó bien en las corridas rivales. Se quedó en silencio el estadio Matmut Atlantique.

Mascherano hizo una de Bielsa: sacó a Soler, que estaba nervioso y con una molestia, y puso a Gondou. Toda la carne al asador porque ya había entrado Beltrán por Zenón. Pero siguió sin provocar ocasiones, más allá de la de los últimos minutos.

Gondou tuvo una clarísima en el final y la tiró por arriba. Se lamentó Julián, que tuvo un torneo discreto. Se agarró la cabeza Otamendi, el capitán que quería la dorada para su gloriosa carrera. Argentina perdió 1-0 y quedó eliminada. Poco importará que jugó el mejor partido del los Juegos. El resultado lo es todo. Por eso Mascherano volverá a ser apuntado en las redes.



Fuente Clarin

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