La Selección Argentina ya está en modo semifinal de la Copa América. Se quedó un día y medio más en Houston (dos entrenamientos) para hacer una buena recuperación después del esfuerzo emocional y físico que significó el triunfo por penales ante Ecuador. Uno de los que más se exigió fue Lionel Messi, debido a esa fuerte contractura en el aductor derecho que lo tuvo en duda hasta último momento y luego de una recuperación contra reloj le permitió disputar los 90 minutos, aunque con «miedo psicológico».
Es que en la zona mixta del estadio NRG, la Pulga dejó una demostración más de que es humano y exteriorizó su fragilidad. «Estaba bien antes del partido, no tenía ningún dolor muscular pero psicológicamente sentí miedo los primeros días». Esa molestia visiblemente lo afectó durante el partido, donde estuvo a tono con el nivel del equipo y tocó una pelota menos que el arquero Emiliano Martínez, un dato para entender su poca trascendencia en el juego.
Sus compañeros y el cuerpo técnico valoraron el esfuerzo que hizo el capitán por estar y mantener su participación perfecta en los partidos a eliminación directa desde aquellos cuartos de final del Mundial de Alemania 2006.
«Para nosotros que Leo haya estado con Ecuador ahí adentro, es super importante, yo vi el esfuerzo que hizo, yo vi hasta qué hora se quedaba trabajando, yo vi lo que sufrió por… sobre todo por hacerlo por nosotros, porque es como un hermano mayor para nosotros», destacó su amigo Rodrigo De Paul.
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El capitán de la Selección Argentina habló con Clarín luego de conseguir el pase a semifinales.
Pero ahora hay que dar vuelta la página y pensar en Canadá. El viernes, Messi hizo tareas íntegramente regenerativas con el resto de los futbolistas que habían tenido mayor participación en el duelo frente a Ecuador. Este sábado, pero en la Universidad de Houston, la Pulga ya participó normalmente de la práctica, lo que es un gran indicio.
Tiene que dejar atrás esa sensación de poder sufrir una recaída muscular y ese es el objetivo del cuerpo médico y kinesiológico para las prácticas del domingo y lunes, que ya serán en Nueva Jersey.
La delegación albiceleste decidió quedarse un poco más en Houston, pese a la amenaza de la llegada del huracán Beryl a la ‘ciudad espacial’, lo que demoró hasta este sábado el viaje a la sede del encuentro del próximo martes a las 21:00 (hora argentina), en el estadio MetLife, donde ya le ganó a Chile.
Es una incógnita, aún, saber lo que planteará Lionel Scaloni, que con su cuerpo técnico siguió el encuentro de cuartos de final que Canadá le ganó a Venezuela por penales, para reencontrarse con el rival que tuvo en el inicio del camino a la defensa del título en Atlanta.
Aquella vez Ángel Di María fue titular, pero viene de quedarse en el banco de suplentes contra Ecuador, en el que podría haber significado su último partido con la camiseta albiceleste. Fideo acompañó a Messi y Julián Álvarez, aunque se había ubicado como mediocampista derecho para ‘tapar’ las subidas de Alphonso Davies, el capitán y emblema canadiense. ¿Repetirá?
El comunicado de la AFA indicó que, durante la práctica de este sábado, el DT «separó al plantel en dos equipos y ejercitó acciones tácticas en ataque y defensa. Tras ello, los futbolistas hicieron un último bloque de ejercicios de definición».
Es un hecho, igual, que habrá modificaciones. Scaloni solo repitió el once inicial de un partido para otro en dos ocasiones de sus casi seis años al frente de la Selección Argentina. Otras buenas noticias fueron que Marcos Acuña intensificó los trabajos después de dejar atrás una molestia muscular -aunque sería resguardado el martes- y que Lisandro Martínez solo salió por precaución contra Ecuador.
«Los dueños del juego»
Y mientras se jugaba Venezuela-Canadá, en una de las habitaciones del hotel Intercontinental de Houston, se armó como muchas veces en la concentración, una juntada para jugar al truco.
Allí, cerca de la 1:00 local (3:00 de Argentina), los que celebraron fueron Lionel Messi y Rodrigo De Paul. «Los dueños del juego», publicó el mediocampista del Atlético de Madrid con los naipes esparcidos en una de las mesas y una mirada desafiante junto al capitán, sentados en un sillón.
Según pudo saber Clarín, fue un ‘torneo’ relámpago e improvisado, ya que no tuvo la organización que se había montado en el Mundial de Qatar, cuando las imágenes trascendieron a través de las redes sociales, incluso con un cuadro dibujado en un pizarrón, que luego se transformó en una de las icónicas piezas que volvieron al predio de Ezeiza para recordar la tercera estrella.